Secretos

Capitulo 8- Circus

Cuando era pequeña, mi madre solía contarme historias de como disfrutaba su vida junto a la abuela en la casa del lago, y la verdad es que es muy bonito el amanecer en este lugar.

No he dormido desde que lo hice en compañía de mi hermana y por ende puedo ver el amanecer en frente del lago.

—¿Despierta tan temprano? —La voz de Noah me saca de mi concentración.

—No he dormido.

Estiro un poco mi cuerpo.
Él se sienta en silencio a mi lado, noto como lleva una gorra con la visera hacia atrás.

—Yo tampoco —confiesa.

Giro mi cabeza extrañada hacia él.

—¿Por qué?

—¿Por qué no lo haces tú?

—No deberías responder una pregunta con otra.

—¿Por qué? —Sonríe de lado.

Me levanto frustrada de las escaleras del pórtico, el me toma del brazo.

—Tengo pesadillas —masculla en un tono muy bajo, casi imperceptible.

Me acerco a su oído y le susurró:

—Deberías enfrentarlo y decirle quien manda.

Me suelto de su agarre suave, me observa aún sonriendo de lado.

—Touché.

Entro a la casa, al cerrar la puerta olvido lo que iba a hacer, desde que no duermo mi cuerpo me ha empezado a pasar facturas, además del constante dolor de cabeza he estado olvidando mucha de las cosas que me dispongo a hacer.
Me siento en un sofá y muerdo la uña de mi dedo meñique, ¿Será buena idea dormir algo? No me quiero volver loca, pero tampoco quiero soñar, soñar es igual a no descansar.
Nick baja las escaleras y me observa extrañado, no es para menos, me encontró en uno de mis momentos de ansiedad donde debato si dormir o no.

—Te ves fatal —dice sin una pizca de tacto.

Me duele un poco, pero seamos sinceros, estoy segura que me veo fatal.

—No he podido dormir.

Mis palabras suenan estranguladas, el peso de no dormir, el estrés que eso causa y todo lo que conlleva tener semanas en este estado me hace arrancar a llorar.

—Oye... Tranquila, hermosa —susurra quedamente mientras se sienta a mi lado—, todo estará bien, ¿por qué no has dormido?

—T-engo... Tengo pesadillas.

Su consuelo me calma un poco.

—Bien... ¿Y si yo velo tus sueños? —Soba mi espalda—. Es decir, tú duermes y si veo que algo te molesta, te despierto ¿Bien?

Sorbo por la nariz y caigo en cuenta que mi crush se está ofreciendo a pasar tiempo conmigo, conmigo dormida pero, ¡Es tiempo conmigo! Sonrío.

—Bien.

Se sienta a mi lado y da palmaditas en su regazo.

—¿Ahora? —pregunto dubitativa.

Claro que quiero apoyar mi cabeza en las piernas de este chico, pero todo se siente tan irreal. Le hago caso y me acuesto en el mueble.
Por un momento siento que el sueño no llegará a mi, pero es inevitable, como es inevitable notar que su aroma es a cuero y hierba recién cortada...

Despierto por un golpe suave en mi nariz, el dormir y descansar se siente tan bien que no quiero volver a despertar, pero el golpe vuelve.
Abro los ojos, los grandes y verdes ojos de mi hermana me sobresaltan.

—Es hora de despertar. —Sonríe en mi cara.

Me despierto completamente notando que mi almohada fue cambiada mientras dormía y ahora no es Nick, si no un simple almohadón. Suspiro, fue muy hermoso para ser verdad.

—¿Qué hora es?

—Van a ser las cuatro —contesta alegremente—, alistate y come que iremos todos a la feria.

—¿A la feria?

Me siento desorientada, dormir tanto y tan bien después de semanas me desorienta un poco.

—Si, resulta que a este pueblo viene la feria cada año. —Rueda los ojos—. Pensé que lo sabrías, tu eres la mayor.

—No veníamos mucho. —Me rasco la cabeza—. ¿Donde están todos?

—Nick y la señora Roxane junto con su abuela, están ya en el pueblo, Noah nos llevará en su moto.

Me rasco un ojos y me levanto para ir al baño. Minutos después salgo aseada, me cambio de ropa por un vestido blanco de verano, de esos que vuelan con la brisa; coloco unas sandalias a juego y salgo a por algo de comida.
En la cocina me encuentro a Noah y a mi hermana hablando.

—¿Dormiste bien? —pregunta poniendo en frente de mi un sándwich.

—Si. Gracias.

Como o mejor dicho devoro la comida, todo el día sin comer deja en mi estragos y me hacen sentir mucha hambre.

—¿Están listas? —Noah toma unas llaves de la mesa de la cocina.

—¡Sí! —Lussy grita efusivamente, como sólo podría hacerlo una de siete años que quiere ir a una feria.

En el cobertizo de la cabaña de la abuela de Noah, estacionada en frente de mi, hay una moto Harley Davidson con un pequeño carrito lateral, ¿Qué cómo se que es una Harley? Soy fanática de esas motocicletas, ¡¿sabes lo hermosas que son?! Brinco y me acerco a ella y Noah mata la ilusión.

—No te emociones, yo manejaré.

—¿Por qué tienes esta moto aquí y no en casa? —digo colocándome el casco que me entrega él.

Mi hermanita se ve emocionada también y entra al carrito sin que él se lo indique.
Noah se coloca su casco que cubre toda su cara y levanta la visera para hablar:

—Esta era de mi abuelo. Sube —ordena.

Hago lo que indica y subo a su moto detrás de él, mi hermana en el carrito con su casco brinca, él arranca. El camino es frío y boscoso, no es el mismo que tomamos para venir acá, hay distintas maneras de llegar al pueblo.
Mi agarre a él, es fuerte su espalda sólida y caliente me reconfortan un poco.

Llegamos a la entrada de lo que parece ser un gran espacio abierto, un gran cartel en una carpa gigante reza "Circus" algo en mi pecho se contrae y no se porqué, es como la anticipación de que algo podría suceder, pero no presto atención a ello.

Bajo de la motocicleta, Lussy hace lo mismo chillando de emoción. Noah la toma por la mano y ella lo guía entre las otras atracciones de la feria, un sentimiento de tristeza se instala en mi pecho, veo que Noah es mejor hermano que yo.

Camino lentamente por la feria observando las atracciones, me encuentro a Nick comprando boletos para subir a la rueda de la fortuna, me observa de lejos, me saluda y sonríe derritiendo mi corazón, mis piernas vacilan un poco.



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En el texto hay: fantasia, romance, secretos

Editado: 28.11.2020

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