Akemi le ofreció a quedarse con su familia, Makoto al no ver una salida coherente accedió a la oferta de él, salían todos los días a cenar, le regalaba flores, y la hacía sentir como una verdadera mujer, ella se empezaba a enamorar.
Parecía todo el cuento perfecto de hadas, ¿qué podía salir mal?. Cuando Makoto cumplió los 15 años empezó una tortura que no tenía fin, la primera vez que ella notó que algo andaba mal, fue cuando Akemi llegó ese día tarde de trabajar, pero no era todo, venía borracho, ella aún pensaba que era un mal sueño, volteó a ver a la cara a la madre de Akemi pero ella solo giro la cabeza hacía otra parte, se levantó del sillón y se fue a la cocina, al quedar a solas con él, le preguntó porque venía en ese estado, pero el contestó:
-¿A ti que te importa como vengo?, solo los amigos del trabajo me invitaron una "sola" cerveza-, pero el se veía muy tambaleante, ella aun estaba atónita, no sabía que hacer, se acercó a su oído y le susurró:
-Akemi, yo te amo enserio, pero no puedes llegar a la casa así...- pero ella no puedo terminar de hablar cuando se le nubló la vista, ¿Que era lo que pasaba? no entendía nada, había recibido un puñetazo muy fuerte en la cara por parte de Akemi.
Makoto estaba asustada, no sabía por que lo había hecho, pero el ya no parecía estar presente, tenía los ojos fuera de órbita, y ella lloraba sin saber que hacer, intentó levantarse del suelo, pero cuando estaba en el intento, se le acercó Akemi, -¡SUÉLTAME!, ¿QUÉ CREES QUE HACES?- ella gritó, ella sabía que ese grito no había sido natural y que no era su voz, simplemente no era ella, algo en el fondo se había roto para siempre, pero ninguno de los dos aún lo sospechaba.
La reacción de Akemi fue retroceder, y salir de la habitación, esa noche no regresó y Makoto no durmió pensando en lo había pasado, ¿que había sido eso? ¿porqué la había golpeado? ¿no se suponía que el la amaba?, no paraba de preguntarse lo mismo una y otra vez, pero cada que intentaba obtener una respuesta llegaba a un callejón sin salida. A la tarde siguiente llegó Akemi a la casa, pero no dijo donde había estado toda la noche y todo el día, el solo dijo que tenía hambre, perdida en sus pensamientos, Makoto le sirvió de comer, esa semana todo estuvo muy tenso, hasta que Akemi rompió el hielo
-Makoto, sabes lo siento, no quería hacerte daño, jamás había tomado, y me cayó muy fuerte el alcohol, pero si me lo permites quiero invitarte a salir.- y espero una respuesta pero ella solo contestó: -Esta bien pero quiero ir a un bar-, Akemi estaba sorprendido pero aceptó.
Esa noche Makoto se arregló con ropa mas bonita que tenía en su armario, y llegaron aun bar muy pequeño de la ciudad se llamaba "il gatto", ella quería saber por que el alcohol transformaba tanto a las personas; cuando por fin llegaron Akemi pidió una cerveza, pero ella aún estaba indecisa, pero al final eligió una bebida de hierbabuena con ron llamada pepaminto; a Makoto le gusto mucho y bebió una botella completa, se sentía muy alegre y parecía que aquel golpe de Akemi jamás había pasado
¿Pero que estaba pasando? no podía hablar ni caminar, ¿porque? pero se sentía tan feliz y reía sin parar.