Hrolf Wolfenssen es un chico de 17 años, con pelo rojizo y barba incipiente, era un muchacho un poco entre lo esbelto y lo atletico, hace menos de 2 años que se habia despedido de su madre y sus hermanos para aprender trabajando de en la herreria de su tio, Lothar, un hombre fuerte y esbelto que habia sido herrero para el Jarñs mientras su padre Rurik se la pasaba en la guerra en Inglaterra, saqueando mercados y ciudades, enfrentandose a grandes enemigos como Alfred el Grande, su padre habia cosechado tantas victorias en el campo de batalla que los ingleses le llamaban "El juicio de Dios", Siempre que desembarcaba con su ejercito listo para el pillaje los cobardes aldeanos no hacian otra cosa que huir y las mujeres lloraban histericas, corriendo para ponerse a salvo del juicio que les esperaba,¿ y que mejor juez que un corte limpio de hacha?
Hrolf había terminado de ayudar a su tío el herrero cuando se decidio ir a visitar al muelle para ver con sus propios ojos la flotilla de drakkars, construidos cada uno cuidadosamente con madera de Arce y de roble, las mejores maderas de la ciudadela la vendian los mercaderes a los constructores navales, cuaquiera que queria ganar un poco de dinero extra o de plata debía de ir a bosque y conseguir un buen arbol, sobre todo los leñadores de la ciudadela de Stokcholm eran conocidos por ir a todas horas a buscar un buen madero para vender en el mercado local, los marineros y los jarls solían llenar esos mercadillos como ratas en los dias de mayor demanda, cuando se necesitaban exploradores o cuando algun señor iba de pillaje a Inglaterra, mientras los artesanos e ingenieros navales como si de una obra de arte se trataran se dedicaban al otro lado del Astillero cerca de Bahia del Jabalí a costruir en tierra los barcos y a tallarlos con los acabados finales, mientras las mujeres se dedicaban entre ellas a hacer las velas de dos colores de los drakkars, eran velas largas de 4 x 3 metros de largo , Hrolf miro como otros estaban aparejando a las velas de cada uno de los esbeltos drakkars de unos 10 metros de largo por 4 de ancho eran la embarcacion de guerreros y de grandes exploradores, el mayor honor para un muchacho como Hrolf habría sido desde luego, navegar en aguas profundas con esos bellos navíos, sin duda ya estaba cansado de escuchar las ordenes de su tio y de ver como los guerreros veteranos le dedicaban una mirada de burla o de condescendencia cuando lo veian, se le vinieron a la mente aquellos recuerdos cuando tenía 12 años de edad su padre lo llevo al bosque de Wolfst para cazar lobos, despues de un día de camianr entre las ramas de los arboles cubiertos de nieve y sentir el suelo helado crujir ante sus pies, vió de reojo un lobo con la visión periférica, y con la velocidad de un rayo tpmo su arco, apunto y le disparo una flechaese dia termino atrapando el solo un lobo con una flecha que acerto en la mandibula del animal, era el momento en que su padre comenzo a ver que tenía talento para las armas pero en vez de mandarlo a Heptágono de hierro a entrenar con los demas aprendices de guerreros lo mando primero a las panaderias a aprender a cocinar y luego con su tío el herrero. nunca entendió eso de su padre, lo consideraba una completa perdida de tiempo, ¿cocinar pan? eso era tarea de los mancos, de las mujeres y de los niños de 7 años no de un futuro guerrero o explorador nato, pensaba dentro de si
Hrolf se encontró de pronto a lo lejos en los astilleros a un viejo amigo, Skorgland de la infancia, lo habia conocido mientras aprendia a cocinar pan sin levadura cuando tenía 7 años, un día les dio por echar a un zorrillo en los panes que habia recien hecho, como si fuera una broma muy pesada para los aldeanos, ese dia dejaron de ser cocineros en la panaderia del pueblo, la ultima vez su padre tuvo que alegar mucho con el Jarl para que no obligaran a su hijo a comer todo el pan contaminado con orines de zorrillo, al final tuvo que comer un bocado para demostrar que estaba haciendo escarrmiento, juró jamas hacer de nuevo esa estupida broma.
-Hey Skorgland, espero que no estési perdiendo el tiempo acosando a las hijas del señor jarl
Skorgland lo vio y rió al mimso tiempo que le dio un fuerte abrazo
-Es la primera vez que te veo en años y lo que se te ocurre es echarme tus crimenes sobre mi hombro, caramba, ha pasado tanto tiempo ¿cómo esta eso de ser aprendiz de herrero? de seguro lo odias, te conozco muy bien
-la verdad,, está bastante entretenido - mintió- la verdad es quer ser herrero es muy importante si no, ¿quien haría las espadas para los locos como tu hermano?
Skorgland soltó una carcajada
-Der verdad que no sabes mentir, todos aquí en Stokholm e incluso en las aldeas frias y blancas del norte conocen que te gusta andar de vago en medio del bosque, como un lobo norteño,¿ es más, sabes que? mi padre es capitán del "Aliento de Dragon" tal vez lo convenza para que nos acompañes en una expedicion a las tierras de esos hombrecillos cobardes que se llaman a si mismo ingleses, no hay nada mas divertido que ver como huyen tan solo de ver nuestras hachas eh
Hrolf se obligo a si mismo a ocultar la emocion en su rostro y trtó de responder lo mas hosco y frio posible
-Me parece bien,. ¿cuando zarpamos?
Skorgland volvió a reir como un viejo amigo, - Hrolf, hijo de la vasta línea de descendencia de... leñadores... hijo de Vastko el leñador y su abuelo el Carpintero del pueblo al fin honrara la casa de su familia y será un hombre, jamás creí vivir lo suficiente para que los dioses me permitieran ver eso - dijo riendo
A la mañana siguiente sonó el cuerno en la plaza de la ciudadela, la nieve blanca cubría ya los arboles y los edificios de madera de la ciudad, pasando por la inmensa cantidad de arboles blancos como si tuvieran pelaje de oso polar, Hrolf se desperto y fue corriendo a ver que sucedía
Hablo el manco Hrolsson, frente a una multitud de hombresa y mujeres que se debatian entre ellos como toda una muchedumbre que estaba enfadada porque la habían interrumpido su sueño
Editado: 29.11.2021