Se Busca Novio

Cita a Ciegas

29 de febrero del 2012

Hoy es la última oportunidad que tiene Helen para conseguirme al hombre de mi vida. Me preparó una cita a ciegas, esto me da algo de miedo, pero YOLO.

Voy camino al restaurante. De verdad espero que este sea el indicado porque los tacones y la faja me están matando. No sé mucho del chico con el que me voy a encontrar, solo que es un arquitecto y se llama Cameron Sanders, que bonito nombre. Nicole y Cameron o mejor Nicameron. Suena muy bien.

Cuando entro al restaurante me atiende un chico castaño, muy guapo debo admitir. Él me sonríe de una manera muy coqueta-. Pero que travieso, coquetea en horario de trabajo.

— ¿Tienes reservación, hermosa? —Pregunta en un tono seductor.

—Sí, a nombre de Cameron Sanders —cuando digo esto de pronto su sonrisa desaparece, de seguro se decepcionó al darse cuenta de que vengo con alguien.

El sexy mesero me acompaña hasta un salón que está decorado con muchos afiches de arcoíris y unicornios, esto sí que es muy raro.

Ya entendí, de seguro es el día de salir con tu amiga, lo deduzco porque solo hay mujeres en las mesas. Siempre he querido tener una mejor amiga. No se equivoquen, quiero mucho a Fede, pero él no puede prestarme un tampón cuando lo necesito.

El mesero me indica cual es mi mesa, pero creo que hay un problema. En mi mesa hay una chica sentada, cuando ella nota mi presencia se levanta de su asiento.

—Hola, yo soy Cameron —dice extendiendo la mano, estrecho su mano y cuando ella se vuelve a sentar, yo por inercia hago lo mismo.

No es posible ¿Por qué deben existir los nombres unisex? Esto no estaría pasando si a todas las niñas les pusieran María y a los niños José.

—Yo... —No sé cómo explicarme. No es como si en la escuela te preparasen para rechazar a una lesbiana sin herir sus sentimientos.

—Nicole, lo vi en tu perfil. Y déjame decirte que eres mucho más bonita en persona —Rayos ¿ahora qué hago? Tal vez pueda huir por la ventana del baño.

—Gracias —respondí por cortesía.

—Me tomé la libertad de ordenar por ti, espero no te moleste —ella pasa su mano por sobre la mesa, supongo que intenta tomar la mía. Tengo que hacer algo ya mismo.

—No me molesta, pero creo que ha habido un malentendido. A mí no me gustan las mujeres. —Listo, lo dije. ¡La verdad os hará libres!

Veo que ella se lo está tomando muy bien, solo sonríe y ahora niega con la cabeza.

—Tranquila, a mí también me costó salir del closet —Esta chica no entiende.

—Yo no estoy en el closet, jamás estuve en el closet, es más, el closet no existe para mí —Trato de volver a explicarle.

—No te avergüences, no está mal no ser heterosexual —Okey, ya estámos pasando la línea de lo ridículo.

—Aquí tienen su ensalada —el mesero pasó dos platos de ensalada y de repente se me prendió el foco.

—¡El mundo! —Exclamo para llamar la atención de Cameron.

— ¿El mundo? —dice ella confundida.

—El mundo es una enorme ensalada, y en esta ensalada yo soy partidaria de los pepinos y no de las lechugas ¿Entiendes? — Creo que esta vez sí entendió el mensaje.

—Oh, hablas en serio. Si te gustan los hombres ¿Cómo es que estás aquí? —Ding, ding, ding, la pregunta del millón.

Le conté a Cameron todo lo sucedido en este último mes, y ella sugirió que fuésemos a un bar en donde ella podría conocer chicas y quizá yo podría relajarme un poco.

Estando en el bar comencé a beber como si no hubiera mañana, y antes de que pudiera notarlo ya estaba sobre la barra bailando.

—¡Si necesita reggaetón dale! —gritaba con todas mis fuerzas.

—Baja de ahí —Me decía Cameron, pero yo no pensaba hacerle caso, me estaba divirtiendo mucho.

No sé para qué me esfuerzo tanto en buscar a un hombre, si soltera estoy mejor, no necesito esas cosquillas en la panza cuando él se acerca, ni tampoco utilizar cualquier excusa para verlo, no necesito descartar a todos los hombres que conozco solo porque lo amo a él. Esperen ¿Dije que lo amo? ¡Oh santo cielo! Estoy enamorada, no sé cómo no me di cuenta, pero es tan obvio, él siempre ha estado ahí.

Como por arte de magia mi hombre soñado entró al bar, espero no verme tan mal como me siento.

— ¿Qué hace él aquí? —pregunté.

—Era tu contacto más llamado —respondió Cameron mientras me mostraba mi teléfono.

—Nicole, ven aquí —me dijo mi caballero en brillante armadura, mientras me tomaba por la cintura y me cargaba como lo hacen los esposos en la noche de bodas. Lo vi a los ojos por unos instantes y supe que tenía que confesarle mi amor.

—Te amo chico pizza —dije antes de plantarle un tremendo beso en los labios.

—Creí que jamás te darías cuenta —contestó antes de devolverme el beso.

Un mes después.



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En el texto hay: sarcasmo, parodia, humor irónico sobre uno mismo

Editado: 25.05.2019

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