Se que te vas

Capítulo 9

Capítulo 9

La indicada

Sasuke

El tono al final de la llamada nunca me había parecido tan horrible como en ese momento, me quedé mirando el teléfono , ignorando el temblar de mis manos que pasó a segundo plano y el frenético latir de mi corazón dejó de ser importante, no preste atención a las lágrimas que caían sin cesar de mis ojos o a los sollozos que no tardaron en desgarrar mi pecho; era como si mi mente hubiera perdido la capacidad de razonar.

No podía entender la absurda idea de que ella no volvería, que había dejado de amarme.

Entonces pude aceptar, la verdad que había tratado de ocultar todo este tiempo, una parte secreta, escondida muy en el fondo de mi cabeza, nunca había dejado de creer que esto solo era una especie de etapa que terminaría por resolverse en cuanto me pusiera en serio a ello. Entonces la vida, o el karma, me escupió en la cara y se encargó de sacarme brusca y dolorosamente del error en que me encontraba sumido.

Los segundos pasaron lentamente, marcados por el constante tic-tac del enorme reloj antiguo que Sakura atesoraba en la sala de estar, recordandome cruelmente que, sin importar a donde mirara, había algo que la traería a mi mente, como venía pasando desde el primer momento en que la vi, con ese irritante carácter lleno de felicidad o su particular forma de ver la vida, llena de matices que convierten lo retorcido en una cosa hermosa y profunda; de esta manera el tiempo se volvió en horas, poco antes del amanecer mis piernas dejaron de funcionar y apenas fui consciente del impacto que recibió mi cuerpo al estrellarse contra el duro suelo. Era como un muñeco sin vida, un cascarón que se resquebrajaba lentamente.

No pasó mucho antes de que mis ojos se cerraran por horas, librando me así, de el tormento, que resultaba ese momento.

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Quiero darte un beso, perder contigo mi tiempo, guardar tus secretos, cuidar tus momentos, esperarte adorarte, tenerte paciencia, tu locura es mi ciencia.

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Sakura

—Sakura-chan— la siempre cálida voz de Naruto provocó un extraño estremecimiento en mi interior.

Cerré los ojos con fuerza, pretendiendo ignorar todo, el dolor en mi corazón, las lágrimas, que venía derramando desde años atrás, o que nunca me había sentido más sola; lo necesitaba, siempre lo he necesitado en mi vida, más de lo que podría considerarse saludable; pero Sasuke era mi mayor debilidad.

No lo amaba porque fuera hermoso, por su dinero o porque resultará inalcanzable, lo amaba profunda y sinceramente por el simple hecho de ser... él. Siempre era frío y distante pero, en pequeñas ocasiones, sus ojos relampagueaban en contra de su voluntad, mostrando, por un corto y efímero instante, la brillantez de su alma. Había creído que Sasuke era hombre de una sola mujer, que nunca me engañaría porque, era demasiado distante y nunca había mostrado interés real por ningún tipo de relación. Creía firmemente que me quería, pero entonces me mostró lo que es el verdadero desprecio y un día, me levante sintiendome seca y odiándome por no poder hacerlo feliz.

Entonces, me dí cuenta de la única verdad existente. Yo, no podía perdonarlo. ¿Como podría hacerlo sin destruirme en el camino?

Después de todo, ya no quedaba nada de mí que pudiera darle.

Unos cálidos brazos me rodearon de forma protectora, aumentando el creciente sentimiento que se había asentado en mi pecho y quemaba dolorosamente. Mi cuerpo se puso rígido en cuanto su cuerpo entró en contacto con el mío, ni siquiera las tiernas caricias que propiciaba a mis brazos logró disipar la rigidez de mis músculos.

—Sakura-chan— susurro contra mi cuello, atrapando mi cuerpo entre sus brazos y envolviendome de su esencia —No tienes que contenerte conmigo— continuó —sabes que siempre estare para ti y te querré más que a nadie, tu... lo eres todo para mi, nunca te haría llorar y sería capaz de cualquier cosa, solo por curar las heridas en tu corazón.

Lo mire sin saber qué decir, no estaba preparada para algo así. No podía mirarlo a los ojos y aceptar la verdad. Quería aferrarme a la idea de que él era mío por el simple hecho de amarme más que a nadie y, deseaba profundamente que eso fuera suficiente para apagar la creciente culpa que se encargaba de carcomer mi corazón y perturbar a mi conciencia.

—Naruto, yo...— no sabía cómo continuar, si le decía la verdad las cosas entre nosotros cambiarían para siempre pero si continuaba con lo que fuera que estaba pasando, probablemente no habría marcha atrás.

—Te amo— confesó, atrayendo de golpe mis ojos a su cara, estaba nervioso y extrañamente lleno de felicidad.

Abrí la boca para decir algo, pero nada salió, me quedé en silencio mirándolo con fijeza y rezando a los dioses para que mi mente volviera a trabajar. Ignorando mi reacción o tomándola como una señal positiva, empezó a acortar la distancia que separaba nuestros labios.

—Te amo de verdad— reitero a milímetros de mi boca —te he amado por más tiempo del que podrías imaginar, se que puedo hacerte feliz, lo se.

La convicción en su voz, trajo nuevas lágrimas a mis ojos y me libero del trance que me atrapaba.

—No puedo— fue toda mi respuesta, entonces me aleje, sus brazos no intentaron retenerme mientras me levantaba de la cama, sin saber que hacer, puse todo el espacio posible entre nosotro, tome profundas respiraciones buscando el valor para darme la vuelta y encarar lo que no quise ver desde el principio. Esto era un error, lo había sido siempre, nunca debí dejarle creer que, de alguna manera, uno de estos días iba a amarlo; había sido egoísta y cruel.

Apreté los puños a mis costados y me maldije mil veces, entonces gire con lentitud para darme cuenta que mi mayor temor se había cumplido, le había roto el corazón a mi mejor amigo; la expresión en su rostro se quedaría grabada en mi alma por más tiempo del que algún día podría imaginar.




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