Capítulo 3

Subo las escaleras y entro sin tocar a la habitación de Sarah, no escucho nada y decido buscarla en el baño. Abro la puerta y me quedo congelado al verla desnuda bajo el chorro de la ducha.

— ¿Se puede saber que mierdas estás haciendo?— Pestañeó varias veces al darme cuenta que me he quedado observando la y ella me mira furiosa con sus manos en la cintura sin tapar su desnudez — ¿Te gusta lo que ves?— Sonríe con picardía y abre la puerta de cristal de la ducha y camina lentamente hacia mí. Observo como las gotas se deslizan por su pecho pasando por sus rosados pezones y tengo que pasar saliva ya que mi boca se ha secado y solo deseo lamerlas. — ¿Te gusta?— Repite en un pequeño susurro y levanta su mano pasándola por mi cuello acercando más hacia su cuerpo.

—Yo...— Mi voz suena ronca, carraspeo y ella sonríe. Mi corazón se acelera con más fuerza al sentir su aliento en mi mejilla y sus pezones logran rozar mi pecho.

— ¿Te gusta?— Rosa mi cuello y sube hasta llegar a mi oreja. Cierro los ojos conteniendo mi respiración y un momento a otro siento una corriente pasar desde mi entre pierna y por todo mi cuerpo siguiendo con un dolor insoportable haciendo que caiga de rodillas gimiendo del dolor — La próxima vez que entres a espiarme van a tener que recoger tus bolas de tu boca— dice pasando por encima de mi cuerpo.

Mierda. Mis bolas duelen, mi pene duele. Tengo que esperar unos minutos y poderme recuperar de ese rodillazo.

Bajo despacio las escaleras por el dolor que aún siento y le encuentro bebiendo una taza de café, me sonríe y sigo derecho hasta llegar a la cocina.

— ¿Que te sucede? Caminas extraño — Pregunta Yuri y la ignoro, voy hasta la cafetera y me sirvo una taza.

—Déjalo en paz— Margaret se acerca y me pasa un panecillo — ¿Estas bien?— Asiento con mi cabeza sin hablar —Bueno, pongámonos en marcha que la señorita Bennett nos mandó a cambiar el menú — Dice dándose la vuelta para caminar hasta la nevera y se queda observando una hoja que está pegada en ella.

—Claro, no es más que haya dado un pie en esta casa y ya este imponiendo sus órdenes — Dice Yuri con molestia.

—Es la dueña de la casa y está en su derecho en hacerlo— Reprende Margaret.

— ¿Qué es eso?— Me acerco hasta la hoja y observo que es un menú de lo que se preparará en la semana.

— La señorita Bennett ha cambiado el menú y ha pedido que se prepare tal cual dice ahí —Señala Margaret.

—Piensa matar todos de hambre— Murmura Yuri.

—Deja de decir esas cosas, al contrario pienso que esto le va a ser muy bien al señor — Yuri maldice y sale de la cocina.

— ¿Esto es solo para el señor o para todos?— Pregunto haciendo una mueca al ver tanta verdura escrita en un solo día.

—Es para todos— Dice y se da la vuelta palmeando mi hombro.

***

Observo mi plato y todo es tan... Verde. Brócoli, espinacas y otras cosas que jamás había visto en mi vida. Lo peor es que todo está cocinado al vapor inclusive el pedazo de pollo que se termina perdiendo con tanta verduras. Levanto mi mirada y observo a mis compañeros que miran el plato como si fuera de otro planeta.

— Margaret ¿Dónde están la chuleta?— Dice José, el jardinero mirando el plato.

—Si. Hoy tocaba chuleta— Dice Antonio el chófer.

—El menú ha cambiado, la señora piensa matarnos de hambre— Yuri toma su plato y camina hasta el bote de basura y termina tirando todo el contenido del plato.

— ¿Cómo es eso?— Pregunta José asustado.

—No digas mentiras Yuri, la señora quiere que su padre al igual que todos nosotros nos alimentemos bien— dice Margaret.

—Pues si quiere cuidar a su padre que lo haga, nosotros no tenemos nada que ver con ella— Yuri cruza sus brazos molesta — Ella solo quiere vernos morir de hambre— Observo como mis compañeros se han puestos pálidos, sigo su mirada y me encuentro con la mirada de Sarah que entra al comedor de los empleados.

—Yo no los quiero matar de hambre como dices Yuri— Luce molesta — Una de las causales del infarto de mi padre fue por la mala alimentación —

— ¿Ahora vas a decir que nosotros tenemos la culpa de que su padre haya enfermado y no por los disgustos que usted le da?—

— ¡Yuri!— Decimos Margaret y yo al mismo tiempo. Observo como el cuerpo de Sarah se tensiona y sus ojos están ocultos debajo de unas gafas ocultas.

— Tienes razón— Dice y todos la miramos sorprendidos — Soy la mayor culpable de la salud de mi padre, no tanto por los disgustos que le di cuando era joven, también de no haber podido estar junto a él este momento — Hace una pausa y siento su mirada sobre mí aunque no la pueda ver —He venido a cambiar todo el daño que he hecho y pido disculpas a todos ustedes si alguna vez en el pasado los hice sentir mal— Camina hasta donde Margaret y toma su mano — En especialmente a ti Margie, que has estado siempre a mi lado— Margaret tapa su boca ahogando un sollozo — Mira Yuri, no vengo a pelear solo que debido a lo que le sucede a mi padre y por recomendación médica he cambiado el menú—

—Pero él es el que está enfermo no nosotros — Murmura Yuri entre dientes.

—Tienes razón, y sabes...— Suelta la mano de Margaret y camina hasta el comedor donde está José y Antonio — Señor Antonio ¿Dígame como se ha sentido últimamente? — Antonio la mira nervioso y observo como ha empezado a sudar — ¿acaso no ha tenido molestia en su pecho? ¿No se ha sentido cansado?— Antonio asiente varias veces — Señor José, hace un momento vi que le costaba mucho estar arrodillado ¿Que me dice de eso?—

—Bueno la verdad es que no hay que ocultar que acá más de uno estamos un poco pasado de kilos—Dice nervioso José —Y si últimamente nos cuesta hacer nuestros deberes—

— ¿Cree usted que el sobrepeso y la mala alimentación son uno de los problemas que está afectando su salud? —José y Antonio asiente —Yuri, si no deseas hacer dieta no lo hagas, es tu vida es tu cuerpo y tu salud— Dice dándose la vuelta — Esto también va para ustedes, no los obligare — Susurra saliendo de la cocina.