—Solo quiero hablar contigo —dijo acercándose.
—¿Y de qué? —le preguntó sería.
—Mira seré directo, quiero que me dejes el cargo de heredero al trono, yo sé que tú no quieres ser reina así que mejor renuncia a él y déjamelo a mí —la forma tan relajada en qué lo dice me hace enojar.
—Ni lo pienses, yo no pienso renunciar a mi cargo —dije sería. Debe estar loco si piensa que le dejaré el cargó de rey.
Se que puede parecer egoísta de mi parte pero la verdad, si tuviera que cederle el trono a alguien sería a mi primo Giovanni y no a Enzo, el solo piensa en el mismo y no le importan los demás, se que solo quiere ser rey por el título y no porque le importe Landier, ni los ciudadanos del reino, solo haría que el reino se dividiera llevando a Landier a la ruina.
Mi madre y mi padre se casaron para juntar el reino de Landene que es el reino de mi padre y el de Killian que es el reino de mi madre aunque al final ambos se terminaron enamorando, así fue como surgió el reino de Landier. Mis padres trabajaron demasiado para poder juntar a ambos reinos intentando que todos tuvieran buenas oportunidades tanto de trabajo como de vida para evitar que las personas cadezcan de todo lo necesario para vivir dignamente, obvio no todo podía ser perfecto y esas ridículas leyes de que las mujeres no pueden hacer ciertas cosas son un claro ejemplo y esa es la única razón por la que acepte seguir adelante con la coronación, quiero darles a las mujeres las mismas oportunidades que a los hombres aunque vaya a ser algo demasiado complicado.
—Entonces te propongo que nos casemos, así ambos podemos tener lo que queremos, yo ser rey y tú la libertad que tanto deseas ¿Qué dices? —dijo sonriendo con suficiencia.
—Olvídalo, nunca dejaría al mando a un narcisista, idiota y codicioso como tú, no tienes la capacidad física y mucho menos mental para dirigir este reino o cualquier otro —contesté.
—Prima —sonrió irónicamente— ¿Por qué mejor no te pones a bordar mantas o a tocar el piano?, ¿Tu que podrías saber de manejar un reino?
—Sé mas que tú en cuestión de finanzas, entrenamiento e interés social además de cumplir muy bien con mi rol como mujer en la sociedad —dije firme. Lo mire fríamente y con el cejo levemente fruncido.
—Lo único en lo que deberías estar poniendo tu atención es en conseguir a un buen marido, y nadie mejor que yo para cumplir con ese “rol”, yo sería el rey y tu la reina de Landier —hizo un ademán con las manos como si presentara su gran idea— ambos estaríamos ganando.
—¿Cómo puedes decir tantas estupideces juntas? —me mira desconcertó y lanza un gruñido frustrante— eres tan egoísta que nunca pensarías en el pueblo, tan clasista que la sociedad se dividiría aún más, tan tonto que el reino quedaría endeudado en menos de un mes —espete enojada—. No eres un caballero, ni si quiera te podrías acercar al término de hombre —lo mire frustrada de arriba para abajo— eres simplemente un idiota.
—Ay prima —suspiró y en un movimiento rapido me sujetó del cuello— te mostraré que este “idiota” —enfatizó— te va a hacer mujer y yo seré el primer hombre de tu vida —me susurró en el oído mientras me retorcía y trataba de safarmé.
Me pega a la pared, me besa y empieza a bajar sus manos de mi cuello a mi cintura, intento empujarlo pero me toma los brazos pegandolos a la pared por encima de mi cabeza. Siento como intenta desabrochar mi vestido así que reúno todas mis fuerzas para patearlo en la entre pierna, el se aleja mientras se queja de dolor y lo golpeó en la cara haciendo que empieze a sangrar de la nariz.
—No vuelvas a tocarme en tu miserable vida idiota —le grito enojada intentando contener las lágrimas que amenazan con salir. El me mira enfurecido, lo golpeó de nuevo y salgo de mi habitación corriendo.
El baile termino después de algunas horas, todo el tiempo que duró el baile intenté mantenerme lo más lejos de Enzo lo cual no fue difícil.
Ahora estábamos sentados en la mesa cenando sin decir nada hasta que mi tío Thomas rompe el silencio.
—No puedo creer que pronto heredaras la corona, siento como si fuera ayer cuando tú y Giovanni corrían por todo el castillo —dice sonriendo.
—Lo se, aunque todavía faltan unos meses para eso —digo fingiendo una sonrisa
—Yo creo que Analee no puede ser reyna —dice el tío Orlando ganándose las miradas curiosas de todos.
—Yo creo que Analee es más que capaz para ser reyna —dice Giovanni.
—No lo creo, no está bien que una mujer heredé el trono sin estar casada y todavía no tienes marido ¿verdad primita? —dice Enzo.
Lo miro con odio, y lo que pasó hace unas horas atrás hacen que sienta aún más asco y odio hacia el.
—Aunque Analee sea la heredera directa al trono no está bien que tome el poder sin estar casada —continúa. Mis padres lo miran enojados y con odio, saben a dónde se dirige.
—Enzo sería un rey perfecto y es de la familia así que no tendran que preocuparse —dice el tío Orlando.
— Yo con todo gusto me ofrezco a ser el rey, si gustan Analee y yo podemos...
—No es necesario Enzo —dice mi padre.
—Analee heredara el trono y por el marido ni se preocupen, ella gobernada junto con su prometido el príncipe Tayden Benedetti del reino Edelweiss —dice mi madre haciendo que me atragante con el vino.
—¿Qué? —preguntan Enzo y su padre.
—Asi como escucharon, Analee está comprometida con el príncipe Tayden, ellos se casarán en tres meses —dice mi madre sonriendo.
—¿Cómo? ¿Cuando empezaron a salir? —me pregunta Giovanni.
—Yo...
—Ya llevan un tiempo, pero prefirieron mantenerlo en privado, ya saben que a Analee no le gusta hacer pública su vida —me interrumpe mi padre haciendo que lo mire sorprendida.
«¿Comprometida? ¿Yo? ¿Llevo saliendo ya mucho tiempo con el? ¿Cómo es que no lo sabía? ¿Desde cuando es mi prometido? ¿por qué lo dicen hasta ahora?»
—Hermano, no creo que sea buena idea que un desconocido asuma el poder, sería mejor si Enzo y Analee fueran los reyes...—Orlando es interrumpido por mi padre.