Taína
Guarde en mis maletas gran cantidad de ropa, el día más esperado había llegado, era hora de partir, cuando termine revisar que nada me hiciera falta baje las escaleras, James al verve tratar de bajar con la última de mis maletas corrió a ayudarme, suspiré observandolos a todos, sus rostros tristes demostraban lo dolidos que se en contratarán por mi partida
- Por favor, no estén tan tristes, saben que lo intenté, traté estar aquí, pero San Francisco dejó de ser mi hogar hace mucho -
- Lo sabemos cariño, pero no podemos evitar estar dolidos por perderte, que te vayas tan lejos nos está matando, que voy a hacer sin mi única hija -
- Mamá no hables así, ni que me fuera a ir a Italia, y mira que fue mi primera opción, pero al final no estaré en otro continente, solo a una cuantas horas de distancia - suspiró con resignación, miré a padre este trataba de evitar el contacto visual conmigo
- Papi mírame - a duras penas volteo a mirarme, sus ojos se encontraban rojos por retener sus lágrimas, se que les duele mi partida, pero es algo que tengo que hacer
- Entiendes por qué me voy verdad -
- Si hija, entiendo que tienes que iniciar otra vez, pero tenías que elegir un lugar tan lejano de mí-
- Papá no es tan lejano, además no me miren como si nunca más nos fuéramos a ver, vendré a visitarlos y ustedes también pueden ir allá -
- Tienes razón, segura que no quieres que te más dinero -
- No papá, te lo agradezco pero con cagar el primer mes de alquiler y el dinero que me diste para iniciar, es más que suficiente, quiero ser independiente, conseguiré trabajo ya verás - mencione con decisión en mi voz
- Se que eres una mujer muy capaz cariño y que lograrás conseguir trabajo con facilidad, pero si necesitaras dinero no dudes ni por un segundo en llamarme - asentí tranquilizando a mi familia, tenía claro que contaba cien por ciento con ellos, que si llegaba a necesitar algo, ellos no dudaría en estar ahí para mí, pero esto era una decisión propia, debía iniciar de cero y por mis propios medios
- Los amo mucho familia - me fundí en un gran y cálido abrazo con todos, desde que regresé del crucero mi vida había estado llena de altibajos más bajos que altos, el hecho que Erika cumpliera un año de muerta me deprimió mucho, después de mi visita al cementerio donde prácticamente salí congelada, todo había empeorado, acepte ir con el psicólogo y su recomendación fue que me fuera de San Francisco, y justo lo que estoy haciendo ahora.
El vuelo a mi nuevo hogar fue algo largo y pesado, después de seis horas de viaje por fin llegue a tierra, ahora me sentía perdida, calculé mal las horas de vuelo ahora eran la una de mañana aquí, pensé que llegaría a las diez de la noche pero olvidé por completo que San Francisco tenía tres horas atrás, ahora que se suponía que haría, encontrar un taxi a esta hora sería algo complicado, salí del aeropuerto implorando por que se encontrara un milagroso taxi por casualidad, afortunadamente mis plegarias fueron escuchadas y media hora después logré tomar un taxi, después de darle la dirección de mi nuevo departamento al taxista nos dirigimos allí, Pensé que por las altas horas las calles se encontraban desoladas pero era todo lo contrario, la ciudad parecía tener mucha vida de noche, restaurantes, bares y todo tipo de establecimientos se encontraban abiertos y con tanta gente que parecía ser medio día, observada las calles pasar con emoción, era la primera vez que me encontraba en New York, parecía toda una niña observando todo a mi alrededor con curiosidad
- Hemos llegado señorita, le sugiero entrar rápidamente al edificio, estas calles a esta hora no son muy buenas para una turista llena de maletas - agradecí al taxista por traerme y darme el consejo, que no dudaría en tomar, en cuanto baje todo mi equipaje me apresure a llamar a la dueña para avisarle de mi llegada, afortunadamente la mujer algo mayor me recibió de madera educada y cálida a pesar de las altas horas
- Bueno señorita, este es su departamento, si necesita algo no dude en avisarme, si me disculpas regresaré a mi cama - Agradecí a la hable mujer disculpándome por la hora, en cuanto se retiró mire mi alrededor, el lugar tenía una amplia sala de estar con un hermoso ventanal de fondo, me encontraba en sexto piso la vista no era la gran cosa solo otro edificio en realidad pero el departamento sí era muy hermoso y amplio, me encontraba muy agotada por el viaje así que dejé mi curiosidad para el día siguiente caminé hasta mi nueva habitación y me deje caer en la cama sin pensarlo más.
(Día siguiente)
Desperté desorientada, observé mi alrededor asustada, hasta que caí en cuenta que me encontraba en mi nueva departamento, suspiré camine hasta mi baño después de asearme debidamente salí envuelta en una toalla hasta la sala de estar, había dejado mis maletas tiradas, abrí una de la maletas buscando mi ropa, escuche unas risas, al levantar mi mirada me quedé en shock al notar que la puerta se encontraba abierta y mis vecinos del frente me miraban con gracia, menudo espectáculo estoy dando, me sonroje a mas no poder, no lo hacía seguido pero sin duda está no era la forma de presentarme con los vecinos
- Lo siento no me di cuenta que estaba abierta-
- Tranquila nueva vecina - la señora sonrió tratando de tranquilizarme mientras sus dos hijos pequeños reían sin parar, aún avergonzada corrí cerrando la puerta con un simple adiós, anoche me encontraba tan cansada que no note que deje la puerta abierta, después de vestirme, desempaque mi ropa acomodandola en mi closet, terminé de desempacar cerca de la una de la tarde, decide salir un poco conocer los alrededores y principalmente conseguir comida, moría de hambre, las calles neoyorquinas se encontraban Atestadas de personas que corrían de aquí para allá, encontré una pequeña cafetería, en cuanto ingrese el aroma dulce del chocolate me envolvió, aspire era todo un deleite, no tarde en pedir unos deliciosos waffles con fruta picada con un delicioso latte, estaba deleitándome con mis waffles cuando escuche a un par de amigas conversar en la mesa de al lado