Capítulo 18: ¡Él nieto enfermo resultó ser una niña!

Capítulo 18: ¡Él nieto enfermo resultó ser una niña!

*Ya habían pasado dos días desde que decidió convertirse en mayordomo de la villana y realmente se siente muy feliz al volver nuevamente aún hogar feliz, ahora tiene un encuentro con la anciana llamada Maya qué conoció ayer.

La conoció cuando se encontraba siendo regañada por la sirvienta pervertida y decido intervenir para ayudarla, después de todo es un hombre con moral aunque también es hipócrita y muy cabrón*.

Ahora no me mires con esa cara de burla, después de todo ser siempre amable es una maldición y terminará lamentándose, caminando por el hermoso jardín lleno de flores y pasto verde vio a la mujer que quería encontrar, rápidamente se acercó y hablo — ¡Señora Maya! ¡Hola! — saludo con preocupación al ver lo triste qué está la señora y decidió preguntar — ¿Qué ocurre señora Maya? — Dijo con una voz preocupada y llena de intensidad, aunque no faltaba qué dijera nada, después de todo sabe bien el porqué.

Maya escuchó la preocupación del niño Kijiro qué comenzó a trabajar aquí apenas hace dos días y se sintió conmovida, sinceramente sintió amor materno por este niño tan bueno y amable, pero también calmaba ligeramente las preocupaciones sobre su nieta Sofía qué está en coma y posiblemente muera hoy mismo.

Maya decidió hablar — Es mi nieta ella está muy mal de salud y morirá hoy, no tengo dinero para llevarla a curar o comprar pociones — dijo con una voz derrotada y débil.

Kijiro escucho a la anciana Maya y se sintió raro al escuchar qué decía nieta y no nieto, en la novela ella tiene un nieto, aunque nunca se alcanza ver de cuerpo completo solo se mostraba la carita femenina del niño y un cabello largo color lavanda, se confirmó qué es barón y qué está en coma por las fuertes heridas de la tortura y no digas ese cuerpo enfermo del niño, también débil como un cristal.

Kijiro pensó en la cara bonita del niño y cuando vio la imagen del niño en una página sintió qué los latidos de su corazón estaban saltando fuertemente. Aunque se avergüenza de decir que besó los labios de la imagen en el libro y es algo que no quiere recordar, después de todo se enteró de que es un hombre ese niño y lo más vergonzoso fue que lo vio su hermana menor besando la página del libro.

Saliendo de sus pensamientos problemáticos habló: —Señora Maya, voy a curar a tu nieto y volverá a hacer un buen chico para que vaya a la academia imperial de la luz y sea un heroico cazador de demonios que siempre quiso ser —dijo con una voz amable y tratando de convencerla.

Algo que olvidó fue lo extraño de esta petición y no se diga del cómo conocía los sueños de su nieto; después de todo, apenas llegó hace dos días y si dice esta cosa será muy sospechoso.

Maya se sobresaltó al escuchar estas palabras del niño y se enojó al pensar en que fue enviado por la maldita sirvienta pervertida para hacerle una broma y que sufra más. Entonces habló: —¡Eres basura! No tienes corazón, niño, yo soy una anciana débil y me haces aún más infeliz; esa sirvienta te envío —dijo con enojo y los ojos rojos por el llanto.

Kijiro se sobresaltó y rápidamente habló —¡No! No soy nada con esa sirvienta que dices y mira, te mostraré esto —dijo con mucha vergüenza al ser llamado basura y rápidamente hizo que la niebla negra se mostrara. Entonces volvió a hablar: —Mira, esta es mi habilidad que desperté y quiero tratar de curar a tu nieto, él me cae bien, tiene un buen sueño —dijo con amabilidad y tratando de tranquilizar a la enojada anciana.

Maya se sobresaltó al ver esta niebla y rápidamente preguntó: —¿Eres un despertado? —preguntó sorprendida al ver esta habilidad. Ella sabe que solamente a los once años son capaces de despertar, pero deben de ir a la academia para controlar este poder.

Kijiro escuchó la sorpresa en la voz de la anciana y contestó: —Sí lo soy, ahora vamos a tu casa para curarlo —dijo sin ocultar estas cosas.

Maya no dijo nada y rápidamente corrió directamente a la puerta para llevarlo a la casa donde tiene a su nieta Sofía. Después de unos veinte minutos, lograron llegar a una casa pequeña hecha de madera en una calle muy pobre sin muchas personas ricas o acomodadas. No presto atención y entré a la casa al ver a Maya en la puerta viéndolo con urgencia.

Kijiro entró al hogar y vio la pequeña cama y mesa; solo había cosas básicas en mal estado al punto de casi estar podridas, pero un lugar muy limpio e higiénico. Se notaba la limpieza de esta anciana. Sin perder tiempo, se acercó a la cama pequeña y vio al niño de once años acostado envuelto en una manta color blanco con el cuerpo impregnado de sudor. Sin decir nada, se acercó al lado del niño y tocó la cabeza del chico con la mano derecha y cerró los ojos para concentrarse; sinceramente esperaba que esto funcionara bien y no haya problemas con la vida del niño.

Pasaron unos diez minutos y Kijiro sudaba mucho, pero la niebla se logró materializar envolviendo todo el cuerpo del niño y en un segundo todo terminó. Kijiro sintió que estaba absorbiendo las enfermedades del niño y también deslumbró que podía curar las heridas internas del niño; también las curó todas sin perder tiempo y se sintió muy agitado al ver que logró curar con éxito al niño.

Se retiró para ver al niño y observó que abría los ojos para mostrarle unos ojos hermosos color grises con iris azules. Entonces se sentó en la cama y movió la cabeza alrededor para ver qué está ocurriendo.

Maya al ver que su nieta Sofía se levantó de la cama y movía la cabeza alrededor, rápidamente preguntó: —¡Estás bien! ¡Está bien! ¡Estás bien! —dijo exclamando de la felicidad y se acercó para abrazarla en un gran abrazo donde derramó las lágrimas. Su única nieta, que quedó huérfana al morir sus padres en una emboscada contra monstruos y ahora se quedó con ella desde los cuatro años, la quiere mucho con toda su alma y vida.

Se encuentra muy agradecida con este niño hermoso que logró salvar a su nieta y habló: ¡Gracias! ¡Muchas gracias! —dijo arrodillándose a los pies de Kijiro, que este al ver la repentina acción de la anciana rápidamente se agachó también para pararla y no se arrodille.