Solo así cada quien hacía su vida a placer, una mentira nueva cada día y eran más frecuentes, pero Makoto fue "más lista", consiguió trabajo en el bar que frecuentaba con Akemi, iba todos los fines de semana, a veces iba Akemi a recogerla, y eso lo dejaba más tranquilo, porque además el podía salir antes de que Makoto llegara a la casa.
Ese trabajo le dio oportunidad a Makoto de conocer mujeres que le daban consejos, y hombres que le quitaban las penas y los golpes de encima, pero Makoto se sentía más sola y triste por dentro, no entendía aún como había terminado en todo eso, porque lo había hecho, pero decidió seguir con eso hasta donde sus fuerzas le dieron, no dejó de ver a Kaori cada tercer día.
-¿Qué es lo que me falta?, aún siento dolor y tristeza-, le decía Makoto
-Toma esta es la mejor amiga que puedas tener-, le puso NeriDerukamen en su mano una navaja pequeña
Makoto estaba asustada, sin saber que hacer exactamente con eso que tenía en su mano, se despidió de NeriDerukamen y se fue a casa; cuando se hicieron las 10 de la noche Akemi y Makoto se disponían a dormir, parecía ser esta una noche como cualquier otra, el se durmió rápidamente, pero ella no podía, daba vueltas en la cama pensando en aquella pequeña "nueva amiga", no lo dudo más agarro la navaja llorando y se hizo un pequeño corte cerca de la muñeca.
-¿Qué esta pasando porque no siento el dolor en el brazo?- murmuro para sí misma, pero entonces recordó aquellas palabras de NeriDerukamen: "me corto para canalizar mi dolor, entre más lo hago,esa navaja se lleva más y más mi dolor interno", Makoto no lo dudo mas e hizo más cortes en su brazo, uno tras otro, sintiendo como las lágrimas de sus ojos desaparecían de poco en poco, cuando se sintió más tranquila dejo la navaja bajo su almohada y durmió con un sueño bonito esa noche.