Sarah en Los Ángeles

01| Mansión

Sarah

Bajamos del auto para admirar la hermosa mansión que esta ante nuestros rostros. Mi cara en este momento significa pura sorpresa. Sin mas preámbulo me apresuro a tomar mis maletas con mi madre, —negando amablemente la ayuda del chofer— para caminar al interior de la mansión. Al entrar nos reciben varias empledas, guiándonos a nuestros dormitorios. El mio queda justo al lado de mi madre, es hermoso, incluso más de lo que llegue a imaginarme. Y al tener su propio baño, me encanta mas.

Me paso las horas acomodando mi ropa y demás cosas en el armario. En una mini biblioteca coloco mis libro, algunos de aprendizaje, otros de recetas y unos que otros de historias.
Coloco los póster de mis cantantes favoritos, en la pared.

Escuchó unos suave toques en mi puerta.

— ¡Pase!.

— Hija, los señores Cooper están esperándonos en la sala. Debemos bajar —confieza en un tono suave.

— Claro madre, dame un segundo para arreglar mi cabello. —Pido, y acomodo mi cabello en un cola ordenada.

Camino junto a ella hasta las escaleras y empezamos a bajarlas juntas. Esta casa me parece intimidante y fría, no tiene ese calor hogareño al que estoy acostumbrada, pero me tocara adaptarme. Sus paredes son tan altas, que si estas en las escaleras, da miedo mirar abajo. nunca imagine vivir en un lugar tan grande.

Nos dirigimos a la sala donde nos esperan el señor y la señora Cooper.

— Buenas tardes señores Cooper, les agradezco nuevamente por la oportunidad que le están dando a mi hija, en esta nueva ciudad. Se los agradeceré eternamente. —Les sonríe agradecida.

— Para nosotros es un placer, Anne, tu hija es una jovencita muy inteligente—comentó—. En cuánto a ti, eres muy buena en tu trabajo y tienes toda nuestra confianza, hasta ahora eres la mejor en tu trabajo —exclamo en un tono alegre.

— Muchas gracias, señora. —Mencionó mi madre.

— Quiero que se sientan como en casa, esta sera su casa ahora. Y tienen permitido el acceso a todas las instalaciones como; el jacuzzi, la alberca, el gimnasio y la biblioteca —habla el señor Cooper por primera vez.

¡Que vergüenza que me vean en bikini!

— Por cierto, Sarah, Abbie esta muy emocionada por verte. Se que se llevan bien, ella te enseñara el instituto y te dará el uniforme, te agradecería con el corazón si le haces compañía, últimamente a estado muy sola y como deprimida. —Anuncio la mamá de Abbie. La señora Cooper.

— Gracias, señora Cooper —murmuro un poco apenada.

— Anne, hoy quiero unas galletas con chispas de chocolate, de seguro una de las empleadas te dirá donde están las cosas. —Mencionó la señora Cooper para luego irse por las escaleras con su esposo, mi mamá y yo nos dirigimos a la cocinas y como la señora Cooper había dicho, unas de las empleadas nos enseño donde estaban los utensilios y nos dio un recorrido por la casa.

¡Mis pies duelen de tanto caminar!.

***

El sol se escabulle entre las casi transparentes cortinas de mi habitación, haciendo que cubra mi cuerpo completo con las sabanas por el resplandor. Segundos después, mi alarma suena, avisando que son las ocho de la mañana y que debo obligatoriamente levantarme o mi madre vendrá por mi.

Con pesadez, camino al baño, frotando mis ojos con mis manos hecha puños, entro al baño y en cuestión de diez minutos, salgo con una toalla alrededor de mi cuerpo. Me coloco mi ropa interior y un vestido amarillo, floreado y mas arriba de las rodillas.

Hoy es sábado y hace dos días llegué a está inmensa casa, hasta ahora estoy intentando acostumbrarme al lugar donde estaré por al menos uno o dos años.

Camino directo a la cocina, donde seguramente este mi madre con mi desayuno en el comedor de las empleadas.

Me siento en el comedor dando los buenos días y procedo a comer los deliciosos waffles que mi madre preparo esta mañana.

— La Señorita Abbie entrego tu uniforme a una de las empleadas, así que debe estar en tu habitación. El lunes empiezas el primer semestre de tu último año y quiero las mejores notas Señorita .—Mi madre procede a comer su desayuno—. Se que así sera, nunca he dudado de ti, quiero que también tengas cuidado, recuerda que esto no es New York. Aquí hay cosas diferentes, cuidat ...

— Ya entendí mamá, no te preocupes, daré mi mejor esfuerzo. Ya veras que seré la mejor de mi clase .—llevo un trozo de waffle con miel a mi boca, deleitando mi paladar con tan deliciosa comida.

— ¿Ya tienes todos los cuadernos y libros para el instituto?

— Si, mama. —Levanto los platos de la mesa y con ayuda de mi mama, los pongo en el fregadero. Lavo los platos con unos guantes de goma amarillos, mientras mi madre prepara un pastel de chocolate que la Señorita Abbie le pidió.

Llegan las cinco de la tarde y camino a la habitación de abbie, como dijo la Señora Cooper, Abbie esta triste y algo deprimida, y eso se debe a que termino con su novio. El cual la dejo por una chica llamada Clare Baker.

Mis nudillos tocan la puerta que esta al frente de mi y sin tener que esperar mucho, Abbie abre la puerta y toma mi mano arrastrándome hacia dentro, cerrando la puerta detrás de ella.

— Necesitó desahogarme Sarah, ¿Puedes por favor escucharme?. —Pide con sus ojos cristalinos.

— Eso hacen las amigas. Así que aquí estoy. —Me siento junto a ella en la enorme cama con sabanas color lila.

— Como ya te conté, termine con James, y me siento horrible. ¡Porque siento que no fui suficiente para el!. —Varias lágrimas salen de sus ojos—. Tal vez me considera fea, tal vez vio algo mejor en Clare. —La corto.

— No pienses eso jamas Abbie, eres la personas más amable, divertida, y alegre que conozco; eres gentil, simpática, hermosa —Mi voz es serena y la tomo de las dos manos—. Eres inteligente y tienes un corazón humilde y noble. Eres perfecta y si el no supo valorarlo, entonces no es él indicado, no te diré que no llores porque lo necesitas. Así que llora lo que tengas que llorar, algún día esas lágrimas se convertirán en lágrimas de felicidad. —La abrazo.



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En el texto hay: romance, novela juveil, chick it

Editado: 04.11.2021

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