Samurái Palo

Prólogo

Antes de empezar.

Hola, mis hojitas de río. Leer esto te instruirá.

Katana debo escribirlo como «catana». La grafía está registrada en español desde el siglo XVII según la RAE, también aplica para daimio y sogún, de daimyō y shogun. Sí, samurai lleva tilde en español y está admitido.

No es fácil escribir una novela basado en Japón, combinando partes de Asia. Sí, fantasía cierto es, concede el género a ser libres, pero no puedo hacerlo carente de lógica e irrealismo absoluto. Las acciones, conductas, manera de hablar, historia y demás; minuciosamente llevó una profunda investigación al respecto para traerles Samurái Palo, con elementos ficticios que van a la par de la realidad.

Los libros que usé para dotar de profundidad, ubicados al final de la obra permanecen. Disfruten de la lectura hojitas de río, un abrazo.

***

 

Prólogo.

Galopan al relincho acechante, saltando los ríos, cruzando los abetos en la profundidad del sendero abandonado, ignorando las luces entre las hojas, movidas por el salvaje aire domador de corazones. Los gemelos Taiyō y Tsukino del clan Han, partieron a la hora del dragón, dando cacería al demonio que invade a los ciudadanos de Nanji. Como hijos del emperador y alumnos del sogún, fueron enviados para probar la valía de los años de constancia, endureciendo la perseverancia.

¡Suenan las placas de hierro arriba y abajo! Dirigiéndose cuesta arriba a la montaña Kanake, preparando la mente juvenil para una batalla, la primera batalla contra un demonio.

Desde los cinco años, los gemelos del emperador, recibieron el honor durante una noche de jolgorio, recibir el kimono y hakama —un pantalón de pliegos anchos—, iniciando el sendero en las artes del «bushido» que significa ‘camino del guerrero’.

Tsukino ataviado con la armadura negra, casco con dos cuernos de media luna, resaltando los rasgos frescos de porcelana; aminoró la marcha jalando diestro las riendas de su corcel. Corcoveando y resollando el animal, acaricia con suavidad las crines para calmarlo. Taiyō de armadura roja, casco con una insignia ovalada representando el sol, regresa para situarse a un lado de su hermano.

—¿Qué ocurre? —Se detiene Taiyō domando al cuadrúpedo.

—La paz en el entorno, retuerce al impaciente. —Examina el sitio con la mirada.

—Hermano, cubro tu espalda, soy insensible a los espíritus. —Taiyō no había nacido con la bendición.

La época cercana al invierno es la favorita para los enfurecidos demonios de Nanji. Atacando a los habitantes de la ciudad, alimentándose de almas, formando criaturas en el plano físico. Los ruegos no surtían efectos, los inciensos no apaciguaban su cólera, cada año las desapariciones aumentaban. Avanzaron por la pendiente.

—¿Por qué lo hacen? —Taiyō piensa en los motivos que conduce a un demonio a saquear esencia humana.

—Son almas perturbadas en busca del honor perdido. Devorar la esencia virgen de un hombre o una mujer, devuelve aquello que tanto ansían. —De soslayo vio a Taiyō y sonrió.

Un águila inquieta surca el cielo.

—¿Por qué sonríes?

—Una fruta podrida se descompone en la tierra, deja una semilla, y de ella crece un árbol; se encarga el cielo de regarla, el sol dar calor, la luna brindarle esperanza —responde.

—Explícate.

El fragor de las cataratas al sur eran escuchadas en las alturas.

—Morimos podridos, nuestras almas corruptas crecerán como los árboles que otros deberán cortar. —Latió fuerte el corazón de Tsukino.

—¿Cómo morimos nobles y renacemos inocentes? —Asustado, imaginó ser parte de los demonios errantes.

—Dejando de ser humanos —contestó reconociendo la dificultad de llegar a la terrible conclusión sin evitar un repelús.

Desenvainó el sable en silencio, siguiendo el sentido sintoísta.

—Hay presencia de un anken, debemos tener cuidado —recordó Tsukino.

«Anken» significa ‘materia’, espíritus malignos o benignos que llegan al plano de los vivos, uniéndose a alguien, forjando un estrecho vínculo. El objetivo es vencer al anken que habita la montaña.

Siguieron hasta llegar a un terreno aplanado; rodeado de rocas, una entrada arqueada de tono oscuro, presenta la caverna donde fue avistado el anken por última vez, transportando un niño. Taiyō miró el esqueleto de un muerto sobre un mojón, ruborizado e inquieto en la silla, sacudió los hombros. Tsukino sentía la presión de energía en la caverna, hizo una seña a su hermano.

—Debemos volver —dijo Tsukino.

—Nos arrebataran los sables por cobardes —replicó arrugando el entrecejo.

La vida entera de un samurái, formando el conjunto daishō —catana y wakizashi, el último es un sable corto—. Tsukino dio la razón a Taiyō, pero la energía del anken era superior a lo contado por los altos del emperador.

—Taiyō, ¿confías en el sogún? —Quiso prolongar la entrada al combate.

—Sí, indudablemente —contestó deslizando la wakizashi.



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En el texto hay: fantasia, accion, aventura

Editado: 09.01.2021

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