Prólogo

Somos luz y oscuridad.

Somos todo lo que está bien, pero debería estar mal.

Hemos sido creados para destruir, pero hemos sido destruidos para crear.

Porque no hay nada más destructivo que el amor, y el amor es lo que nos puede construir.

Somos un lío de contradicciones correctas y erradas verdades.

Somos lo oscuro, lo insano, lo que no debería estar vivo.

Pero a su vez...somos todo aquello que debería preponderar en este mundo.

El mundo está caído, y todos estamos muertos, pero en algún momento, necesitamos estarlo para nacer como seres mejores y cambiar el mundo.

Y tal vez el mundo no se resuma al gran globo terráqueo, sino a una sola persona.

Una que te hará sentir bastante especial.

Único.

Y es ahí, donde sabrás que no todo está perdido.

Que realmente, podrás hacer una diferencia.

O al menos...eso es lo que mi padre decía. Y yo creo en él...o al menos, es lo que hacía de niño.

Venir de un inhóspito lugar, ser el segundon y ver todas tus oportunidades reducidas a cenizas, era mi día a día.

Mi vida. Un puto ciclo interminable de recitar reglas que debían ser acatadas al pie de la letra.

Cosas que seguir.

Cosas que sentir.

Cosas que decir.

Cosas que hacer.

Mi mundo está podrido, y no hay forma de que quiera mantenerme en él.

Me encierran, me obligan a aprender. Y eso me harta.

Pero le conocí y eso rompió mi rutina.

Me enseñó, que todo lo que veía, no era como se mostraba.

Hay que ver por debajo de nuestros ojos.

Respirar nuestro aire de otra manera.

No todos son malos.

No todos son buenos.

¿Quienes son los buenos?

¿Quienes no?

¿Acaso yo lo soy?

Estar a su lado, me ayudó a cambiar.

Pero también, le vi caer.

Levantarse.

Negarse.

Admitirse.

No sé porque, pero conocer a la persona correcta, te hace ser bueno contigo, con ella, y con los demás.

O al menos, eso decía mi mamá. ¿Y saben qué? Yo no le creía.

No hasta que le conocí.

Y con él, aprendí a ser mejor de lo que ya era.

Por qué, a él le debo todo.

Al final del día, hablamos...de mi mejor amigo.

De mi alma gemela.

De aquel, que le debo todo aunque no lo sepa.