Seas Lo Que Seas

Capítulo IV: Tiempo

Todo transcurría lento esa tarde en Sailors, mientras yo esperaba que Thana y Sara llegaran. Había llegado y tomado asiento en mi lugar junto a la ventana, me asomé en espera de ver el rostro que llamara mi atención para dibujar sus facciones en mi libreta. Afuera, la gente corría de un lado a otro, y yo sólo estaba ahí, sentada, observándoles. ¿Cómo se sentían ellos? ¿Felices? ¿Estresados? ¿Estaban satisfechos con sus vidas? ¿Qué problemas tendrían? ¿Serían peores que los míos? ¿Sobreviven a la rutina o ya se hicieron parte de ella?

“Toquemos las estrellas”. Garabateé en cursivas. Bajé la mirada a mi libreta, con mi cabeza apoyada en mi mano. De pronto, me puse a pensar en el sueño, en Viktor, su sonrisa, su voz. Sólo lo había visto dos veces en persona, pero algo en él debía haberme impactado mucho para seguir soñándolo a diario.

-¿Te gusta?- me dije a mí misma, imitando la voz de Thana. No pude evitar esbozar una sonrisa.

Miré el reloj, mis amigas tenían diez minutos de retraso. Suspiré, y de nuevo alcé la vista en busca del rostro que dibujaría esa tarde.

Y ahí estaba él.

Observándome fijamente.

Mantuve mi mirada en la suya. Me puse en pie, y dejando mis cosas en la mesa, salí corriendo a la calle para hablar con él.

Bajé las escaleritas de dos brincos y corrí hacia la izquierda. Era como si estuviera esperándome. Él estaba en un punto de la calle donde casi no pasaban las otras personas. Cuando lo tuve de frente, tuve una sensación extraña, envolvente. Sonreí.

-Viktor.
-Ava. – dijo con brusquedad.

Entonces caí en cuenta: Esto era el mundo real. No eran mis sueños, donde jugamos, donde conversamos toda la noche, donde él toma mi mano. Sentí que me ruboricé.

-¿Cómo estás?- preguntó él, tratando de suavizar un poco más su voz.

Sentí algo de vergüenza, como si él pudiera leer mis pensamientos y saber que yo había estado soñando con él durante las últimas noches.

-Bien. ¿Y tú? Pensé que quizás ya no estarías aquí en la ciudad.

Vaya pregunta estúpida la que se me había ocurrido.

-¿Qué?- preguntó él, y su gesto desconcertado me puso muy inquieta.

-Nada.- respondí. Me sonrojé y sentí cómo la sangre subió hasta mis mejillas.

-¿Y qué haes por acá?- preguntó Viktor. 

-Estoy esperando a que lleguen mis amigas. Nos gusta mucho venir aquí a conversar.

-Entiendo. A mí me gusta más conversar en la madrugada. ¿A ti no?- en su rostro se esbozó una cálida sonrisa que me tranquilizó. ¿Es que acaso se refiere a esas visitas nocturnas que me hace en sueños?

De pronto, me estremecí al escuchar la fuerte voz de Thana llamándome.

-¡Hey, Ava! 

Me giré para verla. La saludé con un gesto de la mano y volví mi mirada a Viktor nuevamente.

Viktor se alejaba rápidamente por la calle.

Definitivamente, ese chico me aborrece.



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En el texto hay: misterio, pasado oscuro, romances

Editado: 13.04.2018

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