Sangre Eterna

Capítulo 10: La Forja de la Fuerza

La luz del amanecer se filtraba a través de los árboles mientras Luna y Adriel regresaban a la cabaña. A pesar de la tensión de la noche anterior, el aire fresco y renovador les ofrecía un respiro. Luna sentía que su corazón latía con más calma, pero la sombra de Malek seguía rondando en su mente.

—Necesitamos un plan —dijo Adriel mientras se sentaban en la mesa de la cocina, un nuevo sentido de urgencia en su voz.

Luna asintió, sintiendo que su determinación crecía. —¿Qué haremos?

—Debemos prepararte no solo físicamente, sino también mentalmente. Malek intentará jugar con tus emociones y tu mente —explicó él, mirando a Luna con intensidad. —Tienes que estar lista para enfrentar no solo su poder, sino también su manipulación.

—¿Y cómo haré eso? —preguntó ella, sintiendo la presión de la responsabilidad sobre sus hombros.

Adriel se inclinó hacia adelante, su mirada profunda. —A través de la meditación y el entrenamiento en defensa mental. Debes aprender a bloquear sus intentos de influir en ti.

Luna respiró hondo, sintiendo que una chispa de esperanza la atravesaba. —Estoy lista para todo lo que necesite hacer. No permitiré que Malek me controle.

—Esa es la actitud correcta —dijo Adriel, una sonrisa de orgullo en su rostro. —Comencemos con la meditación.

Luna se acomodó en el suelo, siguiendo las instrucciones de Adriel mientras él la guiaba. Cerró los ojos y se concentró en su respiración, intentando dejar de lado las distracciones. Imaginó una luz brillante a su alrededor, un escudo protector que la rodeaba.

—Visualiza tu poder, Luna. Deja que fluya a través de ti —la animó Adriel, su voz suave y tranquilizadora. —Recuerda que eres más fuerte de lo que crees.

A medida que se sumergía en la meditación, sintió que una corriente de energía comenzaba a elevarse dentro de ella. La luz que había imaginado se hacía más brillante, llenándola de una calidez reconfortante.

Después de un rato, Adriel la guió para salir de la meditación, y Luna abrió los ojos, sintiéndose renovada.

—¿Cómo te sientes? —preguntó él, observando su reacción.

—Increíble. Siento que tengo más control —respondió Luna, su voz llena de determinación.

—Eso es solo el comienzo. Ahora, vamos a trabajar en tu defensa mental. Malek intentará invadir tu mente, y necesitas ser capaz de bloquearlo —dijo Adriel, preparándose para el siguiente ejercicio.

A medida que avanzaban, Luna notó que cada movimiento se sentía más natural. La confianza que había empezado a florecer en ella se fortalecía con cada ejercicio. Pero, en el fondo, la realidad de lo que estaban enfrentando seguía presente.

Después de varias horas de entrenamiento, se tomaron un descanso. Luna observó a Adriel mientras tomaba un trago de agua, notando las líneas de tensión en su rostro.

—Adriel, ¿has enfrentado a Malek antes? —preguntó, sintiéndose intrigada.

Adriel dejó el vaso a un lado y se volvió hacia ella, su mirada seria. —Sí, lo hice hace años. Fue una batalla intensa, y aunque logré escapar, no salió sin consecuencias.

—¿Qué tipo de consecuencias? —inquirió Luna, sintiendo un nudo en el estómago.

—Perdí a alguien muy querido. Malek juega sucio y no se detiene ante nada para obtener lo que desea. Aprendí de la forma más dura que debemos estar siempre alerta —dijo Adriel, su voz cargada de tristeza.

Luna sintió un profundo respeto por Adriel. —Lo siento. No debí preguntar.

—No te preocupes. Es parte de mi pasado, y solo quiero que estés preparada. No quiero que experimentes lo que yo pasé —dijo él, y había una sinceridad en sus ojos que la conmovió.

—No lo haré. Prometo que no dejaré que me controle —afirmó Luna, sintiendo la determinación renacer en su interior.

Adriel sonrió, y su expresión se suavizó. —Sé que lo harás. Eres más fuerte de lo que imaginas.

La atmósfera entre ellos se volvió más íntima, y Luna sintió el impulso de acercarse a él. Sin embargo, el sonido de un aullido distante rompió el silencio, llenando el aire de una sensación de urgencia.

—Eso no suena bien —dijo Adriel, su expresión volviéndose alerta. —Debemos salir a investigar.

Luna asintió, sintiendo una mezcla de miedo y emoción. Se levantaron y se dirigieron hacia la puerta, el aire fresco del exterior envolviéndolos. El bosque estaba silencioso, pero el eco del aullido seguía resonando en el aire, haciéndola sentir incómoda.

—¿Qué crees que sea? —preguntó Luna, tratando de mantener la calma.

—Podría ser una de las criaturas que Malek utiliza para rastrearnos —respondió Adriel, sus ojos escaneando el área.

A medida que avanzaban, Luna sintió su corazón latir con fuerza. La oscuridad del bosque parecía cobrar vida a su alrededor, y cada sombra parecía un presagio de lo que estaba por venir.

De repente, un grupo de sombras emergió entre los árboles, figuras encapuchadas que avanzaban rápidamente hacia ellos. Luna sintió que su corazón se aceleraba mientras observaba a Adriel prepararse para el enfrentamiento.

—Mantente detrás de mí —le advirtió él, levantando su mano para mostrar que estaba listo para luchar.

—No tengo miedo —respondió Luna, sintiendo la valentía florecer en su interior.

A medida que las figuras se acercaban, una risa resonó en el aire. Era Malek, su rostro iluminado por una sonrisa malévola.

—¿Me han estado buscando? —dijo, su voz impregnada de burla.

—¿Por qué estás aquí, Malek? —dijo Adriel, su tono grave.

—He venido a ver cómo se desarrolla mi pequeño juego —respondió Malek, gesticulando con desprecio hacia Luna. —Y, por supuesto, para reclamar lo que me pertenece.

Luna se interpuso entre Malek y Adriel, sintiendo la fuerza de su poder surgiendo. —No me tendrás.

Malek frunció el ceño, sorprendido por su desafío. —¿Te atreves a desafiarme?

—No tengo miedo de ti ni de tu poder. Soy más fuerte de lo que piensas —dijo Luna, sintiendo la luz dentro de ella resplandecer.



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En el texto hay: ficcion, vampiro

Editado: 06.10.2024

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