Sálvame y te salvaré

17. En la mente de Grace

La chica se encontraba en medio de la oscuridad. No sabía dónde estaba y donde fuera que posaba su vista solo encontraba negro. 

Corrió de un lado a otro unos segundos hasta que pudo ver cómo una puerta muy muy blanca aparecía ante sus ojos. En el centro de ésta su nombre completo, Grace Juliette Martin, aparecía escrito con letra mayúscula y de color plateado. 

Se acercó a ella por curiosidad y sin pensarlo posó su mano sobre el pomo de ésta, el cual era del mismo color que las letras. Lo giro en sentido de las agujas del reloj y en cuanto la abrió una luz tan intensa como la del sol la cegó durante varios segundos, aunque eso no fue impedimento para que ella la cruzase. 

Entro y cerró la puerta detrás de ella y vio como ésta desaparecía dejando una pared lisa totalmente blanca en su lugar. Giró su cuerpo ciento ochenta grados y se encontró en un pasillo largo del cual el final solo era oscuridad. Las paredes que formaban el pasillo eran blancas y estaban repletas de puertas iguales a la anterior, con la única diferencia de que esta vez no había ningún nombre, solo números. 

A paso lento se acercó a la puerta que ponía cero e intentó abrirla, lo cual fue imposible ya que se encontraba cerrada. Después de varios intentos más desistió y camino hasta la pierta número uno. Se llevó una decepción cuando también la encontró cerrada. 

Sin saber qué hacer caminó de un lado al otro del pasillo hasta llegar al final. Delante de ella tenía una puerta sin número pero con un gran cartel que ponia "FUTURO". Sin poder evitarlo quiso abrirla pero, evidentemente, estaba cerrada.

Dio media vuelta algo decepcionada pero su vista se posó sobre una pequeña llave que colgaba al lado de la puerta número diecisiete. Se acercó a ella y la cogió con la mano derecha, observando que ésta era blanca pero con algunos detalles plateados. En el mango de la llave había un número, el diecisiete, que se estaba empezando a iluminar al igual que la puerta que correspondía con el mismo número. 

De un momento a otro la puerta desapareció, al igual que la llave, dejando a su paso el hueco por donde Grace no dudó en pasar. En cuanto estuvo al otro lado, el hueco de la puerta se tapó y dejó otra pared blanca y lisa a su paso. 

Volvió a girarse encarando esta vez otro pasillo repleto de puertas iguales a las anterior, con la diferencia de que esta vez no había números sino los meses del año. 

Con cautela se acercó a la que decía "ENERO" pero en cuanto estuvo delante una sensación de tristeza la envadió por completo. Aun así quiso abrirla pero, por suerte o por desgracia, se encontraba cerrada. Suspiró decepcionada por tercera vez y al girarse vio que la puerta en la que decía "FEBRERO" estaba entreabierta. No dudó en acercarse con rapidez, antes de que se cerrara, y la cruzó. 

Cerró la puerta detrás de ella y sucedió lo mismo que con las otras dos, desapareció y dejó a su paso una pared blanca y lisa. 

Cuando se giró se encontró con una habitación llena de estanterías, las cuales estaban repletas de bolas de cristal de un color oscuro. Sin pensarlo dos veces se acercó a ellas y pudo distinguir una imagen en movimiento, se sorprendió al verse a sí misma en ese vídeo. 

Sin pensarlo un momento cogió la bola entre sus dedos. 

Grace cerró la puerta de casa de su tía con fuerza y se secó las lágrimas con rabia. Tenía media hora hasta su casa pero no le importaba caminar, solo quería regresar a su hogar. 

La chica tembló ante las imágenes que se le presentaban y dejó la bola en sus sitio. Después de acomodarla para que no se cayera, se acercó a la siguiente y la cogió. 

Grace se encontraba metida en las sábanas, que tanto le recordaban a sus padres, mientras lloraba escondida en el sofá. 

Ella volvió a dejar la bola en su sitio recordando perfectamente ese momento. 

Quiso seguir viendo las demás bolas pero todas tenían ese color oscuro que no le daba buena espina. Y en cuanto pensó en eso, una filera de bolas, que se encontraban una al lado de la otra, se iluminó igual que el sol. El color dorado iluminó la habitación y ella se acercó a ellas con rapidez. En cuanto estuvo cerca una sensación de felicidad opacó la de tristeza, que sintió con las otras bolas, y sin poder evitarlo cogió una de ellas. 

En cuanto sus dedos tocaron la primera bola ahí lo entendio todo, absolutamente todo. 



#12018 en Joven Adulto

En el texto hay: amor, liberacion

Editado: 22.05.2019

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