Después de comer y de recogerlo todo Emma se encontraba llamando al número que el agente le había dado para cualquier consulta. Quería comentarle lo de las cámaras y estaba segura de que hoy o mañana podrían atrapar a quién le había hecho eso a su hijo.
Se sentó en el sofá mientras su hijo y sus amigos estaban fuera jugando a a saber qué, y aunque sabía que Aiden debía descansar, le dejó salir para poder hablar tranquila con la policía.
-Diga-contestó el agente al otro lado del teléfono.
-Sí, buenos días-saludó Emma-. Soy Emma Martin, llamo por el caso de mi hijo, Aiden Martin.
-Sí, la recuerdo. Por cierto, tenemos algo que comunicarle.
-Llamaba para decirles si era posible revisar las cámaras de seguridad del instituto-dijo ella con un deje de eperanza.
-Era justo lo que queríamos comentarle-señaló él alegrando a Emma-. Tenemos las cámaras y las estamos revisando en este momento. ¿Podrían pasarse usted y su hijo por comisaría?
La mujer no dudó en decir que sí y colgaron los dos.
Emma, feliz de la noticia, se levantó del sofá y salió al jardín. La escena ante sus ojos hizo que su corazón se encogiese. Aiden estaba tirado en el suelo y sus dos amigos encima suyo haciendo el tonto.
-Dejadle levantar-mandó ella mientras se acercaba a ellos. Los tres chicos dejaron de reír y Kyle y Louis se levantaron ante la mirada de furia de la mujer-. ¿Acaso quieres rompértelas?-preguntó ella retóricamente, refiriéndose a las costillas que tenía fracturadas.
-Mamá que estoy bien-se quejó él mientras se levantaba y sacudía su ropa-. Ni siquiera me duele.
Ella le miró con una cara de advertencia y él entendió el mensaje a la perfección.
Nada de romperse las costillas.
-Tenemos que ir a comisaría-anunció Emma mientras se daba media vuelta para ir a vestirse-. Os quiero preparados cuando baje.
-¿Por qué nunca me había fijado en tu madre?-preguntó Kyle con una sonrisa estúpida en la cara.
Aiden le metió una patada en la espinilla y su amigo se tiró al suelo del dolor.
-No me toques los huevos Kyle-dijo Aiden antes de entrar en casa.
Louis y Kyle se quedaron solo fuera ya que no tenían que vestirse o cambiarse.
-Te pasas tío-habló Louis después de un silencio incómodo.
-Solo estoy de broma-replicó él desde el suelo.
-Te lo merecías-dijo antes de entrar en casa para recoger su chaqueta.
[...]
Los dos agentes de policía que habían atendido a Emma y a su hijo, acompañados de Emma y Aiden, estaban acabando de revisar las últimas cintas cuando el chico les hizo parar el vídeo.
-Ahí-señaló la pantalla a si mismo abriendo el casillero.
Poco después vieron como dos chicos se acercaban a él y le pegaban con la cabeza contra el casillero y luego un puñetazo que le dejaba inconsciente.
-Los tenemos-sonrió uno de los agentes. Parecía satisfecho.
En cambio, Aiden se encontraba en shock. Reconoció a esos dos chicos y jamás creyó que Michael pudiese llegar a tanto.
Louis y Kyle estaban fuera ya que no podían entrar, cosas de la ley. Pero Aiden estaba seguro de que irían a partirle las piernas en cuanto se enterasen, así que su misión era relajarles. Ya se encargaría la policía, aunque eso no lo entenderían a la primera.
Ni a la segunda.
Salieron de la habitación en la que se encontraban y Kyle y Louis estaban de pie delante de ésta.
-¿Y bien?-preguntó Louis sin aguantar la intriga.
-Michael y Maxwell-pronunció Aiden.
Fue suficiente para que Kyle diese media vuelta con las manos hechas puños y con la idea de estrangular a Michael. Louis lo cogió del brazo y lo intentó calmar, pero no fue posible ya que Kyle pegó un empujón a su amigo y hecho una furia caminó a paso rápido hasta la puerta. Quiso empujarla pero un agente le cogió por los hombros y le hizo parar.
-¡Suélteme que tengo que matar a ese hijo de puta!-el chico gritó e intentó zafarse del agarre del policía. Lo que él no sabía era que ese policía media como dos metros y parecía una puerta.
-Chico, decir eso en una comisaría no es adecuado-río el mismo agente que le dio media vuelta a Kyle y le dejó con los ojos abiertos.
Kyle se encogió en su sitio y asintió cohibido.
-Tiene razón señor-asintió sin mirarle a los ojos-. Es usted muy grande-susurró haciendo que los agentes rieran.
-¡Bien-empezó a gritar uno de ellos mientras colocaba su arma en la cintura y se giraba hacia sus compañeros-, McGonn y Rupert a casa de Michael Anderson, Logan y yo iremos a casa de Maxwell Tomlison! ¡En marcha!
Los cuatro agentes asintieron y el que tenía a Kyle, que parecía llamarse Logan, soltó al chico y este soltó el aire que se había acumulado en sus pulmones. Su corazón había empezado a latir con normalidad y dejó caer sus hombros como si se hubiese quitado un gran peso de encima.