Este pasaje narra cómo José, el hijo de Jacob, es vendido por sus hermanos debido a los celos que sienten hacia él. A la edad de diecisiete años, José cuida las ovejas junto con sus hermanos, pero su padre lo ama más y le hace una túnica de colores. Esto causa envidia entre sus hermanos, quienes lo odian aún más cuando José les cuenta sus sueños en los que parece dominar sobre ellos. Cuando José va a buscar a sus hermanos, ellos planean matarlo, pero Rubén sugiere que lo arrojen a una cisterna vacía en lugar de matarlo. Mientras están comiendo, ven una caravana de ismaelitas y deciden vender a José en lugar de matarlo. Lo venden por veinte piezas de plata y fingen que ha sido devorado por una bestia salvaje. Luego, presentan la túnica de José manchada de sangre a su padre, Jacob, quien cree que José ha muerto. Jacob, devastado, guarda luto por su hijo. José es llevado a Egipto y vendido como esclavo a Potifar, oficial de Faraón.