VIVIENDO UN PRIMER DUELO
25 de diciembre
Perder a un ser querido siempre es doloroso, sobre todo cuando esos seres son nuestros padres.
He escuchado decir que los padres e incluso los hijos son ángeles prestados por Dios.
Pero cuando Dios los reclama, nos deja la prueba más difícil, que es seguir nuestro camino por cuenta propia. Cuando la tragedia llego a la familia Williams justo en la Navidad, se marcó un cruel antes y después de aquel evento.
La parte más difícil para nana Sophie fue darle la noticia a la pequeña Lorena de doce años. Cuando volvió a la cocina donde una sonriente Lorena continuaba cortando galletas, el peso de dar la noticia se volvió aún peor.
—Mi niña. — la llamó con voz ahogada.
—¿Sí? — contestó Lorena de forma distraída, aun cortando con dedicación la masa de las galletas. Quería que quedaran perfectas para cuando su padre las viera las comiera todas.
Sophie se acercó a ella y detuvo su acción, tomando las manos de Lorena, esta volteó a verla y su rostro entero se volvió de preocupación.
—¿Por qué lloras nani?
—Mi niña, ven, tenemos que hablar.
La dirigió a la sala de la mansión y cuando ambas estuvieron sentadas en el largo sofá, la tormenta inició.
—Lore… mi niña, tus papis… — comenzó, pero se detuvo un momento para pasar el nudo que se formó en su garganta. — …ellos, han sufrido un accidente.
—¿Qué? — dijo Lore levantándose de su sitio. — ¿Pero están bien cierto? Debemos ir a verlos nani. ¿En qué hospital están?
—Mi niña, lo siento mucho, ellos… no… no sobrevivieron. — expresó finalmente Sophie derramando lágrimas.
—No… no… no… ellos no… — el rostro de Lorena se volvió pálido y sus mejillas se empaparon de pesadas lágrimas que encapsulaban dolor.
A esa corta edad de doce años, Lorena descubrió lo que era vivir un duelo, pero bien dicen que cuando uno tiene a todavía a un ser querido en la tierra, superar puede ser un poquito más fácil.
Durante unos meses Lorena se negó a aceptar que sus padres habían muerto, incluso después del entierro de sus padres, cuando llegó su etapa de ira, la desahogó principalmente con su nana, fue un pequeño tiempo de “rebeldía”.
Para cuando llegó su etapa de negociación, comenzó a aceptar un poco la realidad y con ello se desató un poco del sentimiento de culpa por la forma en que había desquitado parte de su dolor, con la persona que más la quería, su nana Sophie, claro que esta última siempre le recordó que ella entendía y que no le reprochaba nada.
Cuando la etapa de depresión tocó a su puerta, fue cuando ella recibía el último golpe de realidad, se negaba a comer, a salir, a hablar… pero fue aquí donde más se fortaleció su amistad con Nicholas, fue él el que más se esforzó por sacarla de esta etapa del proceso del duelo.
Finalmente, en la aceptación, ella había aceptado que sus padres ya no estaban con ella, pero había encontrado la forma de tener una conexión con ellos, por ello desarrollo la costumbre de dejar de festejar la navidad pues para ella no era una fecha grata y decidió que llegadas esas fechas lo único que haría sería visitar el lugar donde yacían sus padres y de ahí no salir hasta que las festividades de navidad concluyeran… a lo mejor para muchos no era la mejor forma, pero para ella era una forma que la mantenía tranquila y segura de que no caería.
Para ella fue su forma de aprender a vivir con el dolor de su pérdida.
…