Devan
No fui capaz de pegar un ojo en toda la noche debido a que me había concentrado en poner toda mi atención sobre Winter y lo bonita que ella lucía mientras se encontraba durmiendo. Sus rasgos eran muy definidos y atractivos, pero, lo mejor de todo su rostro era su sonrisa. Ella estaba sonriendo al dormir, y no sabía si esa es una costumbre que ella siempre tiene o si lo hace porque pasamos nuestra primera noche juntos. Por supuesto, no perdí la oportunidad de tomarle una fotografía y guardarla en mi cajón como uno de mis más grandes tesoros.
Logré dormirme alrededor de las seis de la mañana y desperté a las diez, y no encontré a Winter a mi lado. Vi que había dejado una nota en mi velador:
He ido a casa a cambiarme de ropa. Regresaré a las diez.
Pensando que ya no estaba, me dirigí a la cocina y la encontré allí preparándome el desayuno.
—Winter, no tenías por qué prepararme el desayuno —negué con la cabeza—Podría haberlo hecho por mi propia cuenta.
—¿Qué pasa si tengo ganas de hacer algo por ti, Devan? No es nada malo, a fin de cuentas —susurró terminando de servir los panqueques en ambos platos—Toma, come rápido y nos iremos después que tomes un baño.
—¿Tan mal me veo ahora? —Bromeé mientras me acercaba a ella para abrazarla por la cintura. Esta era la primera vez que me otorgaba el placer de verla usando pantalones de mezclilla en conjunto con una blusa que dejaba sus hombros al descubierto.
—Claro que no, Devan, sin embargo, tienes que tomar un baño debido a que vamos a tener un día muy cansado —subió y bajó las cejas a modo de broma—Desayuna conmigo, dulzura.
—¿Te he dicho qué te ves muy bonita sin maquillaje en el rostro? —Besé sus mejillas y ella simplemente sonrió en respuesta.
—Gracias, Dev…Pero, apresúrate comiendo tu desayuno que de lo contrario voy a molestarme mucho y cancelaré todos nuestros planes para hoy —entrecerró los ojos y asentí. No tardamos demasiado en la mesa y luego, fui a darme una ducha. A las once de la mañana, salimos de casa rumbo a un lugar desconocido. Ella nunca me confesó a donde nos estábamos dirigiendo.
—¿A dónde vamos, Winter? —Le cuestioné.
—Calla Devan, que es una sorpresa —Winter colocó uno de sus dedos sobre mis labios. Unos cuantos minutos después de dicha acción, llegamos a una especie de cafetería y librería al mismo tiempo. Era muy linda la decoración y era un lugar no tan concurrido a diferencia de otros.
—Este es mi lugar especial, el lugar en el que puedo ser yo misma sin que los demás cuestionen mis preferencias —sonrió al observar todo lo que había a su alrededor—Aquí descubrí cuales eran cada una de mis pasiones, las razones por la que la vida es tan maravillosa, aunque parezca un tormento sin fin la gran parte de las veces, que siempre es posible descubrir nuevas cosas y saber que es eso que va a moverte el piso de tantas maneras. Fue en este mismo lugar que descubrí que realmente era y cómo deseaba contribuir a este mundo. Es por este lugar que yo, Winter Howland existo y soy lo que soy.
—¿Cómo fue eso? Si este lugar se convirtió en tu lugar especial, que te llena de confianza y te ha convertido en la mujer que eres hoy en día, debe haber unas cuantas razones.
—Conocí a una mujer llamada Iris, la cual ya falleció hace menos de dos años, no obstante, dejó una gran huella en mi corazón que nadie va a ser capaz de borrar nunca. Ella entabló una bonita conversación conmigo, y hablamos sobre los sueños y cómo es que cada uno somos electricidad, constelaciones y preciosas estrellas que brillan en el cielo sin fin. Yo no significaba nada antes de conocerla, pero, cuando lo hice me convirtió en una persona completamente diferente que sabe lo que quiere y hacia donde quiere ir. Ella me mostró cada una de los posibles caminos que había y que yo podía ser capaz de tomar. Ella fue mi luz cuando sin saberlo siquiera, lo necesité. Ella me dio una de esas charlas en las que llegas a cuestionarte todo lo que has hecho y qué es aquello que realmente continuarás haciendo por el resto de tu vida. La señora Iris fue la persona que me enseñó el verdadero valor del mundo de las letras y la lectura en tan solo dos semanas, y luego de investigar mucho por mi cuenta, decidí que iba a gustarme mucho convertirme en una correctora de textos y trabajar en una editorial.
—¿Cuándo fue que decidiste que querías estudiar periodismo?
—Hace más de tres años, cuando me encontraba a punto de culminar la carrera universitaria. Por fortuna, al estudiar a larga distancia, pronto voy a graduarme…En julio, siendo exactos.
—Creo que eres una persona que en verdad vale la pena conocer. Eres de esa clase de personas de la que te enamoraste al apenas mirarla y a pesar que, te cuestionas cientos de veces la razón por la que tu atractivo es tan grande y atrapante, jamás llegarás a resolver esa duda —entrelacé nuestras manos—Y es cierto que todos somos estrellas, constelaciones, electricidad y galaxias, no obstante, creo que los dos somos mucho más que eso.
—¿Qué es lo que somos tú y yo? —Sonrió esperando mi respuesta.
—Somos dos almas que viven en Saturno. Quienes hemos escrito nuestra historia, con nuestro puño y letra en Saturno y sin importar todo lo que pueda pasar con los dos, seguirá siendo lo mismo. No importa si esto llega a tener un fin, si dejamos de vernos o abandonamos este mundo, aunque no sea nuestro deseo, tú y yo continuaremos viviendo en Saturno. Siempre ese va a ser nuestro lugar porque fue allí que este amor nació.