Oí un quejido y vi a Aarón. Él luchaba por levantarse.
— ¿Podrías bajarme, por favor?
Se limitó a asentir sin decir una palabra. Por lo que veía, ahora el confundido era Drew.
Descendimos hasta donde Aarón se encontraba y en cuanto coloqué los pies en tierra, corrí a ayudarlo.
—Estoy bien—dijo, tratando nuevamente de levantarse solo. Era evidente que mentía. Su espalda se encontraba totalmente desgarrada, y un gran charco de sangre se encontraba acogiéndolo por debajo impidiendo el contacto directo con el suelo. Una de sus mayores virtudes siempre fue levantarse por más herido que estuviera, siempre se levantaba. Pero en aquellos tiempos las heridas eran del orgullo o raspones por caídas en el pasto al entrenar. Ahora estas eran realmente heridas de batalla, de una de la que no creí que saliera con vida. O al menos, con el alma en una pieza.
—Deja que te ayudemos. No seas tan obstinado.
—Dime ¿de cuándo acá te has convertido en toda una amable señora? —dijo Aarón en tono burlón.
—Es bueno que aún conserves tu sentido del humor en esas condiciones —le dije, tendiéndole una mano para levantarse.
Drew me apartó al ver que Aarón se negaba a aceptar mi ayuda. Se agachó junto a él para que pudiera colocar su brazo alrededor de sus hombros y así poder levantarse, llevándolo hasta una gradilla alta en donde pudo recuperar el aliento.
—Te encuentras bien —le pregunté a Drew al notar su rostro sofocado.
—Sí. Solo necesito un poco de aire —respondió con voz ahogada.
— ¿Es por la sangre?
—No. Solo necesito aire. De verdad.
Si con esas palabras quería convencer al público, tenía mucho que aprender antes de iniciar una carrera política.
En eso, noté que Leo no estaba con nosotros. Empecé a buscarlo con la vista hallándolo a varios metros de distancia, parecía como que estuviera hiperventilando. Luego un recuerdo perturbó mi mente de repente. Aarón ya estaba muerto y estaba justo frente a mí sangrando, muriendo otra vez. Eso no podía ser. Los muertos no pueden hacer eso a menos que sea más que un fantasma. Un monstruo sobrenatural para ser precisa.
—Oh, Dios mío —exclamé preocupada — ¿Es posible que Aarón sea ahora su presa?
—Puntos extras... cariño —pronunció Aarón con gran dificultad.
—Drew, tú y Leo deben irse.
—No es necesario.
Evidentemente su rostro decía otra cosa. Se veía claramente la imagen de Aarón bañada en salsa barbacoa rogando a gritos ser devorada.
—Según veo ellos no han hecho su tarea aún.
— ¿A qué te refieres? —le pregunté a Aarón.
—Él no debería estar en este lado del portal sin haber comido —dijo señalando a Drew.
—Pero...creí que...
Drew se hecho a reí en ese momento — ¿Y tú que tanto sabes de vampiros?
—Lo suficiente como para no dejar a Ali cerca de ti o de tú amigo.
—Espera un minuto. No creas que puedes venir y tomarte tantas atribuciones —le recriminé.
Sonrió. — ¿Tanto te gustan los colmillos?
— ¡¿Qué tratas de decir?! —Me sentía roja como un tomate manzano.
Resopló. —No tenemos tiempo para esto. Alisa, hasta que el Portal se cierre, te vienes conmigo.
— ¿Qué? ¿A dónde? ¿Por qué?
— ¿Aun no te cae el veinte? Esa cosa te quiere muerta, y hasta que no sepamos porqué y quién, no sabremos como eliminarlo. Así que el lugar no importa mientras sea lejos de aquí.
—Será inútil—interrumpió Leo acercándose a nosotros—, a donde quiera que vaya, el Shinda la seguirá. Y a cualquiera que esté a su lado, lo eliminará antes de que puedan entonar un grito.
Genial. Debía admitir que él genio tenía razón en algo. Yo era el plato principal. Él quería que mi alma terminara junto a él por siempre, aunque ahora estaba oficialmente descartada toda sospecha en contra de Aarón. Pero, si no es él quien me odia hasta más allá de la muerte ¿entonces quién? Justo en ese momento, me di cuenta de que todo un mar de posibilidades se abría ante mis ojos. ¿Sería Lourdes? Después de todo no fui a su funeral. No puede culparme, nadie iría al funeral de alguien que lo ha empujado a una piscina de veinticinco metros de hondo a los catorce años creyendo que no sabía nadar. Y mucho mejor que ella, por cierto. También estaba Sucely, la última vez que supe de ella trabajaba como azafata en vuelos comerciales. ¿Tal vez hubo un accidente y me culpa de su tragedia quien sabe por qué? En primer año de secundaria me acusó de ser la razón por la que Timmy rompió con ella. ¡Por favor! Timmy hoy en día ha legalizado su nombre por el de Sabrina Azurdia. Y el hecho de que nos haya visto tan de cerca era porque me ayudaba a retocar mis cejas.
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Editado: 23.02.2019