De tantas cosas que habían dicho, una tras otra repitiendo lo mimo, empecé a creer que estaban jugando con nuestras mentes y basto con ver a uno de los chicos con los que habíamos pasado la noche para confirmar aquella idea. Él estaba paralizado, en impacto, como si no pudiera creerlo, se podía ver el miedo y la culpa en sus ojos, su mirada expresaba un pánico total. Lo estuve viendo por un par de segundos hasta que sus sollozos se convirtieron en llanto y se le escaparon algunas lágrimas y gritos a pulmón herido. — ¡Yo lo vi, yo lo vi, yo sé que pasó! —dijo entre gritos y agitación. En ese momento pude sentir que el mundo se desprendía a mil, todo sucedió como si fuese cámara lenta, escuchar esas palabras gritadas mientras las luces de las patrullas alumbraban toda la escena, sentía como si estuviese en un teatro y todo el mundo fuera espectador, tanto, que en un punto creí que tal vez era la cantidad de alcohol en mi torrente sanguíneo la que estaba despertando toda esa paranoia. Luego de aquellas palabras, hubo un tenue silencio hasta que Godoy se levantó y corrió hasta donde estaba aquel chico. — ¿Dime que paso? ¿Tú sabes algo? ¬—Le preguntó. — ¡No es posible! ¿Será verdad? Como él habrá podido ver lo sucedido si me aseguré de que absolutamente nadie estuviese junto a mí y pudiese presenciar algo así —repetía una y otra vez en mi cabeza mientras a lo lejos podía ver a Godoy y aquel chico charlar. —Ahora sí me llevo quien me trajo, como carajos no me aseguré bien de que alguien estuviese cerca Tal parecía que mi consternación podía evidenciarse, pues Godoy empezó a notar mis miradas y no dejaba de observarme atentamente, por un momento pensé que analizaba mi comportamiento. Ante dicha situación, opté por cambiar mi expresión, pues estaba más que seguro de que era sospechoso, ya que de alguna manera aquel investigador lo estuvo insinuando desde que había llegado. — ¿Será posible? ¿Cómo carajos pudo suceder esto? —Digo de nuevo en mi mente intentaba mostrar una expresión tranquila y serena para no levantar sospechas. En medio de su aturdimiento, el chico no terminó por decir nada, por lo que Godoy se resignó y sólo dio unas palabras intentando transmitir calma. —Ha sido complicado, sólo podemos afirmar que estamos ante un individuo altamente peligroso, pues hemos intentado seguir las señales, pero ha sido imposible su reconocimiento —sostuvo en un tono de voz alto que se escuchaba en todo el salón. —Bueno de ahora en adelante todo lo relacionado con este caso es exclusivamente confidencial —concluyó. Después de su discurso, no supimos qué hacer y todos seguimos en nuestros lugares, por su parte, la policía seguía en lo suyo y Godoy se acercó a mí nuevamente. — ¿Sigues sin querer decirme cómo fue todo lo que pasó aquí? —Preguntó persuasivo. —Ya te dije lo que sé —respondí. — ¿Tienen alguna idea de quién pudo haberle causado daño? —Estoy desconcertado —le dije mientras lo negaba con mi cabeza. —Por favor, piénselo, tómese su tiempo. Tiene que haber un motivo, siempre hay un motivo, sólo tenemos que averiguar cuál es. —Venga, siéntese junto a mí, cuando descubra lo que ha pasado aquí ya nada podrás hacer por mí. Mejor le propongo cerrar el caso y dejemos así —respondí negociando y queriéndomelo sacar de encima de una vez por todas. —Reitero, tómese su tiempo —dijo, no sin antes dar una sonrisa de suspicacia.