—Largate Chloe —le digo.
—¿Cómo está el pequeño bastardo? —dice con burla.
Klein apretó las manos y se iba a levantar enojado, pero lo detengo, cierro los ojos y respiro profundo.
—No tengo ganas de pelear Chloe, tu y yo no tenemos motivos porque hacerlo tampoco, solo déjanos en paz.
Rie.
—¿Te has vuelto una cobarde?
—Se llama madurar.
—Lárgate —le dice Klein.
Extrañamente se va y no dice nada más al respecto, pero sé que esto no se quedara así.
Vuelvo a buscar a Jenny con la mirada, que observa para acá preocupada y Peter le dice cosas al oído. Al final Klein nunca fue hasta ella, después de todo se iban a encontrar después de clases, al menos de eso se quiso convencer.
—¿Nos vemos en casa? —me pregunta.
—¿Donde más? —le sonrió y lo beso.
—Klein —dice alguien a nuestro lado.
Jenny afirmando sus libros contra su pecho y muerta de nervios, con Peter a su lado nos observaban parados a nuestro lado.
—Jenny —dice Klein feliz yendo hasta ella y abrasándola lo más fuerte que puede. Ella cierra los ojos y lo abraza también llorando.
—Perdón —habla Jenny primero.
—¿Podemos hablar? —Peter se dirige a mí.
Klein se separa de Jenny y me observa preocupado.
—Si, por supuesto, Klein váyanse primero, nos vemos en casa.
—Sí, ten cuidado.
—Sí, igual tú... Nos vemos Jenny —le sonrió sincera— Espero podamos hablar un día, tengo unas cosas que decirte.
—Supongo —me mira algo desconfiada.
Peter se despide de ella y de Klein, ellos se van y nosotros nos vamos a sentar en el gimnasio que estaba vacío.
—Me trae muchos recuerdos este lugar —le digo mientras subimos un par de escalones en las gradas.
Sonríe y apoya los codos sobre sus rodillas. Quedamos en silencio un momento mirando a la nada, tomo mi bolso y saco una foto que tengo de Nicolás.
—Toma —se la entrego.
La observa inmóvil, sin ninguna expresión en particular en su rostro.
—Es la última foto que le he tomado, se parece mucho a ti ¿No crees?
—Sí.
—Puedes verlo cuando lo desees y... —me interrumpe.
—No estoy listo para verlo... Cualquier cosa que necesites dímelo y te ayudaré para eso quería hablar contigo, debo irme —se levanta y se va.
Mentiroso, lo conozco muy bien, desea verlo, pero no se atreve. Su padre era un golpeador y un alcohólico y el teme ser igual.
Y aún así no me devolvió la foto, si no que de la llevo con el.
Después de un par de minutos, me dirijo a la salida del recinto y espero al taxi que he llamado.
—Estoy en casa —digo alto cerrando la puerta.
—Hola querida —me dice mi suegra.
Me da la impresión que va a pasar más tiempo aquí que en su casa.
—Hola ¿Y Nicolás?
—Durmiendo en el corral ¿Cómo te fue? Llame e Klein y me dijo que esta con Jenny.
—Sí, espero que arreglen las cosas, me fue bien en general, solo odio todas miradas que nos dan.
—Era de esperase, espero que no te estés arrepintiendo.
—Claro que no... Gracias por cuidar de Nicolás ¿Y mi mama? —camino hasta mi hijo.
Su corral lo teníamos en la sala.
—Ni lo digas, cuidar a mi nieto hermoso me hace muy feliz y tu mama fue a comprar.
Asiento con la cabeza.
—Espero que no allá dado problemas —lo tomo en brazos.
—¿Problemas? Pero si es un pequeño muy tranquilo —acaricia su manito— Bueno hija debo irme.
—Sí, cuando llegue a casa mándeme un mensaje, tenga cuidado y gracias otra vez.
—No me agradezcas soy feliz cuidandolo —caminamos hasta la puerta— Te enviare un mensaje.
Nos despedimos con un beso y cierro la puerta, camino con Nicolás en brazos hasta el sillón y me siento.
—Sabes hijo, hoy vi a tu papa... El verdadero —suspiro— vendrá a verte pronto, te lo juro, pero sabes por otro lado tu papa Klein por fin se pudo ver con Jenny ¿Recuerdas que te hemos hablado de ella? La mejor amiga de tu papa, en este momento están juntos y estoy segura que podrán volver hacer amigos.
....
—¿Entonces si te casaste?
Habíamos estado todo el tiempo en silencio desde que salimos de la universidad y habíamos pedido los helados.
—Sí.
—Cuando la invitación me llego creí que era una broma —sonríe— No lo podía creer.
—Quería que estuvieras ahí conmigo —tomo su mano sobre la mesa, creí que la apartaría, pero no lo hizo.
—Puede ser difícil de creer, pero quería estar ahí, aunque te estuvieras casando con ella.
—Te creo, se cuándo mientes... Se llama Jade, Jenny.
Aparto la vista.
—¿Por qué te casaste Klein? Aun eres joven, tenías muchas cosas por hacer.
—Aun puedo hacerlas.