Sangre Eterna

Capítulo 31: El Enfrentamiento Final

El refugio estaba en plena actividad. La comunidad, unida por el reciente triunfo, se preparaba para el enfrentamiento definitivo contra Noctis. Con el relicario en su poder, el ambiente se llenaba de un nuevo sentido de propósito y esperanza.

Luna, Adriel y Selene se reunieron en el centro del refugio, donde el relicario brillaba intensamente. Su luz iluminaba las caras de los guerreros, reflejando la determinación en sus corazones.

—Este es el momento que hemos estado esperando —dijo Luna, sosteniendo el relicario en sus manos. —Con esto, tenemos la oportunidad de derrotar a Noctis y liberar a los que aún están bajo su sombra.

Selene asintió, su mirada fija en el relicario. —Debemos ser estratégicos. No sabemos cuántos soldados oscuros tiene a su disposición, y él mismo es extremadamente poderoso.

Adriel se adelantó, su expresión grave. —Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. Este no es solo un enfrentamiento físico; debemos mantenernos unidos y apoyarnos mutuamente.

Mientras el sol comenzaba a ponerse, la comunidad se dividió en grupos, cada uno asignado a un área específica del bosque. Luna, Adriel y Selene liderarían el grupo principal, enfrentándose directamente a Noctis.

El camino hacia la guarida de Noctis estaba lleno de peligros. La oscuridad parecía tener vida propia, susurrando dudas y temores. Sin embargo, la luz del relicario mantenía a raya las sombras que intentaban acecharlos.

Finalmente, llegaron a la entrada de la cueva de Noctis, un lugar donde la luz parecía desvanecerse por completo. La comunidad se reunió, sus corazones latiendo al unísono, cada uno consciente de la magnitud de lo que estaban a punto de enfrentar.

—Esto es lo que hemos estado preparando —dijo Luna, levantando el relicario. —Juntos, podemos vencerlo.

Con determinación, se adentraron en la cueva. Las paredes eran frías y húmedas, cubiertas de una oscuridad palpable. El eco de sus pasos resonaba, y la atmósfera se cargaba de tensión.

—¿Dónde está? —susurró Selene, mirando a su alrededor con cautela.

—Él sabe que estamos aquí —respondió Adriel, su voz llena de certeza. —Se está preparando para la batalla.

De repente, una risa resonó en la cueva, profunda y perturbadora. Noctis apareció ante ellos, envuelto en sombras, sus ojos rojos brillando como dos llamas.

—Bienvenidos, héroes. Han hecho un buen trabajo al llegar hasta aquí, pero sus esfuerzos son en vano —dijo Noctis, su voz llena de desprecio. —La oscuridad siempre encontrará una manera de prevalecer.

Luna sintió cómo el miedo amenazaba con envolverla, pero recordó el poder del relicario en sus manos. —No podemos permitir que eso suceda. La luz siempre encontrará un camino.

Noctis sonrió, una expresión cruel en su rostro. —¿La luz? ¿De verdad crees que esa pequeña chispa puede hacerme frente?

Con un movimiento de su mano, llamó a las sombras que lo rodeaban, creando un torbellino oscuro que se lanzó hacia el grupo. Luna y Adriel levantaron el relicario, emanando una luz intensa que chocó contra la oscuridad.

La explosión de energía iluminó la cueva, pero Noctis se mantuvo firme, como si la luz no le afectara. —¡Ríndanse! —gritó, su voz resonando en las paredes. —No pueden vencerme.

—¡Nunca nos rendiremos! —respondió Selene, luchando contra la presión de la oscuridad. —¡Por todos los que has lastimado!

Con cada ataque, Luna sintió cómo la energía del relicario resonaba con su propio poder. La luz se intensificaba, fortaleciendo su voluntad y la de sus compañeros. El grupo luchaba contra las sombras, manteniendo su unidad a pesar del caos que los rodeaba.

—¡Ahora! —gritó Adriel, apuntando hacia Noctis. —Usen la luz del relicario para debilitarlo.

Luna concentró su energía, uniendo su fuerza con la de sus amigos. Una ráfaga de luz se disparó hacia Noctis, impactándolo de lleno. La oscuridad que lo envolvía comenzó a dispersarse, revelando su verdadera forma.

—No... ¡Esto no puede estar sucediendo! —gritó Noctis, mientras la luz lo rodeaba.

Pero él no se rendiría sin luchar. Con un último esfuerzo, reunió todas las sombras a su alrededor, creando una tormenta oscura que comenzó a devorar la luz. Luna sintió un escalofrío de terror, pero se mantuvo firme, recordando por qué estaban allí.

—¡Debemos unir nuestras energías! —gritó, y todos se agruparon a su alrededor, formando un círculo.

Con el relicario en el centro, la luz brillaba más intensamente. —¡Por cada vida que hemos perdido, por cada amigo que hemos salvado! —declaró Luna, mientras la luz del relicario se intensificaba.

La energía se disparó, un rayo de luz pura que atravesó la cueva. Noctis, sintiendo el poder del relicario, se quedó paralizado. La luz lo envolvió por completo, desintegrando las sombras que intentaban protegerlo.

—¡No! —gritó, pero fue en vano. La luz lo absorbió, y en un último destello, Noctis fue consumido por la luz, desapareciendo en un grito que resonó en las paredes de la cueva.

La cueva tembló, y la oscuridad se disipó. Luna, Adriel y Selene se dejaron caer al suelo, exhaustos pero triunfantes.

—Lo hicimos... —murmuró Selene, mirando a su alrededor mientras la cueva comenzaba a iluminarse con una nueva luz.

Luna sonrió, sintiendo el peso de la victoria en su corazón. —Sí, lo hicimos. La luz ha prevalecido.

Mientras regresaban al refugio, la comunidad los recibió con vítores. La luz del relicario brillaba intensamente, y todos sabían que habían enfrentado la oscuridad y salido victoriosos.

La lucha contra Noctis había terminado, pero la batalla por mantener la luz y la esperanza apenas comenzaba. Luna se dio cuenta de que su viaje no había sido solo una lucha contra el mal, sino también un viaje de autodescubrimiento, amor y amistad.

A medida que la comunidad celebraba su victoria, Luna sintió que, a pesar de las sombras del pasado, un futuro brillante les esperaba.



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En el texto hay: ficcion, vampiro

Editado: 06.10.2024

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