Nueva york
A Miles de kilómetros de ahí en una discoteca del corazón de New York Eleny hablaba por celular con Roberto Chico
- Eres realmente patético Roberto, él jamás me abandonará. Nadie podrá ocupar mi lugar, ni en su corazón, ni en su cabeza, mucho menos en su cama. Andrés me ama como a nadie amo.
-¿Tan segura estas de lo que dices?
-¡Claro nene! estoy realmente segura de quien soy y lo que soy para él. Soy esa chica insuperable, con nadie sentirá lo que siente por mí.
-Suerte tiene ese idiota, yo también te amaría quizá mucho más que él. ¿Si me dieras la oportunidad? Solo escuchame; Andrés con casi 30 años sigue siendo un inmaduro playboy, sin aspiraciones, vive a costillas del dinero de su padre y su abuelo, jamás ha trabajado o se ha enamorado de nadie, él no se aferra a ninguna mujer si está contigo es solo por la diversión que obtiene y la necesidad de cariño.
-Soy lo que necesita y otros desean, Roberto ningún hombre en Monterrey tiene ni su dinero, ni su porte y mucho menos su pene.- dejando salir una voz seductora
-¡Carajo! Es demasiada información, por otra parte me importa un bledo el tamaño de su pene. Yo solo llame para saber de ti
-¡Ya me has escuchado! estoy perfectamente bien, me divierto un poco para regresar cuando se me antoje a Monterrey.
-Eleny no juegues con fuego puedes salir quemada. Quizá algún día tú presencia ya no será necesaria, recuerda que el amor es como una planta si la olvidas de regar se secara, siendo demasiado tarde para salvarla.
-Ese debería ser mi problema, no el tuyo, acaso estas preocupado por Andrés o por mí, solo te recuerdo que solo eres un “amigo ocasional”, no pienses en mí de otra forma. Si me largue sin decirle nada fue por su estúpida infidelidad ¡se atrevió a engañarme! Pues bien que ahora sufra por mi ausencia, veremos si puede tolerar vivir sin mí. Si no tienes más que decir debo colgar Roberto estoy ocupada
En Monterrey
Alejandra Valverde
Los ánimos estaban a flor de piel, firme rápidamente los papeles. Kika dejo caer sus brazos sobre mis hombros murmurarme al oído “Ale. No creo que estés actuando con prudencia. Necesitamos el dinero solo piensa en JL. Por favor no vuelvas a golpear al playboy mucho menos lo llames mierda”
Observe alrededor y vi a mi enemigo fijando su mirada en mí. ¡Maldita pobreza! Deseaba echarme a chillar, la desesperación me había empujado a tomar la decisión de venderme pero ignoraba que este hombre estaba loco.
El sr. De la Vega camino a la puerta, antes de salir se detuvo dirigiéndose a una mujer regordeta de mirada tierna.
-Nana. Encargate que lleven la ropa de la señorita Alejandra a la habitación color crema. Por favor.- después me miró fijamente- necesito que se arregle, señorita, en un par de horas debe presentarse en la cena del corporativo será su primer evento.- tomo aire y continuo.- eso va también para ti Andrés y sin excusas QUIERO VERTE AHÍ.
Kika estiro mi brazo sacándome repentinamente de mi distracción. Me levanté y caminamos tras la nana que nos solicitó seguirla.
-Te ayudare a cambiarte antes de irme.-susurro Kika un tanto melancólica.
Mientras avanzábamos observaba con detenimiento la casa, era un verdadero palacio todo era moderno, elegante y perfectamente ordenado, brillaba de limpio, con un aroma a gardenias.
-Las escaleras son enormes… ¿crees que me pierda?- Pregunte mientras nuestros ojos actuaban como cámaras de video intentando almacenar en la mente el recorrido.
-No lo sé, imagina cuanto aseo será necesario para mantener todo tan ordenado. El escuincle dijo que serás su sirvienta.- chillo kika
- Ojala no realice yo sola todo el trabajo-
La nana abrió una habitación
-Pueden pasar, esta será por hoy su habitación, señorita.
Nuestros ojos brillaron, un vestido precioso colgaba de un perchero, en el suelo un par de zapatos de un nombre raro “Gucci” lo complementaba.
-Jamás habíamos visto algo tan fino. Esta ropa solo la vi en esas revistas que hojeábamos en Sanborns.-Kika corrió por la habitación, mientras continuaba hablando- ¡Que locos son los ricos tienen sala en las recamaras y una televisión casi de mi tamaño- se dejó caer sobre la cama para después levantarse como resorte. – ¡Ale! Mira el maquillaje que está en el peinador ¡Wow! Súper finos.
-Kika no toques nada, si destruimos algo tal vez ese niño rico nos obligue a pagarlo.
De nuevo solté mi lengua sin tomar en cuenta que la nana aún seguía con nosotros.