Israel llega al desierto de Sinaí en el tercer mes desde su salida de Egipto. Dios le habla a Moisés desde el monte, diciendo que si obedecen su voz y guardan su pacto, serán su pueblo especial. Moisés comunica esto al pueblo, quienes aceptan obedecer. Dios instruye a Moisés a preparar al pueblo para su encuentro, indicando que santifiquen y laven sus vestidos. El tercer día, Dios desciende sobre el monte en una impresionante manifestación, advirtiendo a Moisés sobre los límites y las restricciones para el pueblo y los sacerdotes. Moisés transmite estas instrucciones al pueblo.