En poco tiempo, los asientos se fueron llenando a su alrededor quedando pocos libres. Un chico alto de piel pálida, ojos cafés almendrados y cabello color chocolate, se acercaba a ellas sonriente y sin despegar sus ojos de Naomi para tomar el puesto justo al lado de ella, sin embargo, de forma apresurada y casi desesperado, Luke llega y toma el lugar sin mediar palabra.
—Gracias por abandonarme, traidora —exclamó Luke molesto y agitado, tratando de ocultarse de la vista de sus atractivas perseguidoras—, esas brujas no querían dejarme ir.
—¿Y eso es culpa mía? —indagó divertida.
—Sí, debiste ayudarme —replicó destapándose el rostro para encararla—, casi me violan.
Risotadas sonoras salían de la boca de Naomi, opacadas por el bullicio de la habladuría de los demás estudiantes a su alrededor. La mirada molesta de Luke, se fue suavizando poco a poco a pesar de ser objeto de burla.
—¿Puedo saber que te causa tanta gracia? —exigió saber.
—Se supone que la dramática aquí soy yo —explicó entre risas—, pero tú te llevas la corona, mi lord.
—No es drama, me estaban acosando —se quejó con un puchero lastimero—, no tengo la culpa ser tan apuesto.
—¿Cómo te llamo, Brad Pitt? —exclamó burlona.
—Como quieras cariño, pero llámame —sugirió con tono seductor, guiñándole un ojo.
—No, gracias, ya tengo mucho con tener que ver tu fea cara todos los días por mi casa y ahora aquí en la escuela, y tampoco eres el papacito Patch así que olvídalo —rechazó su propuesta con diplomacia—. Por cierto, te quiero presentar a alguien, ella es Grace.
Señaló a la chica medio invisible a su lado, se había refugiado una vez más en la profundidad de las páginas que con tantas ansias leía, pero con la llegada de Luke su nerviosismo había aumentado el triple. Siempre se había caracterizado por ser una chica tímida, solitaria y objeto de burlas por su físico un poco descuidado, sus kilos de más eran una excusa que usaban las «divas» del colegio para fastidiarla.
—Hola, soy Luke, mucho gusto —saludó con su amplia y dulce sonrisa.
—M-mucho gusto —titubeó respondiendo al saludo—, me llamo Grace.
Un suave sonrojo apareció en el rostro de Grace, ocultándose detrás de su libro para evitar delatarse.
—Buenos días jóvenes, sean bienvenidos a un nuevo año escolar —anunció el director del colegio desde la tarima.
El acto cívico empezó como se esperaba, aburrido y sin prestar nada de atención. Luke y Naomi seguían conversando enérgicamente, las quejas del primero siguieron hasta el cansancio culpándola por no socorrerlo en momentos desesperados. Trataban de incluir a su nueva amiga a la conversación, quien contestaba con frases cortas, aumentando su frecuencia a medida que crecía su confianza hacia ellos dos.
El director anunció por fin el cierre del acto de bienvenida, dando inicio al receso y después de este empezaría la última media jornada escolar, donde tendrían la reunión con sus respectivos tutores de curso. Al ser un pueblo pequeño, no recibían nuevos estudiantes a menudo, por lo que Luke y Naomi tendrían que ir antes a la dirección por sus horarios de clase y asignación de salón al ser los únicos de nuevo ingreso.
Durante esa media hora de recreo, recorrieron el resto de la escuela que les faltaba por ver. El gran salón de eventos donde solían darse las presentaciones de los clubes y la cafetería, rodeada por pequeñas mesas y sillas al estilo picnic, permaneciendo en este último para tomar su merienda. Veía a los demás estudiantes caminar a su alrededor, tantas voces y siluetas agrupadas en un mismo lugar, riendo y hablando al tiempo la tenían un poco abrumada. Se había acostumbrado a estar en lugares silenciosos y tranquilos, incluso el año anterior en compañía de Elías trataba de alejarse del resto, de todas formas, nadie se acercaba a ellos mientras estaban juntos.
—Naomi, ¿Estás bien? —Luke tomó su rostro por la barbilla para atraer su atención.
—Sí, estoy bien —se apresuró a contestar.
—¿Segura? —insistió con gesto preocupado— Tu expresión me dice otra cosa.
—No es nada —afirmó—, solo que hay demasiado ruido, no estoy acostumbrada a eso.
—Podemos ir al jardín —sugirió Grace—, siempre está solo y silencioso, por eso me voy a leer allá.
—Buena idea —agradeció Naomi.
Caminaron entre el bullicio y el gentío hasta llegar al lugar indicado, respirando con más tranquilidad y calmando el estrés que estaba creciendo en su interior. El único ruido que le gustaba en alto volumen eran sus canciones favoritas, más nada.
—¿Mejor? —preguntó Grace.
—Muchísimo —exclamó sentándose con más calma en el césped, a la sombra de un manzano.
Los otros dos le siguieron la corriente, permaneciendo en silencio para poder apreciar la belleza del lugar. El aire se sentía más fresco y dulce, el olor natural a frutas era mucho más agradable que las elevadas concentraciones de colonia femenina que inundaba la cafetería.
—¿Qué tanto vienes a este lugar, Grace? —preguntó Luke rompiendo el silencio lleno de curiosidad.
—Siempre, cada receso estoy aquí —contestó de forma distraída—, prefiero venir a leer que estar en la cafetería o cualquier otra parte de la escuela.
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Editado: 29.10.2024