—Es grave, mucho, las pruebas mismas lo revelan, y es progresivo. Esto es el equivalente al SIDA de los humanos y la rabia en los animales. No sé cómo podremos solventarlo, ni siquiera sé si podremos hallar una solución antes de que todos comiencen a mostrar los mismos síntomas que él.
— ¡Pues encuentra una! Hay muchos inocentes en riesgo.
Conversación entre el Dr. Casstien y Derek Miller.
Olía a sangre, seca, fría y coagulada. Su piel se sentía ardiente y latía como si tuviese vida propia. Intentó mover su cabeza para ver algo más que la tierra mojada en la que estaba tirado, pero no podía, el dolor era insoportable, la cabeza dolía más que la pierna que no podía mover.
Más allá de todo eso, era la sangre lo que le indicaba que todo estaba por terminar, su cerebro estaba colapsando pronto se convertiría en un vegetal, si es que lograba sobrevivir al inminente colapso nervioso, tendría suerte si le quedaban suficientes neuronas para hacer que su corazón lata un minuto más.
Era simple lo que debía hacer, lo que planeó desde que todo su declive comenzó a mostrarse, el infierno en vida que estaba a punto de cobrarse su mente.
Un quejido agudo salió por su garganta cuando quedó sobre su pecho, sus brazos temblaban como hojas movidas al viento. Pero con sus escasas fuerzas logró moverse hasta una piedra lo suficientemente grande como para hacer daño.
Tomó la piedra y la levantó, no encontraba el valor para acabar de una vez y eso lo frustraba de todas las formas posibles.
—Vamos —se alentó en un resuello —. Hazlo cobarde, esto ya no es vida.
Levantó la piedra, consciente del par de lágrimas que cayeron de sus ojos hinchados.
— ¡Espera!
Un grito, detuvo su movimiento, esa voz era de mujer. Intentó moverse un poco más y levantó la cabeza.
Ella tenía ojos marrones como el chocolate y una piel que hacía juego con ellos a la perfección, el viento movía su negro cabello que se despeinaba cruzándose en su rostro en un increíble desorden.
Pero su brazo tembló, y la piedra cayó.
Sumergiendo todo lo que él era en una oscuridad profunda. Quizás era que se había ido a un sueño o tal vez se había ido para siempre.
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Editado: 09.12.2018