—Los rastreadores han encontrado su huella de olor.
—Excelente ¿Tienen una identificación?
—No, lo único que sabemos es que es una mujer humana que ahora mismo se ha puesto en movimiento, esperamos tus órdenes.
—La quiero, viva, necesitamos saber qué hace con la información que nos robó.
Conversación entre Derek Miller y su lugarteniente.
Veinticuatro horas, al principio pensó que estaba alterada, que sus emociones estaban influyendo en su vida y en su trabajo, pero ya había pasado demasiado tiempo desde la última vez que se contactó con Will. Veinticuatro horas, para cualquiera que la viera, Eleine estaría exagerando, pero estaba segura que algo raro estaba pasando, su amigo y compañero de trabajo demostraba un comportamiento cada vez más nervioso y evasivo.
Eso era motivo de preocupación, Eleine no podía esperar a que su amigo se dignara en confiar en ella para decirle lo que pasaba.
Intentó distraerse mirando televisión, saltando entre los canales funcionales y los que tenían cierto grado de interferencia, pero su concentración se dificultaba, tenía demasiado en mente. Y el hecho de que a veces sentía la presencia de Caleb cerca no le ayudaba nada, en otras ocasiones, cuando iba y venía de la sala a la cocina, parecía que en cualquier momento lo vería atravesar el umbral de la puerta de su dormitorio.
Revisó por onceava vez su celular, ningún mensaje, el día anterior Will le aseguró que iba a contactarla, siempre, en cada video llamada se mostró un poco distante, inseguro, nervioso y renuente a darle su ubicación.
Eleine quería saber en qué rayos estaba metido, pero no tenía nada de información, todo lo que sabía era que Will no se movía de Woodstone City desde hacía un mes entero, él tenía familia en BlueCreek, una madre y un par de hermanas menores, era algo extraño que no las visitara al menos una o dos veces.
Apagó la pantalla, de nada era útil esperar, tenía que verlo porque no confiaba en el sistema de correo para enviarle el informe completo, aún con el código de cifrado y encriptación, ella no podía arriesgarse con algo de tanta importancia. Si Will no quería moverse, ella tendría que hacerlo, no importaba tener que ir al territorio cambiante y rodearse de pumas, de algo le había servido la ayuda de Caleb para poder andar sin miedo.
Caleb, era inevitable que su rostro apareciera en sus recuerdos cada vez que pensaba en su nombre falso, luego era acompañado por el beso que le había dado y la insoportable sensación de extrañez y soledad.
—Concéntrate Eleine.
Debía poner un plan de acción a seguir, guardó la unidad USB donde tenía oculta una de las cincuenta copias del informe, treinta y cinco de ellas las subió a una nube de datos cifrada en un disco duro oculto en una caja de metal en la cima de Ricker Mountain. Estaba bien ser un poco paranoica respecto a la seguridad, pues ella misma le había robado información vital a un clan de lobos.
No pudo evitar sentirse en peligro, no pudo evitar pensar ¿y si estaban buscándola para recuperar lo que robó?
—La información no es un bien intercambiable —dijo tomando su celular para marcar el número de su hermano—. Pero no está mal ser precavido.
El tono de espera era un absurdo sonido de un gatito maullando una canción infantil, no importaba cuantas veces se lo pidiera, Oliver jamás lo cambiaba, obviamente para molestarla, pero en el fondo, le agradaban los gatos.
—Hola Eleine.
—Hola Oliver ¿tienes un tiempo libre? —Miró la fecha en su reloj, era jueves, estaba segura que su hermano estuviera libre de trabajo.
—Así es, ¿qué tienes en mente?
—Necesito tu ayuda.
—Ya mismo me pongo en marcha ¿qué sucede?
—Quiero que me ayudes a encontrar a Will.
Hubo un silencio del otro lado de la línea, hasta que se oyó un suspiro cansado.
— ¿Qué hay con él?
—Tú solo ven y te explicaré de camino a Woodstone City.
—De acuerdo, ahora mismo estoy en BlueCreek, así que en media hora estaré ahí, adiós.
Luego de despedirse de su hermano, Eleine acomodó el desorden de papeles sobre el sillón, cerró todo con llaves, y decidió caminar para acortar el tiempo. El ambiente estaba tranquilo, un poco cálido, las aves daban sonoros chillidos sobre las copas de los árboles, por todos lados la naturaleza latía con la vida que estaba trayendo el lento paso de la primavera por el lugar.
Eleine se detuvo ante una flor de brillantes pétalos violetas, le gustaba mucho el color que resaltaba contra el verde de los arbustos, inhaló un aroma dulce cerrando los ojos, y cuando los abrió una silueta oculta metros más adelante hizo que su corazón diera un vuelco.
Sin dejar que el miedo la paralizara, buscó en el suelo una rama gruesa con la que intentó ahuyentar al puma que comenzó a acecharla mostrando sus colmillos amarillos.
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Editado: 09.12.2018