Sálvame y te salvaré

19. Falsas amistades

Dos días después 

Grace se puso sus deportivas lentamente intentando alargar el tiempo que le quedaba hasta ir a la consulta del psicólogo. Ayer ya tuvo suficiente con tener que ir al nutricionista y descubrir que habían muchas verduras y frutas en su dieta, no quería tener que hablar hoy con un desconocido sobre su desgraciada vida. 

Era cierto que ella siempre había sido abierta con todo el mundo, confiada, pero eso había cambiado, ella había cambiado desde la muerte de sus padres. Ahora era distante, desconfiada y prefería no encariñarse con nadie que no fuese su tía, aunque parecía que su corazón no podía esquivar a Aiden. Llevaba dos días sin ver al chico, desde el día en el que le dijo que lo recordaba todo, y hasta ahora no había vuelto a verlo. Era cierto que él seguía en el hospital y que estaría ahí una semana entera y eso le imposibilitaba ir a verla, por lo tanto solo quedaba que ella fuera hacia él, pero le daba algo de miedo. 

El sentimiento que se instalaba en su pecho cuando le veía, incluso antes de reconocerlo, era algo nuevo para ella y últimamente prefería no experimentar nada nuevo por el momento, tenía suficiente con los sentimientos actuales. 

-¡Grace baja de una vez o le diré al psicólogo que venga! 

La voz estridente de su tía llegó a sus oídos y no pudo evitar soltar un largo suspiro. No tenía escapatoria, la ventana estaba demasiado alta y su miedo a las alturas ni siquiera le dejaba asomarse a esta, así que no era una opción. 

Tapó su cara con las manos y soltó un grito de frustración antes de salir por la puerta de su habitación e ir en busca de su tía. Trotó por las escaleras hasta el salón y se encontró con su tía sentada en el borde del sofá con su falda estilo lápiz de color azul marino, con una camisa blanca que ahora estaba remangada hasta los codos y con las piernas cruzadas. Una sonrisa tiraba de sus labios ya que estaba hablando con Blake. 

-Aiden te vuelve tonta-llamó la chica la atención de su tía. Aunque sus mejillas se volvieron rojas al darse cuenta de que no había dicho Blake, sino Aiden-. No, no, no, quise... 

Anne miró a su sobrina y soltó una carcajada mientras se levantaba del sofá y se ponía la chaqueta de traje. 

-Veo que no solo a mi me vuelve tonta un chico. 

Grace soltó un suspiró y dejó caer sus brazos a los lados de su cuerpo. Era cierto, la volvía tonta, aunque no pensaba admitirlo en voz alta. 

-No quise decir su nombre-aclaró ella con un deje de nerviosismo en la voz. 

-Eso significa que lo piensas hasta inconscientemente. 

-¿Ahora eres Freud?-la chica posó las manos en su cintura y dejó todo el peso de su cuerpo sobre el pie derecho. 

Anne negó con la cabeza, divertida, y salió por la puerta haciendo que Grace la siguiera. 

[...] 

La cafetería del instituto hoy estaba abarrotada. Las mesas estaban llenas de diferentes grupitos que se encargaban de diferentes tareas ya que se acercaba el fin de curso y la despedida de los de último curso. Algunos profesores y la coordinadora de actividades se paseaba por las mesas por si alguien necesitaba ayuda. 

Lo cierto era que aun quedaba un mes, la cuestión era que el profesorado conocía a sus alumnos y sabían que podían ser bastante lentos. Así que todos se encontraban haciendo las tareas que se les había adjudicado, todos menos Aiden, el cual seguía en el hospital y lo seguiría estando por una semana más. 

-¿No le echáis de menos?-preguntó Kyle a su grupo-. Como que falta algo.

Louis asintió y Alexandra no pudo hacer más que darle la razón. 

Aunque solamente llevaba un par de días sin ir al instituto, Aiden era el que solía mantener el grupo unido ya que era el que conocía a los tres por separado y el que se había encargado de que se conocieran entre ellos. 

-¿Qué habrá pasado con Michael?-cuestionó Louis mientras repasaba los ''ticks'' que confirmaban que las tareas se estaban cumpliendo.

-¿No piensas levantar el culo de la silla y ayudarnos?-inquirió Alex al ver que el pelirrojo no movía un dedo más allá de garabatear un papel.

Al grupo se le había encargado recuperar los disfraces de carnaval, ver cual era el que valía y el que no y traer algunos más. También se encargaban de la decoración del interior del gimnasio, donde se llevaría a cabo los discursos de despedida y la fiesta final. Aparte de eso, tenían que pasar por cada aula y preguntar cuantos alumnos eran intolerantes o alérgicos a algún alimento para que el grupo que se encargaba de comprar la comida lo tuviera en cuenta. Sí, era una locura. Lo lógico era que el grupo de la comida se encargase de eso pero las tareas se dieron al azar. 

Por último, pero no menos importante, se tenían que encargar de ''la sorpresa''.

''La sorpresa'' consistía en una actividad divertida que era elegida solo por el grupo al que le había tocado y era secreto. Nadie debía saber de qué se trataba hasta que llegara el momento de jugar. Tenía que ser un juego pensado para todo el que quisiese asistir a la graduación y el grupo ya la tenía pensada. 



#12015 en Joven Adulto

En el texto hay: amor, liberacion

Editado: 22.05.2019

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