Sálvame.

EPILOGO.

Estaba sentada en el filo de la piscina, había analizado su vida hace un año, en el mismo lado, pero con un rostro triste reflejado en el agua, ahora a sus dieciocho años, observaba su rostro en el agua, pero con una mira diferente, con un brillo especial en sus ojos, ahora sabia a donde iba, que camino escogió y lo correcto que fue tomar esta decisión a pesar que duela un poco, pero que repara el alma. Dejar a su familia no es nada fácil, ellos son su apoyo, pero necesita ser ella, necesita liberarse, necesita un respiro y a pesar de doler dejarlos, sabe qué hace lo correcto y eso la hace feliz.

- ¡Romely! ¡vámonos ya todos están en el auto! –Noa hablo desde las escaleras, ella le sonrió en con afirmación de ir.

Sus padres la acompañarían hasta el aeropuerto donde se despedirían, donde guardaran un eterno abrazo hasta que ella volviera.

Volvió su mirada a el agua y miro la cara de Yoseob, sonrió y pensó –pronto todo volverá a la normalidad, se feliz, que yo también lo seré –toco el agua y se paró, subió las escaleras y salió de su hogar, esa que la vio crecer, sonrió nostálgica. Cerro la puerta tras suyo, miro a su padre entrando al auto, luego subió la mirada al cielo, la noche estaba estrellada, la luna brillante y redonda, sonrió como si fuera la mayor cómplice de su vida –siempre estas a la hora de tomar decisiones, y siento que has sido la mejor cómplice –susurro al aire, a la fría noche. Bajo su mirada y camino hacia el auto, miro las calles desoladas y subió.

La marcha empezó, las calles estaban iluminas, miro algunas personas que caminaban rumbo a sus casas. El recorrido le pareció corto, bajaron del auto y su padre le ayudo con la maleta, ya estaban mencionando su hora de salida. Suspiro hondo, estaba en frente de sus padres y sus hermanas, no quiso llorar, pero le fue inevitable, primero fue su padre, quien la aconsejo y le dio mucho ánimo, segundo sus hermanas, quien estaban muy felices que su hermana cumpliera sus sueños, pero a la vez muy tristes, ya que no sabían cuando la volverían a ver, y por ultima su mama, quien lloro en sus brazos, pero que le dijo miles de cosas que la alentaron a seguir, le dio muchos concejos y la abrazo fuertemente. Camino hasta perderse entre la gente, para luego subir al avión. “este es el nuevo comienzo de una nueva vida, la vida que vuelve a renacer.”

Después de una semana de la partida de Romely, Yoseob volvió, con una desesperación y mucho miedo, fue hasta la casa de ella. Una, dos, tres y muchas veces toco el timbre de aquella casa, muy desesperado sin impórtale si saldrían muy enojados por su insistencia, pero toda la semana la había pasado en vela y sin poderse concentrar en clase, su cara lo revelaba todo. Se cansó de insistir, nadie lo atendió, dio la vuelta, se tapó la cara con sus manos y se deslizo por la puerta, se quedó media hora en esa posición, cuando se cansó se levantó y decidido a irse, pero algo lo detuvo, Noa bajaba del bus, llegaba de su escuela, sintió como un brillo de esperanza volvía.

-Noa –ella lo miro sorprendida, se sorprendió al ver su cara la cara cansada de chico, parecía un pobre demacrado que había sufrido en una guerra.

- ¿Yoseob? ¿Qué haces aquí?

-necesito hablar con Romely –Noa hizo una mueca, esto parecía el Karma, pero con cambio de roles o esa tal vez era su imaginación -puedes decirle que quiero hablar con ella.

Ella suspiro con un aire de lastima –Romely no está –miro la decepción en su rostro.

-puedes decirle que la vine a buscar y que necesito hablar urgente con ella –el no espero respuesta, pues no era una pregunta, era una afirmación, se dio la vuelta dispuesto a marcharse.

Noa miro como sus pasos eran lentos y cansados, sintió pena por él y decido hablar.

-Yoseob –él no quiso escucharla y siguió su camino, pero eso no detuvo a Noa –ella se fue del país –el detuvo su andar de golpe y la miro sorprendido, como si le hubiesen tirado un balde de agua fría.

- ¿Qué? –espera haber escuchado mal.

-ella se fue, hace tres días.

- ¿A dónde? ¿Cuándo vuelve? –no podía creerlo, ni siquiera lo procesaba bien, pero sus palabras salían con desespero.

-no lo sé, su regreso es indeterminado

-pero… pero ¿A dónde? –el parecía en shock, ahora entendía la carta, entendía porque acepto verlo esa vez, entendió porque de su raro comportamiento y se sentía estúpido por no tomar importancia a ese comportamiento.

Ella parecía meditarlo, pero mientras pasaban los minutos, que para el parecían horas, ella empezó a negar con la cabeza.

-por favor –le suplico, parecía que su voz temblaba –al menos dime a donde fue.

-es…es complicado, prometí no decirle a nadie

-por favor, entiéndeme estoy desesperado –ella suspiro, saco un papel y un lápiz de su mochila y anoto el país, su ubicación y el correo de su hermana.

-no creo que llegues tan lejos, pero no le digas a nadie.

-lo prometo –ella sonrió.

-deberías pensar muy bien lo que vas hacer, puede que por una mala decisión pierdas grandes oportunidades –la miro confundido, no entendió lo que quiso decirle –sé que ingresaste a la universidad, y no creo que después de luchar tanto por algo tan esperado y deseado, sea opción de ir tras de ella, ella también fue por un sueño, una oportunidad y no es bueno opción intervenir en sus oportunidades. Tanto tu como ella.

Él le sonrió –gracias, se cómo manejarlo, esto me ayuda mucho y prometo no intervenir en los planes de ninguno, por favor no le digas nada a Romely –ella asintió y se despidieron.

Ahora sabía qué camino tomar, el consejo de Noa era bastante razonable y tenía razón, era hora de pensar con cabeza fría, y si lograba su objetivo, volvería a verla muy pronto.



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En el texto hay: depresionadolescente, amistad amor

Editado: 19.07.2019

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