Corre, corre, corre Alaia si tan solo ¡Quieres sobrevivir!
Corría, más bien me arrastraba a toda velocidad por el bosque de Hinomori con desesperación. Las ramas se quedaban atascadas en mi cabellera media, tenía pequeños rasguños en mis mejillas las cuales se tornaban rojas por la falta de aire y mi ropa se oscurecía con las rocas de flamas del bosque.
–¡Vuelve aquí Alaia! – Piernas para que las quiero. Frene en el camino a la cabaña de Kenmei, el sería capaz de cuidarme. No pare de correr en todo el camino rojo, las hojas de otoño caían suavemente en mi nariz haciendo que estornudara y de vez en cuando me estorbaban la vista haciendo que torpemente me cayera.
–¡Alaia! – Estaba por llegar, solo me hacían falta unos pocos metros. Sentía sus pasos detrás de mí, pero no voltee atrás. Llegue al portón de la cabaña de Kenmei y como siempre él se encontraba sentado en su silla de madera afuera en su portón.
–¡Kenmei! – El anciano alzo si vista hacía mí. Nerviosamente notando mi situación corrió a la puerta y la abrió. Sin poder frenar entre como pude, derrapándome por el suelo y nuevamente rompiendo mis pantalones negros.
–¡Cierra Kenmei! ¡Cierra! – Kenmei hábilmente cerró la puerta y por fin pude respirar.
–Abre la puerta Kenmei– Alguien pedía bruscamente atras de esta. Volteo a verme en busca de aprobación, pero yo solo negué con mi cabeza para que no la abriera.
–No estoy en casa– Me di una cachetada mental ¿No estoy en casa? ¿¡Es enserio!? Kenmei se rio por lo bajo mientras venía hacía mí.
–Jovencita, no puedes andar viniendo a mi casa en búsqueda de refugio cada vez que...–Kenmei fue interrumpido por el horrible sonido de garras en su puerta, la cual no por mucho se mantuvo parada, ella la había derribado.
–Huim ¿cuantas puertas me debes? – Su maldita mano estaba hecha fuego. No es justo que utilice al dragón en su beneficio.
–No lo sé Kenmei ¿Cuántas veces has ocultado a Alaia? – Huim decía mientras entraba a la cabaña con sus ojos rojos como lava.
–Alaia...– Huim se acercó a mí y me tomo del hombro levantándome del duro suelo de caoba de la cabaña.
–Huhm, hola hermanita– Sonreí lo mejor posible. Tenía miedo de lo que Huim pudiera hacerme, ella no es muy paciente cuando yo digamos que... ¿Me porto mal?
–Ahora, tu y yo nos vamos a casa, Jian no para de buscarte y sabes que él tiene un peor humor que yo– Iba saliendo de la cabaña por los pequeños empujones que me daba Huim. Sacudí mi mano en señal de despedida hacia Kenmei, el hizo lo mismo y posteriormente cerró la puerta de la cabaña.
Caminábamos por el mismo sendero por el que llegamos. Esta oscuro, muy oscuro, las llamas de las hojas se habían apagado y las rocas luminosas del suelo no brillaban más, estábamos a oscuras. Huim realizo un movimiento de manos y después una luz desprendió de la palma de su mano, caliente y viva.
–El dragón, no es correcto que lo utilices cuando no hay peligro alguno y menos ¡Para derrumbar las puertas de Kenmei! – Le reclame a Huim, pero ella solo me ignoraba, dejando mis palabras irse como el viento de la noche.
–Alaia, comprende que el dragón es un poder entregado a nosotros por Lao, nuestro antiguo jefe– Huim me guiaba en la noche por los caminos irreconocibles de bosque Hinomori mientras mis pies descalzos se rasgaban con las espinas de las ramas caídas.
–Pero no lo entiendo ¿Qué es el dragón realmente? ¿Por qué Lao nos lo heredo? – Pregunte confundida mientras subíamos por una colina con yogan, o como antes le llamaban los humanos, lava.
–Haber ¿Necesito contártelo todo nuevamente? – Asentí levemente. Por fin llegamos a la cima de la colina, se podía ver todo Gehénnam, nuestra colonia y nuestro hogar.
–Bueno, después de la muerte de Meina, la única jefa de Shui, Lao cayo completamente en depresión junto con Zasso y Kaze. Los tres hombres estaban perdidamente enamorados de ella por su eterna belleza y su enorme corazón, pero la ira consumió a Kaze y Zasso, ambos peleaban por el cuerpo de Meina aún después de su muerte pero, podía ser salvadosolo con el terrible poder del dengta. Mientras Lao, observando la terrible pelea entre los dos jefes, decidió ir en búsqueda de un arma que podría proteger a los Kaji– Su relato se extendía, por lo cual decidí acostarme en su regazo y seguir escuchando aquella historia de leyendas.
–Lao camino por días en Jinsei, hasta que un día se encontró a un joven de cabello largo color ceniza, el joven le indico que fuera con él y Lao así lo hizo. Una vez en la cabaña del joven, Lao fue ofrecido el alma de un dragón de fuego, el dragón Raiku. Lao no quiso aceptarlo en un inicio, pero después de cierto discurso del joven Lao acepto al dragón dentro suyo, aquel joven es el que hoy en día conocemos como Kenmei hermana, Kenmei le entrego el poder a Lao y gracias a él estamos vivos hoy en día–Estaba sorprendida. Kenmei era conocido por ser un sabio brujo de la raza Kaji, pero jamás me imagine que él sería el salvador de nuestra raza.