― ¿Por qué debería creerte? ―
Una pregunta que no me atrevo a hacer en voz alta.
Nunca pensé que de un simple cuento para niños pudiesen crear tal mentira, de igual manera algo me dice que no es solamente una historia.
― Sé qué es poco posible que me creas. ― Habló mi madre al notar mi mirada perdida.
― Sigo sin creerte, es cierto. ― Respondí después de unos minutos de silencio. ― Pero he divagado por mi mente y simplemente no encuentro una explicación lógica para todo esto. Si quieres que te crea tendrás que mostrarme por lo menos algo de lo que tanto has hablado.
Por más estúpido que sonara, aun mantenía la esperanza de que todo esto fuese otra broma pesada de cumpleaños.
Mi madre, quien se encontraba caminando alrededor de su habitación se detuvo frente a un estante para luego acercarse a mi con algo entre sus manos, una bola formada por distintas hierbas que al estar en sus manos se transformó en una hermosa bola de cristal.
Ella colocó la bola frente a mi y tomó mis manos para colocarlas sobre esta. Un profundo olor invadió mis fosas nasales al punto que quise llevar una de mis manos a mi nariz, pero dicha acción me fue impedida por mi madre.
― Trata de acostumbrarte. ― Su mirada estaba fija en la bola.
De un momento a otro, incluso antes de que yo pudiese notarlo, la estructura de la habitación había cambiado por completo. Ya no nos encontramos en aquel lugar tan acogedor; lleno de flora y fauna. Todo lo que antes era un lugar lleno de luz se convirtió en uno lleno de dolor y angustia, luego de unos segundos el panorama cambió nuevamente; esta vez nos dejaba ver un profundo abismo; un lugar desierto y lleno de agonía, pasamos a través de este a tal velocidad que a una velocidad normal nos tomaría más de cien siglos llegar a su fin.
En las profundidades de este pude ver siete luces brillantes las cuales confundí con estrellas pero al estar más cerca me dí cuenta de su verdadera estructura.
Siete tronos cubiertos de fuego y rodeados con cadenas, gritos de agonía provenían de uno de estos, el cual también era el más brillante entre todos al punto de lastimar mi visión, cenizas caían de este hasta el punto de evaporarse para después volver a su estado original. Invadida por la curiosidad intenté acercarme más a este, pero al dar el primer paso una mirada potente se posó en mí, contestado mi pregunta sobre que habitaba sobre ese trono. Sus ojos eran como dos diamantes bañados en fuego, empezó a moverse desesperadamente y sus gritos se intensificaron, como si se tratase de una bestia siendo sacrificada en el matadero, con el paso de los segundos un dolor se apoderaba de mi pecho, mamá me obligó a apartar la mirada, de un momento a otro nos encontrábamos nuevamente en su habitación.
No sé por cuanto tiempo observé tal imagen, minutos, horas, días... Aún podía escuchar la agonía de sus gritos resonando en mis oídos... Sólo sé que sea lo que sea que haya hecho el propietario de ese trono, no me gustaría estar en su lugar.
― Esa es la prisión en la que los Grigori's que atentan contra los hijos de Dios por placer puro están condenados a estar hasta el día del juicio de los humanos. ― Habló mi madre sacándome de mis pensamientos. ― El trono en el que fijaste tu mirada pertenece a Azazel, su alma se niega a dejar este mundo a pesar que lo que lo llevó a la perdición fue su rencor hacia la humanidad y sus actos.
Azazel, un nombre que he escuchado frecuentemente durante las últimas horas y de lo cual lo único que entiendo es que al parecer son los malos o algo por el estilo.
― ¿Qué clase de pecado cometió para estar en tal situación? ― Pregunté atemorizada.
― Traicionó a sus hermanos intentado atentar contra ellos, el motivo por el cual los descendientes de los primeros entramos en guerra. ― Contestó ella con disgusto en sus palabras. ― Enseñó a los humanos tácticas inhumanas y poderes sobrenaturales a cambio de rendirse ante él y otorgarle su energía, esto lo convirtió más poderoso con el paso del tiempo. Durante la primer última gran guerra utilizó todo su poder intentando llevar al mundo a su perdición máxima, pero esto fue evitado por los Grigori's del grupo de Semeyaza, los del grupo de Azazel al darse cuenta de su traición se unieron a nosotros. ― Lágrimas rodaron por sus mejillas. ― De igual manera no fue suficiente, se necesitaba algo mas fuerte que él para poder detenerlo. Azazel es el causante de la muerte de nuestros ancestros.
No supe que contestar.
Nunca, en mis dieciocho años de vida había visto a mi madre llorar, ni siquiera una sola lágrima. No puede hacer nada más que abrazarla.
― Desde ese momento mi tatarabuelo tomó el cargo de descendiente directo, yo apenas era una niña, tenía nueve años en mi edad humana pero lo recuerdo todo como si hubiese sido hace unos días... ― El día de la primer última gran guerra me di cuenta de lo pasajera que es la vida y la velocidad con la que la muerte puede llegar cuando menos te lo esperas. La muerte es algo que aunque queramos o no, simplemente no podemos evitar ya que tarde o temprano llegara ya sea para bien o para mal. Así que por favor, si algo me llegase a pasar durante la guerra, quiero que asumas tu lugar como líder de los Eiríni como un adelanto de tu destino.
Sin esperar respuesta abandonó la habitación dejándome más perpleja de lo que estaba.
Editado: 23.11.2021