Mi prometido.
Jack y Ethan llevaron a casa a Dan y Michelle huyó horas antes ¿saben que significa eso?, estoy solo con Ian.
—Odio las fresas pero el licuado de fresa es mi favorito —explica Ian mientras bebe el litro de licuado que me hizo comprarle.
—¿Qué te gusta además del anime? —pregunto intrigado, me mira algo confuso pero ríe.
Me gusta verlo sonreír, su hoyuelo es el primero en hacerse notar cuando lo hace, amo la manera en que sus ojos se cierran ligeramente y como sus lentes se empañan, Dios amaría contar esas pecas.
—¿Tratas de conocerme?, interesante, te daré el honor, pregunta lo que quieras —ofrece.
—¿Tienes alergias? —si será mi futuro esposo digo mi futuro amigo debo de saber para no matarlo.
—Solo al pelo de gato —admite triste —siempre he querido tener uno pero cuando lo adopte a las dos horas parecía un sapo todo hinchado y rojo, me veía horrible, ¿quieres ver? —sin dejarme hablar me enseña una foto en su teléfono, la tenía guardado en una carpeta llamada "momentos humillantes" y efectivamente estaba rojo e hinchado a más no poder, cubierto de mocos y tal vez lágrimas.
Ambos nos estamos riendo a todo pulmón, las personas nos ven pero me da igual, es tan liberador reír así con él.
—¡Tenías el cabello morado! —señalo sorprendido al largo cabello teñido de morado que se puede ver en la foto.
—No me recuerdes mi oscuro pasado —se queja Ian aun riendo.
¿Tiene un oscuro pasado?, ahora tengo curiosidad.
—¿Eras como nosotros? —bromeo pero al ver que se cubre el rostro me doy cuenta que le atine —¡Eras como nosotros! —grito emocionado.
Que gloriosa imagen mental, un Ian con ego por los cielos, cabello teñido y de fiesta en fiesta ligando con confianza, bendita seas imaginación.
—¡No era tan malo! —me regaña dándome un golpe en el hombro.
—Por eso te veías tan confiando en la fiesta mientras me manoseabas, me siento usado.
—Bien que querías.
—¿Qué tipo de persona crees que soy? —pregunto fingiendo estar ofendido con la mano en el pecho, es que si soy.
—De los que se quieren bajar los pantalones cada que conoce a alguien —no lo niego pero a él si.
—Claro que no, no tenía esos planes contigo.
—Ajá.
—Bueno, si te sientes en desconfianza prometo que en lo que queda del año estos pantalones no serán bajados para estar contigo —bromeo.
—Juralo.
Ya valió verga.
—Lo juro.
—Bueno, ahora comprame unas chips —ordena emocionado.
—Lo que pidas.
¿Cómo un humano puede tragar tanta pendejada y no cansarse?, ha comido tres de cada tipo de taco que vendían en un puesto, una crepa, dos churros, dos chips "de las moraditas", dos litros de licuado de fresa y ahora come papas a la francesa y una hamburguesa, si yo comiera eso me matan.
—¿Por qué puedes comer tanto? —pregunto y para mi mala suerte mi voz sonó más seria de lo que creía.
—¿Lombrices?, no lo sé, puedo comer lo que sea y no engordo o lleno —presume sutilmente.
—Desde los quince hago dietas y ejercicio para estar en forma, tú comes todo eso y tienes un cuerpo como el mío —me quejo, es más una queja para el universo que para él.
—Muere de envidia, panzón.
—Lombriciento.
—Tu culo.
—El tuyo peludo.
—¿Cuántos años tienes?.
—Queti.
—Pendejo —se ríe y gracias a las papas en su boca comienza a atragantarse, le ofrezco de mi bebida pero la rechaza.
No le gusta la Pepsi, casi se me olvida, trato de levantarme e ir por agua pero un vaso es colocado frente a ambos haciendo que deje a un lado la idea, Ian lo bebe pero cuando recupera el aliento y se percata de la persona frente queda completamente pálido.
—Hola Aria —saluda la pelinegra, me da la espalda pero solo con eso es suficiente para darme cuenta que es una chica diez sobre diez, incluso sus accesorios combinan a la perfección con su vestuario y este a su piel y figura, ella sabe lo que tiene y como lucirlo, me agradan esas chicas.
—Hola —saluda Ian tratando de sonar indiferente.
Dejó de observar "la nuca" de la chica y miro a Ian, esta pálido, sus labios tiemblan ligeramente e incluso su mirada esta fija en mí, algo no está bien.
—Ha pasado mucho tiempo, ¿tres años?, has cambiando pero aún así te reconocí, sigues siendo tan linda —bueno, eso es una mala señal.
—Sí, tres años.
—¿Ya no usas Instagram?, estoy esperando que actualices bueno, entiendo, ahora te ves así, no combina —¿se está burlando de mi Ian?.
—Hola, creo que no nos han presentado —saludo sonriendo, la chica se da vuelta y parece sorprendida de verme, debo de admitir que es linda, labios grandes, ojos cafés y perfectamente delineados, incluso ese mini corazón que se dibujo en la mejilla le queda bien.
Me mira de abajo hacía arriba descaradamente incrédula. Sé lo que esta pensando "¿por qué esta con él?" es una mirada que hacen muy seguido, que les digo, soy muy guapo para este mundo.
—Me temo que no, Bianca —se presenta con una sonrisa y ofreciendo su mano, me retracto de todo lo que dije, me cae mal, ¿por qué a mi chico no le habló con ese tono?.
—Nick.
—¿Eres amigo de Aria? —miro a Ian que sigue inmóvil, él me observa y sé lo que trata de decir, quiere ayuda.
—¿Ian?, no somos amigos.
—Lo sabía.
—Es mi novio, de hecho estamos comprometidos.
okey, creo que me pase.
Los dos me miran en silencio como si hubiera dicho la mayor pendejada del universo pero yo solo sonrío satisfecho presumiendo el anillo en mi dedo, me lo regalo una chica ayer para "mi recuperación" pero ellos no lo saben.
—Me tengo que ir, mis amigas me esperan, llamame luego —avisa la chica aún atónita —Nick, espero que tu pie mejore o lo que sea —es lo último que dice antes de alejarse.
Ian sigue mirandome, si tuviera que describir su expresión con una palabra sería "vacía", no trasmite nada, me gustaría más que se enojara a que me deje con la duda, obviamente no demuestro eso así que sigo mirándolo con una sonrisa aunque quiero llorar y preguntar si esta enojado.