Secretos

Capitulo 25- Baile II

El aire abandona mis pulmones lentamente, pasos se acercan a mi sobresaltandome.
Giro mi cabeza para ver quién se acerca. El vestido azul de Domenica vuela con el viento y sus cabellos rebotan en ondas bien formados.

—Te encontré. —Se sienta a mi lado, me observa condescendiente.

—¿Y mi hermana?

—La deje con Noah, pensé que querrías una amiga.

Dejo ir el aire que retienen mis pulmones, en realidad si necesito una amiga, contarle todo lo que pasa por mi cabeza a alguien. Tengo la mala costumbre de guardarme todo y explotar.

—En realidad si.

Me debato entre contarle o no del beso.

—Los vi —dice—, no hace falta que lo digas.

Contengo la respiración unos segundos y luego la suelto.

—¿Nos delataras?

—¿Qué? ¡No! —Se ríe un poco—. Somos amigas, Zoey. Vi la escena, sé que no estás bien, si no, no hubieses salido corriendo.

—¿Alguien más lo vio?

Lo piensa por un momento y responde con una sonrisa:

—No, solo Marisol y yo, para tu suerte habían sacado a bailar a la princesa Amunet, todo un acontecimiento y todos estaban viéndolos a ellos, nadie prestó atención a la chica Arauzy besar a un Innifus.

La luna sube poco a poco en el cielo, pero no perdiendo su tamaño ni color. Ojalá la vida fuera así, rosa, sin complicaciones.

—Estoy jodida —susurro.

—Todos los que no encajamos en esta sociedad estamos jodidos. —Se encoje de hombros—. El truco es fingir que lo haces, así convences al destino para que así lo sea.

—¿Encajas?

—A veces, pero nunca dejaré de extrañar mi hogar, aunque siempre este con mi hermana.

Nos quedamos en silencio, cada una tiene algo en su mente que analizar, todos tenemos problemas, ¿cómo pude ser tan egoísta y pensar que soy la única que extraña su hogar? No estoy sola y no soy la única que tiene problemas.

—Entonces... ¿Si te gusta? —pregunta.

—Soy la persona más ciega del mundo.

Se ríe de mí en mi cara, yo solo puedo observarla hasta reír con ella.

—Todos se daban cuenta menos yo, ¿Puedes creerlo?

—Claro que puedo creerlo, desde que los vimos en ese pasillo, vimos atracción, tu eres quien lo niega.

Nos reímos un poco más y ella se levanta de la banca, me hace tomarle del brazo y levantarme con ella.

—Gracias.

—¿Por qué? —Me observa confundida.

—Por obligarnos a ser sus amigos, no me mal interpretes, es sólo que todo fue sin previo aviso.

Se ríe y me hala en silencio hacia el baile nuevamente.
Aunque no me siento preparada para ver a Noah, mi corazón se desinfla en el momento en que veo a mi hermana con Marisol y por ningún lado lo veo a él.
Por primera vez en la noche observó a mi hermanita detenidamente, se ve feliz y hermosa con su vestido purpura.
Me acerco a ella y sin previo aviso la abrazo, quizás sea la luna y su extraño efecto, pero me siento impulsiva.

—¡Oye! Te quiero, pero me estás lastimando —chilla.

Me levanto y le sonrio.

—Cumplí el reto.

—¡Qué! No vi... —Hace un puchero.

Mis amigas se ríen de su inocencia.
Un chico Innifus saca a bailar a Domenica, Lussy se va a jugar con otros niños reintegrados y me quedo sola con Marisol. Ella me observa con complicidad y solo hago la pregunta que me recorre la mente.

—¿Donde está?

—Se fue, tu no te encuentras al cien para afrontar el verlo después de besarlo y salir corriendo, o eso asumí, por eso le pedí que se fuera.

—¡Le pediste que se fuera! —exclamo, empiezo a dar vueltas haciendo pequeños círculos—. Tienes razón, no lo había pensado. ¿Qué le voy a decir?

—¿Qué te gusta?

—¡No! No puedo. —Muerdo una uña—. Esto no tiene que pasar, estos sentimiento, ¡eso es! Me confundí y caí, eso paso, no lo bese.

—No, claro que no. Es muy lógico eso, yo también he caído en los labios de Edwar.

—¿El vio algo? —pregunto paranoica.

—No. —Me soba la espalda—. Creo que debes ir a casa. Ven, le diré a Edwar que te lleve.

Me arrastra lejos de donde estábamos. Busca a Edwar, el chico Arauzy que nos trajo y es su pareja de baile. Que mala amiga soy, por todo este drama estoy arruinando su baile.

—No hace falta, me puedo ir caminando.

—No, no es problema llevarte...

—Tranquila, no es mucho que caminar, solo lleven a Lussy a la casa, ella se portara bien mientras juega con los otros niños.

Me alejo de ella y camino rápidamente hasta salir del salón, deambuló por el palacio casi perdiéndome en el, es tan grande, sus pasillos parecen un laberinto atrapante, llego hasta un cuadro que parece ser de la familia real.
Una hermosa mujer de ojos azules y cabellos color miel, con el vientre como un melon, está embarazada, rodeándola en un  abrazo un hombre alto de ojos extrañamente rojos mira al frente, cuatro niños de edades diferentes están a su al rededor.

—Son mis padres. —La voz grave del príncipe me sobresalta—. El amaba a mi madre, pero a sus hijos... Otra historia, solo tenían que engendrar al quinto.

—¿Por qué? —pregunto con curiosidad.

Camina un poco mas y me rodea.

—En la realeza, en esta dimensión, el quinto hijo es el rey o reina, por si no te contaron, los únicos que se pueden mezclar son los reyes. —Sonrie cínicamente—. Pero de esa mezcla, solo el quinto hijo, es el que tiene ambos dones.

En su monólogo el príncipe hace una pausa, para luego continuar:

—Todo iba bien para los reyes. Se amaban, tenían la descendencia que el pueblo tanto amaba y esperaba. Todo estaba saliendo perfecto, pero los rebeldes atacaron. —En su voz no escucho tristeza, ni rabia, solo es monótona y controlada—. Mi madre y mi padre murieron, y el heredero al trono murió con ellos, o eso dicen, tu abuela era uno de ellos y se escapó de aquí. Ahora vuelves tu. ¿Eres rebelde? ¿Tambien quieres mi trono?

Se acerca mucho haciendo que su cuerpo cree una sombra sobre mi, su edad debe ser la de unos veinte cuatro o veinticinco años pero se ve menor, puedo verlo mejor desde tan cerca.
Trago saliva y lo observó a los ojos, con más convicción de la que siento, las palabras salen de mi boca:



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En el texto hay: fantasia, romance, secretos

Editado: 28.11.2020

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