Capítulo 18: Revelaciones en la Luz

La luz dorada del libro brillaba intensamente, iluminando los rostros de Luna y Adriel mientras se inclinaban hacia las páginas antiguas. Las letras danzaban ante sus ojos, como si contaran historias de épocas pasadas y batallas épicas.

—Es increíble —susurró Luna, su voz llena de asombro. —Cada palabra parece vibrar con poder.

—Debemos ser cautelosos. Este conocimiento es poderoso, pero también puede ser peligroso —repitió Adriel, recordando las advertencias de Selene.

Luna asintió, pero su curiosidad era demasiado fuerte. Pasó los dedos por las páginas, sintiendo la energía que emanaba de ellas. —Debemos aprender sobre las debilidades de la oscuridad. Esto puede ser clave para lo que está por venir.

El consejo de los Illumina observaba en silencio, sus ojos llenos de sabiduría y expectación. Selene se acercó, colocándose a su lado.

—El conocimiento que buscan es profundo. La luz puede ser una poderosa aliada, pero también un objetivo para aquellos que desean sumergir al mundo en la oscuridad. ¿Están listos para conocer la historia de aquellos que han venido antes que ustedes?

—Sí —respondieron al unísono.

Selene comenzó a narrar historias de antiguas batallas, de héroes que habían enfrentado la oscuridad con valor y sacrificio. Luna escuchaba con atención, sintiendo que cada historia resonaba en su interior, como si despertara algo latente en ella.

—Los Illumina han luchado por la luz durante siglos, pero siempre ha habido quienes buscan el poder de las sombras —continuó Selene. —A medida que se sumergen en este conocimiento, deberán recordar que el poder viene con una responsabilidad. Deben estar preparados para la batalla que se avecina.

Luna y Adriel intercambiaron miradas, la gravedad de las palabras de Selene calando hondo en sus corazones. Sabían que la oscuridad no se detendría y que su lucha apenas comenzaba.

—¿Qué podemos hacer? —preguntó Luna, sintiendo una chispa de determinación. —Necesitamos prepararnos.

Selene sonrió, y su mirada se iluminó. —Están en el camino correcto. Aprenderán a canalizar la luz dentro de ustedes y a utilizarla contra la oscuridad. Pero para ello, deberán ser entrenados por nuestros mejores guerreros.

—¿Cuándo comenzamos? —preguntó Adriel, su voz firme.

—Comenzaremos al amanecer. La luz de la mañana será el mejor momento para activar su poder. Pero primero, deben descansar. La luz puede ser agotadora, y necesitarán toda su energía para lo que se avecina.

Mientras el sol comenzaba a descender, Luna y Adriel se retiraron a una de las cabañas que los Illumina habían preparado para ellos. La habitación era acogedora, decorada con símbolos antiguos que brillaban tenuemente en la oscuridad.

—¿Estás lista para esto? —preguntó Adriel, mientras se sentaban en el borde de la cama.

—Sí. No puedo evitar sentir que esto es lo que siempre he estado buscando. —Luna sonrió, su corazón lleno de esperanza. —Siento que estoy destinada a esto.

Adriel tomó su mano, su mirada seria. —Lo que enfrentaremos no será fácil. Hay mucho en juego, y no solo nuestras vidas, sino también las de aquellos que amamos.

Luna asintió, sintiendo la carga de la responsabilidad en sus hombros. Pero en su interior, había una llama de determinación que ardía más brillante que nunca. —Lo sé, y estoy lista para luchar.

La noche pasó lentamente, llena de murmullos de la naturaleza y el suave sonido del viento que se filtraba a través de los árboles. Luna se perdió en sus pensamientos, reflexionando sobre todo lo que había sucedido. Cada experiencia, cada dolor y cada alegría la habían llevado hasta aquí, y no podía permitir que ese viaje terminara en fracaso.

Cuando el primer rayo de sol asomó por el horizonte, la habitación se llenó de luz dorada. Luna se despertó, sintiendo una renovada energía dentro de ella. Se vistió rápidamente y salió al claro donde el consejo de los Illumina las esperaba.

Selene y los demás estaban allí, listos para guiarlos.

—Hoy comenzaremos su entrenamiento —anunció Selene, su voz clara y poderosa. —Cada uno de ustedes tiene un don, una luz interior que deben aprender a canalizar.

Los guerreros de los Illumina se alinearon, cada uno con un aura de confianza y poder. —Comenzaremos con lo básico: la meditación y la conexión con su luz interna. Esto es fundamental para dominar lo que vendrá —dijo uno de los guerreros, un hombre alto con cabello negro y ojos como el océano.

Luna y Adriel se unieron a los demás, formando un círculo en el claro. La energía se sentía palpable, y el aire estaba impregnado de magia.

—Cierren los ojos y respiren profundamente. Conéctense con la luz dentro de ustedes —instruyó el guerrero.

Luna se concentró, sintiendo cómo la energía comenzaba a fluir en su interior. Imaginó una luz brillante que emergía desde su corazón, expandiéndose hacia el exterior, envolviéndola en un manto de calidez y poder.

Mientras meditaba, imágenes de sus amigos, su familia y de Adriel llenaron su mente. Cada recuerdo era una chispa que alimentaba su luz, y Luna sintió que su conexión con ellos se hacía más fuerte.

—Sientan la luz, permitan que fluya —susurró el guerrero, guiándolos a través de la meditación.

Luna abrió los ojos, y al mirar a Adriel, se dio cuenta de que él también había conectado con su luz. Sus ojos brillaban con un resplandor dorado que iluminaba su rostro.

—Estamos juntos en esto —dijo Adriel, su voz suave pero llena de convicción.

Selene observó con aprobación. —Bien hecho. Ahora, pasemos al siguiente ejercicio. Deben aprender a proyectar su luz hacia el exterior.

Luna sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. La idea de compartir su luz con el mundo la llenaba de esperanza, pero también de temor.

—Recuerden, la luz es más fuerte cuando está unida —dijo Selene. —Trabajen en parejas. Unan sus energías y vean lo que pueden crear.

Luna y Adriel se miraron, la conexión entre ellos palpable. —Estamos listos —respondieron al unísono, sintiendo que sus corazones latían en armonía.