Deuteronomio 28 presenta las bendiciones por la obediencia y las maldiciones por la desobediencia a los mandamientos de Dios. Por obedecer, se prometen bendiciones en todas las áreas de la vida, incluyendo prosperidad, victoria sobre los enemigos, abundancia en la tierra y reconocimiento como pueblo especial de Dios. Sin embargo, por desobedecer, se pronostican maldiciones que incluyen derrota frente a los enemigos, enfermedades, hambruna, opresión extranjera y sufrimiento extremo. Estas advertencias se hacen para que el pueblo entienda la importancia de obedecer a Dios y evitar las consecuencias de la desobediencia.