Despierto una vez más por el llanto de Nicolás, es realmente molesto no poder dormir como uno desea, pero vale la pena.
Aparto el brazo de Klein de mi cintura y me levanto lo más despacio que puedo, me pongo la bata y salgo de la habitación para ir a la de Nicolás.
—¿Peter? —susurro, pero aun así me escucha.
—Tiene buenos pulmones —ríe.
Nuestro hijo está en sus brazos...Es la primera vez que pienso en "Nuestro" refiriéndome a Peter y a mí.
—y eso que no lo escuchaste cuando enfermo —camino hasta quedar a su lado.
—¿Enfermó?
—Sí, no duro mucho, pero si le dio una fiebre bastante fea.
—¿Pero ahora está bien? ¿Hace cuánto fue?
—Tenía como un mes, es un niño fuerte, puede superar cualquier cosa como su padre.
Se quedó pensando un momento.
—Escuche que arrienda una pieza cerca de aquí.
—¿Quieres mudarte ahí?
—Quiero estar cerca de mi hijo —Peter lleva su dedo índice a la boca de Nicolás y mi pequeño hijo toma de su mano
—Peter enserio no tengo problema que lo lleves a tu casa, solo que ahora, todo el tiempo siento que algo va a sucederle.
—Eres una buena madre Jade —sonó tan sincero, que una parte de mí se tranquilizó.
—Gracias.
—¿Entonces te molesta si me mudo cerca? —dice un poco más ansioso.
—¿Que dice Jenny? —pregunto preocupada.
—Está de acuerdo.
—Entonces yo también, así nos turnamos.
Sonrie y regresa su vista a Nicolás.
—Ve a dormir, yo lo veo.
Es lindo ver como Peter observa a su hijo, estando tan feliz y con mayor razón cuando Nicolás con esos ojos grandes y hermosos que tiene lo mira a él como si fuera lo único en el mundo.
—Tiene hambre, por eso se está comiendo tu dedo —lo señalo Sonriendo.
—Lleva un rato succionando mi dedo —dice entre risas.
—Dámelo —extiendo mis brazos.
Me lo entrega y me voy a sentar en la mecedora que está al otro lado de la habitación -regalo de los padres de Klein-.
Descubro uno de mis pechos y llevo a Nicolás hacia a él, quien succiona de inmediato de mi pezón y me cubro con una pequeña manta.
—¿A tus padres les gustara que vuelva a estar a tu alrededor? Después de todo, jamás les agrade.
—No te preocupes por eso —muerdobde mi labio un poco ansiosa— Klein le puso su apellido —digo de la nada.
—Lo sé —suspira.
—Puede que sea pronto pero.... ¿No quieres que lleve mejor el tuyo?
—No lo sé, tal vez, soy su padre, pero por otro lado Klein se lo merece más que yo. Me haré cargo de mi hijo en todo lo que sea necesario, nada le hará falta, pero me gustaría que su apellido se mantenga tal como está.
—¿Por qué?
—Siento que es lo correcto... Nunca negare que es mi hijo si es lo que te preocupa y crecerá sabiendo quien de los dos es su padre biológico y si algún día el decide cambiárlo entonces no me opondré, pero por ahora quiero que se mantenga tal como está.
—Pues te lo agradezco —ambos nos asustamos y miramos hacia la puerta.
—Klein ¿Qué haces levantado? —pregunto.
Se refriega un poco los ojos y bosteza.
—Desperté y no estabas.
—Bueno, yo iré a dormir —Peter camina hacia la puerta, asiente con la cabeza hacia Klein y desaparece.
—Debiste quedarte acostado.
—¿Falta mucho? —me ignora y aparta la manta que cubre a Nicolás— Hola pequeño —besa su frente.
—Depende de cuanta hambre tenga.
—Vamos a la cama, aquí hace frio.
—Sí.
Me levanto con cuidado y caminamos hasta nuestro dormitorio. Klein me ayuda a sentarme en la cama apoyando mi espada sobre el respaldo.
—¿Entonces quedara con mi apellido? —dice algo inseguro.
—Sí.
Sonríe a más no poder y deja un beso en la frente de Nicolás y después uno en mis labios.
—Fantástico, no quería cambiárlo.
—Ni yo a decir verdad, pero Peter estaba en su derecho si así lo quería.
—Por supuesto, es su padre biológico
—Se mudaran cerca de aqui.
—¿Quién?
—Peter y Jenny.
—¿Enserio?
-—Ajam.
—¿Será algo bueno o malo? Me gusta la idea de Jenny cerca, siempre dijimos que algún día viviríamos juntos.
—No quería saber eso —odio estar celosa ¿Pero cómo no estarlo cuando dice cosas como esas?
—Como amigos Jade.
—No pensabas en ella como tu amiga.
—Ahora si, además te tengo a ti.
Hago una mueca, como "No te creo"
—Como sea, tal vez sea algo bueno, así las cosas entre los cuatro se arregla al fin ¿No crees?
—Puede ser nuestra oportunidad.