—Tu corazón se divide en dos partes, una la tiene el lobo y la otra el humano, si el corazón del lobo quiere guiarte por un camino debes seguirlo. La naturaleza es sabia, y el lobo también.
Wendy Anne Turner a su hijo Shane Meyer (7)
Caleb se vio al espejo por última vez, el moretón azul verdoso bajo su ojo izquierdo persistía en una pequeña mancha, el corte en su labio inferior se redujo a una cicatriz, ahora veía en los dos ojos. Las costillas todavía dolían al respirar pero las huellas de los golpes desaparecieron de su estómago y pecho. El castigo fue duro, uno de los lobos más fuertes fue quien se encargó de cumplir los setenta y cinco golpes de puño que el alfa dictaminó, en seis horas, él y sus amigos fueron llevados a sus cabañas, sangrando por las heridas y los golpes.
Tres días de recuperación, y seguía la segunda parte del castigo, en su caso era la expulsión.
Debía irse antes de las doce del mediodía o los demás lobos comenzarían a verlo como una amenaza, no podían matarlo, pero sí cazarlo como hacían con los animales del bosque que los rodeaba, y eso según Arif era un dolor de cabeza.
—Recuerda no ir hacia el sur —Seth habló desde su habitación—. Ve al norte, hacia Orange Count, ahí no hay clanes establecidos.
Abrió el grifo del agua fría y se lavó el rostro.
— ¿Me escuchaste?
—Sí.
—Sí de “voy a seguir tu consejo” o sí de “solo te escucho porque me hablas”
—Sí.
Seth bufó del otro lado.
—Lo digo por tu bien —continuó, al salir del baño Caleb lo ignoró con amabilidad—. Si vas al sur corres peligro.
Deslizó el cierre de su bolso en el que tenía algunas prendas, dinero suficiente para una semana, agua y un par de bolsas con galletas.
—No eres mi madre, ni mi abuela, ni una ex pareja, eres mi hermano y entiendo que te preocupes, pero no puedes dirigir mi vida a partir de ahora. —Alzó el bolso al hombro por una de las correas y lo miró de frente—. Lo que haga al salir del territorio es problema mío ¿puedes entenderlo?
Seth quiso refutar, pero se quedó en silencio, evadió su mirada y luego, con sus ojos que parecían reflejo de los suyos, asintió.
—Procura no morir ¿de acuerdo?
Caleb sonrió, extrañaría de verdad el sentido de humor de su idiota y protector hermano mayor, también el ingenio de Arif y la sabiduría de Logan. Haber regresado al lugar de donde provenía no fue tan malo después de todo, tenía buenas personas que lo apoyaban indiscutiblemente, y era por eso que todos estaban castigados y él tenía que irse a quién sabe dónde y no regresar hasta la siguiente primavera.
—Quiero vivir —respondió en una sonrisa—. Y vivir bien.
Luego de despedirse de su hermano, Caleb emprendió el camino hacia la carretera, no tenía vehículo, tampoco los demás podían darle un aventón. Estaba completamente solo y por su cuenta.
Media hora después del mediodía, se sentó al borde del pavimento, cansado de pedir transporte a cada vehículo que pasaba en dirección al sur. Sí, era terco, podía admitirlo, pero todo lo que quería era regresar a lo familiar, lo conocido, el entorno en el que se sintió seguro. El sur era su rumbo, aunque fuera peligroso porque un clan de pumas era el dueño de Addy y BlueCreek, además de que las probabilidades de que lo persiguieran los pumas para expulsarlo.
Sin embargo, Caleb se apoyaba en un fundamento lógico, era un solitario ahora, lo único que podían hacerle los pumas era darle una amenaza. O al menos eso esperaba.
—Oye ¿necesitas que te lleve?
Alzó la vista al frente, una camioneta azul oscuro se detuvo, su conductor bajó más la ventana. Una esencia mezclada alertó al lobo en su interior, olores de tierra húmeda y hojas fusionados con notas dulces, como flores exóticas.
— ¿Vas a Addy? —le preguntó poniéndose de pie.
El conductor asintió y le hizo un gesto para que se subiera, Caleb corrió cruzando al otro lado, dejó su bolso en la parte trasera y se subió. El ambiente interior era fresco, pero intuyó que el conductor no era humano.
— ¿Cómo te llamas? —Caleb preguntó.
—Luke Mckane —respondió, volteó a verlo, sus ojos claros lo analizaron con cuidado—. Eres un lobo, un Moon Fighter ¿por qué parece como si huyeras? ¿Te exiliaron?
El tipo era un cambiante, ningún humano podría reconocerlo con solo verlo.
—Me expulsaron.
Sus ojos se volvieron dorados con un par de pupilas rasgadas.
—El sur no es un buen lugar al que huir.
—Lo sé, me lo han repetido cien veces, pero tengo a una chica viviendo cerca de Addy, necesito verla.
Luke se encogió de hombros y aceleró, durante el viaje supo que no solo era un cambiante, sino un puma, el lugarteniente del clan White Claws que regresaba de un extenso viaje de motivos políticos.
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Editado: 09.12.2018