Josué 4 narra cómo, después de cruzar el Jordán, Josué erige un monumento con doce piedras para recordar el evento. Los sacerdotes, que llevaban el arca, permanecieron en el río hasta que todos cruzaron. Los hombres armados de Rubén, Gad y Manasés también cruzaron. Josué se convierte en un gran líder a los ojos de Israel. Las aguas del Jordán vuelven a fluir cuando los sacerdotes salen del río. El capítulo termina con el campamento en Gilgal, donde se apilan las doce piedras como recordatorio del milagro.