Narrador omnisciente
Durante toda la noche Cyra no logro conciliar el sueño, no dejaba de pensar en como estaba su amiga, si la habían descubierto o le había pasado algo, también no dejaba de pensar en que, si la reina Ivory descubría que ella había ayudado a Analee a hacer esa tontería la correrían a ella y a su madre pero tampoco podía dejar sola a Analee.
—Ojalá que todo salga bien... —dice dando la vuelta en su cama.
*En otro lugar*
—Padre tengo que hablarle sobre mi compromiso con la princesa Analee —dice Tayden entrando a la oficina de su padre.
—¿Ya decidiste si te casarás con ella? Es una gran oportunidad para nuestro reino y el suyo —dice el rey Alessandro.
—Ya lo decidí padre, me casare con ella, creo que ella es la reina que Edelweiss necesita, sería una reina perfecta ya que sabe mucho sobre política —dice Tayden.
—Me parece perfecto hijo, hoy mismo hablaré con los reyes Landi para que empezemos a planear la boda —dice Alessandro. Tayden asiente y sale de su oficina.
***
—¡Cyra! —Cyra estaba leyendo cuando la reina Ivory entra a su habitación.
—¿Qué pasa su majestad? —pregunta Cyra.
—¿Has visto a Analee? —le pregunta preocupada.
—No su majestad, ¿No estará en la biblioteca leyendo? —pregunta.
—No, ya la busque y no está —dice preocupada.
—No lo sé su majestad, no la he visto —dice intentando no parecer nerviosa.
—¡Seguridad! —grita haciendo que Cyra se sobresaltara.
Los guardias entran a la habitación de Cyra, ella intenta parecer lo más normal posible pero sus nervios por ser descubierta eran grandes, en su mente repasaba lo que tenía que decirles a todos para no ser descubierta y esperaba que la reina y todos le creyeran.
—Busquen a la princesa Analee —ordena y los guardias se van a buscarla.
La reina Ivory sale de la habitación de Cyra para ir a buscar a su marido, le dice que Analee no está y ambos se van a buscarla.
Analee
Llegó a la academia militar, hay soldados en la entrada vigilando, afuera hay muchas familias despidiendo a sus hijos, hermanos y novios.
Contempló la academia, no puedo creer que haya logrado entrar, que los haya engañado. Estoy a unos pasos de cumplir mi sueño y no me lo puedo creer.
Veo que un chico se detiene a lado mío, trae una carreta llena de ropa, una tetera, un balde y no sé cuánto más; su ropa es vieja y está un poco sucio. El es de tez clara, cabello negro un poco largo y ojos grises.
—Hola —lo saludó intentando que mi voz suene grave.
—Hola, soy Flavio Rinaldi —dice animadamente.
—Yo soy An...Franco Leone —digo. No me acostumbro todavía a este nombre.
Le extiendo la mano, el se la limpia en su ropa y me estrecha la mano.
—¿También vienes a la academia militar? —pregunta y asiento —¿Solo traes esa maleta?
—Si, realmente lo único que necesitas traer es tu ropa lo demás te lo dan aquí —digo sonriendo amable.
—¿En serio? —pregunta confundido y asiento. —pensaba que solo te daban las armas para practicar y dónde dormir.
—¿De dónde eres? —pregunto.
—Soy de Avani —dice.
Avani es un pueblo que está en el reino de mi madre, las personas de ahí son demasiado pobres.
—¿Viajaste desde Avani hasta acá para entrar a la academia militar? —pregunto y el asiente. Sonrío. —te admiró.
Entramos a la academia y vemos a todos hablando entre todos, cuando nos acercamos todas las miradas caen sobre Flavio, algunos lo miran con desprecio mientras que otros solo lo miran curiosos por la carretilla. Se me olvidaba decir que la mayoría son chicos ricos así que para no llamar mucho la atención en mi historia está que soy pobre.
—¡Atención! —escuchamos a uno de los soldados decir.
Todos nos callamos y nos giramos, al frente estaba el coronel Ianello. Recuerdo haber oído hablar de el, era el mejor soldado, triunfó en todas sus misiones y desmanteló a muchas bandas criminales, después de que se retirada del ejercito se dedicó a enseñar en la academia militar, dicen que se retiró después de que le mataran a su hija.
—Escuchen todos, yo soy el coronel Ianello y seré el encargado de convertirlos en los mejores soldados del reino, deben saber que las reglas son muy estrictas aqui, porque aquí no formamos inútiles si no soldados de verdad... —fue interrumpido por el sonido de un coche.
Un coche negro de los que suelen tener los ricos se detiene a lado del coronel y de este se bajan 5 chicos. Uno es de cabello chino rubio y largo de ojos miel, otro es de cabello negro, corto y ojos marrones, los otros dos son castaños de cabello corto, uno de ojos marrones y el otro de ojos grises azulados y por último un chico de cabello negro, cabello no tan largo despeinado y ojos color miel quien además viene borracho con una botella de whisky en la mano. Los cinco son de tes clara.
«Oh no, ¿Que hace el aquí? El no debería estar aquí.»
Miró al chico que está tambaleándose por lo borracho que está quien, además, resultó ser el chico con el que peleé en el baile de mis padres.
Narrador Omnisciente
—Disculpe coronel ¿Podemos hablar? —pregunta el conductor.
Se alejan del resto de los alumnos y el señor saca una carta.
— Ellos son los soldados Greco, Santoro, Vitale, Bianco y Lombardi —dice acercándose al coronel.
—¿Y ellos que? —pregunta serio.
—Son los mejores soldados del reino Edelweiss y han sido mandados por el rey Alessandro para recibir entrenamiento aquí —dice.
El coronel mira a los soldados quienes cuatro de ellos están parados solo mirando al frente y el otro que está borracho está peleándose con el rubio porque no quería regresarle su botella de whisky.
—Espero que los trate bien coronel, ellos son de familias muy influyentes en especial el soldado Marukh Lombardi, es hijo del ministro Lombardi —dice señalando al que está borracho.