"La ficción supera a la realidad... aunque a estas alturas no sé cuál es cuál"
En ese momento no supe que hacer o por qué tenía tan mala suerte y ahora que lo sé, creo que fue mejor así, sino me hubiera puesto más nerviosa y no hubiera salido con vida de ese lugar.
No sé cómo lo reconocí, solo que tenía que actuar lo más normal posible sin importar que no me quitara la mirada de encima. Por desgracia tuve que pasar por su lado y lo terminé de confirmar era el mismo chico que vi saliendo del callejón lleno de sangre, después de aquel lobo junto a uno de los chicos, mismo peinado, mismo estilo de vestir y esa aura fría que le rodeaba. Por primera vez en mi vida agradecí que el timbre para entrar a clases sonara. Entré a mi clase sintiéndome más segura desmoronándome en la silla, recosté mi cabeza en la mesa mientras esperaba a la profesora. No supe en qué momento me dormí hasta que sentí que tocan con suavidad mi brazo.
—Uhmm...—Hice un sonido levantando la cabeza aún medio dormida, sueño que se me quitó al instante al ver quien era él que me estaba llamando.
Mis ojos se abrieron a más no poder de la sorpresa y el miedo. ¿Qué hacía ese tipo aquí? Desvíe la mirada hacia el frente para encontrarme que no solo él sino que también estaba el tipo del callejón con dos más, todos hablando con la profesora.
—¿Q-qué quieres...? —Perfecto, otra vez gagueando.
No puedo dar más pena porque es imposible. ¿Qué tiene ese tipo que pone mis nervios de punta?
—La profesora me dijo que me sentara a tu lado hasta que tu compañero vuelva a clases. ¿Podrías quitar tu mochila para poder sentarme? —Señalando a dicho objeto que descansaba en la silla a mi lado.
Asentí maldiciendo a Alejandro por no haber ido ese día a clases. Trataba de evitar la mirada de los cuatro, pero era imposible, eran demasiado persistentes. No sé qué tenían esos tipos, pero me miraban raro y luego entre si con enojo. De verdad que no tengo ni la más mínima idea de que está pasando, solo que es incómodo y molesto y quiero que pare.
—Oye... Perdón por lo del viernes. Tenía demasiada hambre y no pensaba con claridad, ya sabes... Ese día era muy difícil controlarnos, no lo vuelvo a hacer otra vez... Lo prometo, así que no tienes por qué estar preocupándote tanto —Su tono de voz decía que era sincero.
Por mucho que pareciera arrepentido no le iba a creer ni una sola palabra, a parte no tenía idea de que rayos estaba hablando. ¿Viernes? ¿Difícil controlarnos? ¿De qué rayos hablaba?
—No tengo idea de que hablas, solo deja de mirarme de esa forma y todo estará bien —dije sin quitar la mirada del frente, viendo como aquellos tres se sentaban algo alejados de mí, por lo menos algo bueno.
"Si, tal vez fui un poco seca, pero créanme, fue lo mejor que pude hacer en ese momento"
—¿De verdad no sabes de lo que hablo? ¿O te estas burlando? —Su cara era entre burla e incredulidad y yo seguía sin entender absolutamente nada de lo que estaba diciendo por lo que simplemente negué.
—No tengo idea de que hablas, así que por favor deja de molestar y atiende a la clase, no quiero que la profesora me llame la atención por tu culpa. —Tampoco era que me importara mucho eso, después de todo no pasaba una clase en la que me regañara por eso, lo que no quería era tener contacto con él.
Para mi suerte no habló más, se quedó callado sin hacer o decir nada con respecto a mí, cosa que me dejó aliviada. Al acabarse la clase salí lo más rápido posible para llegar a la otra, que estaba literalmente al otro extremo de la escuela.
El resto del día me fue normal, no los encontré en ninguna clase excepto en el almuerzo, donde yo estaba con mi mejor amiga, Lisa, por un lado, el grupo de anoche por otro y los hermanos al contrario de estos. Ambos me observaban fijamente haciendo de mi almuerzo algo muy incómodo... Ellos sí que eran raros y daban miedo.
Era todo sin sentido y bastante tenso para mí por lo que decidí ir al baño, sola.
" A veces me pregunto que tenía en la cabeza para hacer esas locuras. ¿Quién va sola al baño? Solo yo, aun sabiendo que hay gente rara vigilándome"
Entré al baño y fui directo a los lavamanos, donde me tiré varias veces agua a la cara deseando que aquello parara de una buena vez.
—¿Qué rayos está pasando? —me pregunté a mí misma.
Me quedé mirando en el espejo aquellas enormes ojeras que tenía por no dormir nada la noche anterior.
—Eso te lo puedo explicar yo, si me dejas... —Su tono era serio, pero de esos que hacían que te relajaras y confiaras, cosa que tal vez en otra situación hubiera logrado conmigo, pero luego de verla junto al chico que salió del callejón lleno de sangre solo logró alterarme más—. Pero primero controla tu corazón, me duelen los oídos... —Se quejó de dolor.
Algo que no entendí. ¿Cómo le podía doler que mi corazón se hubiera acelerado por su presencia y el susto? Esta gente me está volviendo loca con las cosas sin sentido que decían.
—Perdón, pero no es algo que pueda controlar... y dudo que eso te moleste... ahora si me disculpas me están esperando —Me importaba poco lo que la chica me quería decir.
No quería era estar sola en un lugar, y mucho menos cerrado, con alguno de ellos. Traté de salir, pero ella me detuvo del brazo y me tiró de este para que volviera adentro.
—En cuanto salgas de aquí los hermanos van a estar esperándote, si te vas con ellos será tu fin. En cambio sí vienes con nosotros te protegeremos y prometemos no hacer nada que no quieras. También te vamos a explicar todo lo que está pasando... lo que viste anoche y demás... No creo que tengas mejor opción que esa —Ella no se movía, estaba estática, en la misma posición, recostada a la pared, mirándome muy segura de lo que decía, de vez en cuando hacía muecas de dolor.