Plática de hermanos y charla con extraños
— Oficialmente puedo decirte que Jeancarlo y yo somos novios. — Mafer se sentó a mi lado mientras yo estaba repasando mis apuntes, había salido antes de clases y solo estaba esperando a que ella saliera de las suyas
La mire y le di una gran sonrisa. — Me alegro mucho ¿Qué ha pasado entre ustedes dos al final?
— Bueno pues es que el sábado me ha pedido que fuera su novia — Ella a pesar de lo que me contaba hizo una mueca. — Y también había olvidado decirte que el sábado hizo una fiesta en su casa, quise invitarte pero pensé que me dirías que no.
—Bueno pues igual y si me lo hubieras preguntado no te habrías quedado con lo que pensaste. — Dije cerrando mi cuaderno para luego recostar mi cara sobre mi mano. — De todas formas no hubiera ido porque tuve una cena con...
— Ya ves que me hubieras dicho que no. — Ella me puso mala cara— En fin todo había salido genial hasta que jugamos a lo de yo nunca nuca y a que no sabes todo lo que me entere de el con ese juego!
Ella empezó a contarme toda la historia mientras yo simplemente me quede escuchándola luego de que me interrumpió.
Pasé escuchando a mi amiga un buen rato y me hacía feliz verla emocionada por el hecho de que por fin era pareja con Jeancarlo era un chico muy amable o por lo menos así se había comportado conmigo cuando lo conocí, sin embargo no sabía si era él o Mafer quien no se decidía sobre estar en una relación o no, parecían novios y a veces hasta actuaban como tal, sin embargo siempre se peleaban, dejaban de hablarse por un par de semanas luego eran amigos y por primera vez habían decidido formalizar.
Ya tantas veces le había dicho a Mafer que era mejor que lo olvidara pero quizá me haría tragar me mis palabras, la había visto llorar por él y realmente me molestaba que no decidieran que era lo que querían pero sin duda alguna esperaba que por fin pudieran estar felices y en paz.
Ella parecía en las nubes y vivía sonriendo de solo pensar en él, me alegraba que se le haya cumplido esa relación.
Empezamos a caminar y a medio camino ella se detuvo. — Muchas gracias por escucharme aunque sé que de seguro y ya estas aburrida de tanto escuchar sobre mi nuevo novio. — Ella me dio una risita. — Pero bueno, debo irme.
— Pensé que nos iríamos juntas. — Dije viéndola extrañada.
— Ohhh no, hoy no puedo llevarte, tengo que llevar su mamá al dentista. — Ella se negó.
— ¿Quieres que te acompañe? — Ella negó así que yo simplemente me aclaré la garganta para no insistirle.
— Lo entiendo, entonces si quieres te acompaño hasta el estacionamiento igual debo comprar unas cosa de la librería que esta por ahí. — Dije y ella asintió para luego encaminarnos hacia allá.
Para ser honesta estaba un poco decepcionada, me habría encantado poder hablarle de la salida con Mateo, Nadia y su hermano, me hubiera gustado poder irme con ella y pasar más tiempo juntas pero supongo que ella tenía prioridades y estaba bien si no tenía tiempo para escucharme.
Ya había comprado lo que necesitaba y estaba caminando sola por la acera cuando un coche llegó a la par mía y bajaron la venta, para mi sorpresa era Anne la chica que también estudiaba en mi facultad.
— ¡Sarah que bueno verte! ¿Quieres que te llevemos a casa? — Dijo ella y yo me acerque al auto.
¿Quién más iba con ella?
Y como buena cotilla que soy me acerque a la ventana para ver.
— Tu. — Dijimos ambos al unísono y ella fruncidos el ceño viéndonos sin entender nada.
— ¿Se conocen?
— Ehhh sí. — Dije yo.
— ¿Enserio y de dónde?
— De la fiesta de Helloween que hubo en la Universidad, que gusto verte Sarah.
— Lo mismo digo Miguel. — Le di una sonrisa.
— Ella ayudó a Nadia. — Dijo él y Anne me volteo a ver sorprendida.
— Pues que bien supongo, me sorprende que se conozcan para ser sincera. — Ella sonrió.
— Pues sí, no sabía que ustedes se conocían. — Dije.
— Es mi hermano, así que por desgracia me toca que soportarlo. — Yo me reí ante su comentario. — Supongo que es genial que ya se conozcan me ahorro las presentaciones.
Ella me dio una gran sonrisa a la cual yo le devolví mientras a Miguel nos miraba a ambas con un gesto de ¿sorpresa? Para luego tomar su teléfono.
— Entonces Sarah ¿te llevamos? — Dijo el viendo me luego de responder un mensaje y yo asentí.
Realmente no me apetecía caminar a casa o irme en autobús. — Si claro.
Abrí la puerta de atrás y me monte en el auto.
Estaba impregnado con un aroma varonil sin embargo se podía sentir el rastro del perfume de algodón de azúcar que usaba Anne.
Me encantaba.
— ¿Y cómo te ha ido? ¿Qué tal con las clases?
— En realidad me ha ido muy bien, algunas aburridas pero puedo con ellas. — Dije.
Anne parecía emocionada de sacar plática, era bueno porque no quería estar en un silencio incómodo.