—Libera al humano, no necesitamos a un policía dentro de nuestras instalaciones.
— ¿Estás seguro? Si lo hacemos va a hacer mucho ruido y eso es precisamente lo que no necesitamos.
—La chica es su hermana, Oliver Mirianni se moverá bajo nuestras reglas, preparen la sala de interrogaciones, hablaré con ella en cuanto despierte.
—A la orden... Un momento, ese apellido me suena familiar... ¿No es ella la chica del ataque?
Conversación entre Derek Miller y Logan Hale.
Estaba listo para irse, había pasado otra noche horrible sin poder dormir, por lo que su rostro no estaba en sus mejores condiciones, tenía los ojos rojos como si hubiera llorado por horas, el rostro pálido y el cuerpo cansado.
Era temprano por la mañana, estaba ansioso por dejar esa cabaña llena de cosas desconocidas, pero no podía, debía esperar a que Seth terminara su turno de vigilancia para que lo llevara al pueblo más cercano, Addy, desde ahí podría valerse por su propia cuenta.
Aburrido, revisó el último lugar que quedaba intacto en la casa, una caja de madera guardada debajo de la cama. Le pareció raro que no estuviese protegido por algún candado, o sistema de seguridad electrónico. Al abrirlo se encontró con varias cosas, un collar hecho con pequeñas piedras y caparazones, plumas de diferentes tamaños, formas y colores, una cadena plateada con un reloj antiguo e imágenes en papel. Muchas. Estaban agrupadas con prolijidad y atadas por una cinta elástica, Caleb se sentó sobre la alfombra negra, desordenó las imágenes en el suelo y dejó de pensar en la ansiedad, pues esos fragmentos de recuerdos capturados le llamaron la atención, más que la preocupación que sentía por la seguridad de Eleine.
En todas se veía sonriente, alegre, en diferentes lugares, una playa, el bosque, una ciudad, su cabaña. Parecía que la vida de Shane Meyer había sido buena, tuvo amigos cercanos, pues reconoció a Logan, Arif y Jessie en la mayoría de ellas, pero sólo en una estaba con Seth, Caleb tomó esa fotografía, era la única en la que se veía en iguales condiciones que en la actualidad, débil.
Estaba sentado sobre una enorme piedra enterrada en alguna parte del bosque, su hermano sonreía junto a él, ambos con garras en sus manos. En esa imagen podía reconocer la tristeza en su rostro enfermo, se notaba que no quería estar ahí, sin embargo la media sonrisa en su rostro indicaba una falsedad evidente, Seth... Sólo sonreía y eso reflejaba cuan positivo era como persona, era extraño cuantas cosas podía saber con tan solo mirar un pedazo de papel.
Caleb volvió a ordenar las imágenes y cuando fue a dejarlas en la caja, notó un papel doblado por la mitad, detrás de este había otra fotografía en la que abrazaba a una chica rubia, Raven. Con esa imagen en mano, desdobló el papel, era un reporte médico:
“Sintomatología compatible con enfermedad L, riesgo de progresión 75% prueba negativa para el compuesto Gamma Amodiline 4, se recomienda reclusión inmediata en zona de cuarentena”
Un dato más para llenar el vacío en su mente, estuvo enfermo y no sabía si aún lo estaba, recordó todo lo que Eleine estaba investigando y un escalofrío recorrió su espalda, Caleb tenía la enfermedad de la que ella sospechaba, era uno de los malos que representaba el peligro.
Su atención pasó de aquel reporte a la imagen, de verdad tuvo algo con la chica, pues ambos se veían muy felices juntos. Dio vuelta y lo que estaba escrito en el reverso fue como una patada al estómago:
“Nunca podría ser suficiente el perdón para lo que te estoy haciendo, tengo que irme antes de manchar mis manos con tu sangre, prometí cuidarte, jamás hacerte daño, y yo cumplo mis promesas”
—Caleb ¿estás en casa? —Seth apareció y ojeó el lugar con la mirada, luego lo encontró.
—Oh, abriste el baúl de los recuerdos, eso es genial. —De un saltó se sentó en la esquina más cercana—. Me encantaría ser el guía del pasado pero me urge hablar antes.
— ¿Qué sucede?
—La mujer con la que te encontré en Greensbrough, ¿qué apellido tiene?
Esa cosa extraña en su mente, el lobo que era por dentro, se movió en alerta.
—Mirianni ¿por qué preguntas? —dejó los papeles en el suelo y se levantó.
Seth hizo lo mismo.
—Mira, quiero que te calmes y escuches lo que voy a decir, por favor promete que no vas a alterarte.
—Sí, claro, adelante.
Seth se rascó la cabeza y lo miró con nerviosismo.
—Los rastreadores capturaron a la chica.
Algo se apoderó de él, un instinto que nunca había sentido antes, una necesidad que hizo su sangre correr y su corazón latir con fuerza, un gruñido se oyó bajo en su mente, era el lobo que pedía salir a buscarla, el animal se comunicó con Caleb por primera vez, no con palabras, no con gestos, sino con un tipo de conexión que para él era difícil de comprender del todo, y sin embargo fue suficiente para tomar a su hermano del cuello, empujarlo contra la pared con tanto impulso que se sorprendió por tanta fuerza.
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Editado: 09.12.2018