Capítulo 33: Amor verdadero
Sofía se siente muy conmocionada por la repentina niña que destruyó en unos instantes los trabajos que realizó con mucho esfuerzo y sintió que estaba soñando. Comenzó a llorar por lo bajo en pequeños sollosos que se convirtieron en fuertes llantos llenos de angustia.
Kijiro se sintió desolado por la tristeza evidente de la niña que quiere y se acercó unos pasos a la niña demacrada; entonces el niño consoló con pequeñas palabras de aliento. "Sofía, dime qué clase de trabajos hiciste y los voy a hacer todos", dijo con seriedad en la voz.
Cuando Sofía, una niña que sufre acoso desde que entró a la academia, escuchó las palabras suaves de su mejor amigo y salvador, sintió de nuevo esa sensación de hace tantos años que creía perdida. Cuando le salvó la vida y ahora la sentía de nuevo, ella levantó la vista y tenía que comprobar que lo que Kijiro quería hacer es por ella y no por Layla, su amo.
Hablando con una voz algo llorosa dijo: —Kijiro, pienso que me debes esto. Únicamente porque tu amante Layla me perjudicó —terminó de decir con voz plana y sin emociones.
Kijiro observó la expresión fría de Sofía y sintió un fuerte estruendo en su cerebro por el cambio de actitud de la niña cálida, amable y débil que conocía. Sin perder mucho tiempo, respondió: —Sofía, no es importante la persona que los pise y yo te ayudaría aunque no sea Layla como dices. Si por alguna razón no nos conociéramos te ayudaría porque es lo correcto de hacer, pero como nos conocemos tengo muchas más razones para ayudarte y una de esas es que me gustas mucho. Sofía, me fascinaste desde que te vi en mi otra vida. —El término de hablar con voz sería y llena de sinceridad, pero los pequeños sonrojos avergonzados aparecieron en las mejillas del niño reencarnado.
Algo que Kijiro no se percató que reveló en la confesión fue la mención de su primera vida y Sofía no prestó mucha atención a esto último, pero aún así tenía curiosidad por esa oración extraña.
Sofía se quedó mirando directamente a los ojos del niño más bajo que ella y sintió una fuerte corriente de electricidad recorriendole por toda la cabeza.
Kijiro se sobresaltó al no escuchar respuesta alguna de Sofía y ella únicamente se dedicaba a observarlo con un pequeño ceño fruncido en su bonita cara de muñeca angelical.
Sofía no dijo nada y se acercó con pasos tambaleantes al niño tenso lleno de vergüenza que comenzó a pensar en muchos escenarios donde es rechazado y abofeteado. Lastimosamente, para el reencarnado, Sofía no lee la mente y ella se agachó para quedar en la misma altura que Kijiro. Entonces sucedió una escena maravillosa: la niña mayor le robo un beso en los tiernos labios al niño de nueve años que abrió mucho los ojos por la repentina acción de la niña que quiere y cerró los ojos con deleite, comenzando a disfrutar el momento hermoso. Colocando una mano atrás de la cabeza de la niña más alta, devolvió el beso con delicadeza que espera se logrará transmitir a la niña…
Kijiro nunca fue un besador; esto se debía a que no tenía pareja y siempre fue muy malo en ligar, pero ahora mismo olvidó todos esos consejos que vio en Internet en su vida pasada y se dejó llevar por este momento hermoso. Ambos continuaron besándose con algo de timidez y no se podía ocultar la torpeza en los labios, pero eso lo hace aún más hermoso y lindo.
Sofía y Kijiro se separaron del largo beso en los labios en que también entró algo de lengua y con la respiración agitada habló: "Esta es mi respuesta, cumplo mis promesas y espero quedarme siempre a tu lado". Mi héroe dijo con voz emocionada llena de afecto amoroso al gustoso niño que solamente asintió tontamente.
Kijiro vio la apariencia agitada y sonrojada de Sofía. Realmente estaba muy agradecido con el Dios que le había regalado la oportunidad de reencarnar en esta novela y se juro que jamás dejaría sola a esta hermosa niña que ama mucho; aparte de buena apariencia, tiene un hermoso corazón lleno de bondad que le encantó mucho y esas dos grandes esferas llenas de amor maternal para los futuros hijos que tendrán.
Sofía se acercó al niño perdido en su imaginación y sonrió con dulzura al verlo con una sonrisa feliz. Ella, como una buena amiga de infancia de su pareja, se alegró al ver estas pequeñas muestras de emociones. Para ella que Kijiro, un niño muy antisocial y torpe emocionalmente, muestre estas emociones es su mejor regalo. Jamás en la vida olvidaría cómo despreocupadamente la rescató de la muerte con su don mágico y también le regaló la oportunidad de estudiar en esta academia, que gracias a nunca darse por vencida sobresale en todas las materias y aunque tenga el odio de los nobles por ser una plebeya basura como mujer, nunca se rendiría y cumplirá sus metas para hacer orgullosas a las personas que ama con todo su corazón y Kijiro es una de esas personas…
Sofía habló: —Solecito, no hay necesidad de que hagas el trabajo. Veras, siempre sufro este tipo de tratos y hago varias copias de emergencia de los trabajos que realizó y, aunque tardo más, nunca me rindo. Mi instinto me obliga a seguir y ahora que te tengo conmigo puedo soportar las cosas con más valentía y calma. Gracias por iluminar mi oscura vida. Te amo, mi pequeño sol—dijo con evidente calidez.
Kijiro escuchó las palabras suaves y sinceras de la niña; sintió que todo valía la pena, pero sintió un fuerte odio al escuchar que Sofía veía como algo normal el acoso extremo de esos mocosos arrogantes. Noble y ahora que se encuentra en la academia no permitirá que la vuelvan a intimidar y buscará a todos esos bastardos que la intimidaron en el pasado. Él es KIJIRO, un reencarnado, y verán lo que es un verdadero demonio…
Sofía vio repentinamente que los ojos y la aura de su amor cambiaban a unos oscuros y llenos de maldad, pero también esa aura fría como un demonio. Lo ignoro sin pensar más, al ver la mirada llena de amor y dulzura de su novio.
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Editado: 04.09.2024