Capítulo 10.

Plátano y pez.

Cuando Marina me enseño la foto todo el ambiente cambió, Ian se enojo tanto hasta el nivel de llorar, su papá le arrebato el celular a Marina y nos dijo que terminaramos la comida en la habitación, en menos de quince segundos ya estaba en la otra habitación comiendo en silencio, Ian me siguió unos minutos después, mientras comemos podemos escuchar como discuten, tratan de hacerlo en voz baja pero aun así los escuchamos, lo que más me duele es ver a Ian tratando de no llorar mientras come de mala gana el mole. 

Debe de estar realmente mal si le hace mala cara a un mole casero. 

—Siento que hayas tenido que ver esa escena —se disculpa antes de llenarse la boca de arroz. 

—Bueno, cada comida familiar mi mamá termina arrojandole algo a la cara a mi papá, no es extraño para mí —lo consuelo, me mira un instante antes de reír. 

Ian se ve igual con o sin uniforme, siempre camisas grandes y suéteres, pants y tenis, lentes y audífonos, amo su estilo, solo le interesa estar cómodo. 

—Bueno, no harás comentario pendejos de que antes estaba más guapa o algo así —supongo que habla sobre la foto que me enseño su mamá. 

—¿Guapa?. 

—Sí, seguramente hubiera sido de esas chicas que intentas llevarte por una noche. 

—Eras lindo pero muy falso para mis gustos —admito.

—¿Falso? —pregunta ofendido. 

—Sí, ni siquiera pude ver tus pecas o lentes, ¿maquillaje?¿lentes de contacto? ¿son falsos?. 

—Son reales, las personas no ven bonitas las pecas o los lentes así que trataba que no se vieran y también no los usaba —se ven preciosos en tí —pero, ¿solo por eso era falsa?. 

—Tu sonrisa y manera de posar la debiste de practicar miles de veces frente a un espejo ¿cierto?, están muy calculadas, he visto tu sonrisa real y no es así, esa es falsa, posabas de esa manera para que tu nariz se viera más pequeña al igual que tu cara, me da miedo, todo calculado. 

—¿Solo eso notaste? —pregunta curioso. 

—No, también tratabas de verte lo más estéreotípicamente femenino, no te imagino usando una falda tan corta, amas la comodidad así que una falda te impediría sentarte con las piernas sobre la silla como siempre haces, incluso tu uniforme debió de ser una talla más chica, ¿cuantas horas hacías pierna?, estoy curioso. 

Les dije, soy pendejo pero no tanto.

—Me sorprendes un poco debo de admitirlo —no se si es un halago o un insulto. 

—Además, eres muy feo para mis gustos —digo tratando de salvar mi poca dignidad. 

—Tú también, odio a los teñidos. 

¿Karma?, no lo sé. 

—Envidioso, quisieras que el verde te quedará tan bien como a mí, que bueno que no te gusto, soy tan guapo que te opacaría. 

—Claro, por eso te rechace. 

Me humilló. 

—Y aún así me llamaste para ser tu novio falso, creo que si te gusto en el fondo, no te culpo. 

—Bueno, a mí mamá le gustan los niños bonitos vacíos que no tienen personalidad propia —¿escucharon?, dijo que soy bonito.

—Tarde años en construir esta personalidad, me la respetas, además entiendo a tu mamá, cualquiera moriría por tener un yerno tan perfecto como yo —presumo con una sonrisa recibiendo un sape. 

—¿Quieres ver Netflix? —sugiere.

—Atrevido, tus padres están abajo. 

—¿Qué?. 

—Bueno, pero que sea rapidito. 

—Eres un asco, vete o te pateo —advierte.

—¿Con tus dos días te karate?, muero por probar una patada —lo reto. 

—Cállate Dick. 

Y dale con eso. 

(…) 

Cuando era niño odiaba acompañar a mi mamá a hacerse las uñas por que me aburría, ella me dijo "cuando te guste alguien ahí vas a andar como perro detrás de ella esperando cinco horas", me reí cuando lo dijo "eso no pasará Jina" me burle. Un año después a Linay empezaron a llamarle la atención ese tipo de cosas y llevó al idiota de Nick a esperarla cinco horas en un salón y ayudarla a escoger los colores. 

Después de ello Michelle y Linay me usaron para llevarme a todas las tiendas y sostener las bolsas, acompañarlas al salón e incluso al gym al que iban, ¿cómo las castigaba?, las hacía ver comedias románticas conmigo y dramas o escucharme hablar o leer libros de romance. 

Creí que ver o leer algo eran las únicas cosas que no me obligarían hacer en mi vida pero llegó Ian a chingar todo. 

Vimos un anime de un vato pelón que de un golpe derrota todo, esta tan mamado y le gana a todos que para él se volvió aburrido ser tan fuerte, vimos las tres temporadas.

Después me dijo que vieramos uno que se llama "Banana Fish" me dije "debe de ser de comedia" por que pues un plátano y un pez, debería de ser algo como Bob Esponja pero déjenme decirles que los nombres engañan. 

Son la una de la mañana y ahora estamos viendo como un pandillero rubio con obvia atracción hacia un japonés sufre. 

Sí, son la una de la mañana y estoy llorando como magdalena. 

—¿Por qué me haces ver esto? ¿me vas a pagar la terapia? —le reclamo al chico que está en posición fetal llorando abrazando una almohada.

—Sí yo sufro tu también —dice entre mocos. 

—Te odio, ¿dónde puedo comprar de estos?, ta' bonito —pregunto enseñando un peluche del mismo pandillero, algo me dice que voy a necesitarlo. 

—En la plaza, mañana iré a comprar cosas así que lo puedo comprar por tí —sugiere.

—También iré mañana por ropa, ¿vamos juntos?, serán muchas cosas y necesito ayuda, te pagaré —ofrezco.

—Quisiera ser rico, te envidio —confiesa de mala gana. 

—Estoy sabroso pero no soy rico, ese es Ethan, compraré la ropa con el dinero que ahorre cuando trabajaba, Ethan siempre me lleva a la escuela o a las fiestas y yo llevo mi propia comida a la escuela, siempre estoy ahorrando —explico.

No me gusta gastar dinero a lo tonto por que sé que es difícil de conseguir, además odio  trabajar por lo que trato de reducir mis gastos, solo uso mi dinero en lo que sea necesario, comprarle ropa a Linay como regalo de bienvenida es algo necesario en mi inventario.