Capitulo 28- Tu, otra vez

Dormir se está convirtiendo en un suplicio otra vez. Ciertas noches, no sé exactamente el porqué, ni cuándo, sucede que viajó al plano onírico. Justo como ahora.

El plano onírico se basa en un espejo de donde nos encontramos, todo totalmente igual, pero intangible al estar despiertos. Es algo complicado que aprendí en clases. Lo que yo hago no es común, pero tampoco soy la única. Unas cuantas personas a lo largo de la historia de Novakwies lo han hecho, y en la tierra también se encuentran personas que pueden hacerlo.
En la tierra lo llaman viaje astral, pero tiene diferentes nombres.

El punto es... Otra vez estoy en este lugar y no estoy sola. Todos estos días lo estuve, pero esta es la primera vez que lo vuelvo a encontrar.

—¿No dirás nada? —Me sonríe el chico de ojos color púrpura de mi mundo onírico.

—¿Por qué estás aquí?

—Pues tu me invocaste. —Se pasea por mi habitación.

—No mientas, sé lo que eres, me lo dijeron en clases.

—¿Qué te dijeron que soy?

—Un ente oscuro, tomas la forma de quien quiero, pero te salió mal el truco. Noah no luce así, sólo tienes sus ojos. ¿Qué quieres de mí? —Me paseo a su al rededor. No soy la víctima está vez. Soy la desactive tras el caso de un ente oscuro.

—Yo no quiero nada.

—¿Qué haces aquí? ¿Quién te mando?

—Nada. Ahora, si me lo permites, es hora de que despiertes.

—Espera, no...

Tomó aire profundamente y abro mis ojos. La noche aún no termina, el reloj marca las tres de la mañana. ¿Tendré que volver a tomar pastillas para no dormir?

Me levanto de la cama. Estoy sudada y con los cabellos enredados. Observo por la ventana, las luces de la habitación de Noah están encendidas, quizás no esté dormido. Tomó mi teléfono y hago una llamada. 
Después de unos cuantos timbres, cuando estoy a punto de colgar, su voz ronca resuena del otro lado.

—¿Sucede algo?

—¿Dormías? —pregunto arrepintiendome totalmente por llamar.

—Estaba entrando a un sueño profundo... —Bosteza.

—Lo siento. Vuelve a dormir.

—Ahora no puedo, Mariposa. ¿Qué haces despierta a esta hora?

Sopeso las opciones de lo que puedo decir y me decanto por contarle la verdad a medias.

—No pude seguir durmiendo, tuve una pesadilla.

Cuelga la llamada... Se deja de escuchar la estática del auricular y suena el tono de fondo. ¡Me colgó!  Me alejo de la ventana y me acuesto nuevamente en la cama. No puedo creer que me haya colgado.
Aunque sea me alejó un momento de los sueños indeseados, ¿quién enviara a este ente oscuro? No sé mucho de ellos, pero sí que son enviados por alguien externo, casi siempre.

Empiezo a escuchar ruidos en mi ventana que me sobresaltan, me vuelvo a levantar y recorro con la vista la cornisa y el gran árbol en frente de ella. Las dos casas están separadas por un roble que a pesar de estar ahí, no me quita visibilidad a la habitación de Noah. Un movimiento y observo de donde proviene el sonido.
Noah hace señas para que abra la ventana.

—¿Qué haces aquí?

—Vine corriendo al escuchar que tuviste pesadillas. —Su voz suena amortiguada por el vidrio de la ventana—. ¿Me dejas entrar?

Dudosa por el temor de que nos descubra alguien, que algún vecino haya visto o escuchado algo, abro la ventana.
Entra rápidamente con un salto y me da un cálido abrazo pegando todo su cuerpo con el mío. Inspiro fuertemente su dulce aroma.

Hace dos días lo perseguí a él y a Alice por el parque, solo porque estoy celosa de ella. Pero algunas de sus acciones me hacen dudar de mis celos. Aunque otra parte de mi se mantiene alerta ante esa chica coqueta que pasa mucho tiempo a su lado. Y sé que no somos pareja, pero aún así...

—A ver. Ahora cuéntame qué soñaste.

Me guía a la cama y me tiendo en ella boca arriba, él hace lo mismo. Ambos vemos el techo. Tomó aire y respondo a su pregunta:

—Hace mucho tiempo tengo sueños con un chico. —Se tensa y sonrió—. ¿Celoso?

—No. Prosigue por favor.

—Bueno. Este chico tiene los ojos como tú, pero... ¿Escuchaste la clase de la profesora Paula? ¿Está donde habló de los entes oscuros y las personas que viajan en sueños?

—Si... Casi olvidaba esa clase.

—Pues creo que es un ente oscuro, está en mis sueños desde que estábamos en la tierra.

Sin decir palabra estira su brazo, yo levanto mi cabeza y me acurrucó en su pecho. En este momento me siento segura y en un paraíso.

—¿Qué tal si mañana averiguamos más del tema y hoy hablamos algo trivial?

Asiento con la cabeza.

—¿Cómo vas con la sorpresa?

Suspiro.

—Mal, no sé que se hacen en las fiestas infantiles.

—Cuando era niño mamá me hizo muchas, yo te puedo ayudar. Tiene que tener una piñata, un pastel, juegos y un payaso.

—¿Es necesario un payaso?

—Si. No hay fiesta infantil sin uno.

—Agh. Odio los payasos. —Tengo un escalofrío al imaginarme uno, con sus labios rojos y pelucas de colores. Esos zapatos raros...

Se queda callado. Respira profundamente y siento como sede ante el sueño. Yo hago lo mismo, me quedo profundamente dormida en el calor y la seguridad de sus brazos. Sin sueños.

En la mañana me despierto dando una vuelta en la cama y sintiendo está vacía. Podría llegar a pensar que fue solo un sueño, pero el olor de las sábanas delata que estuvo aquí.

Me alisto. Ayudo a Lussy a estar preparada para ir a clases, desayunamos y salimos. El día está nublado, con unas cuantas nubes grises que opacan el sol.
Al verme en el espejo antes de salir, pude notar las ojeras formarse nuevamente bajo mis ojos. Había estado sin ellas. Había empezado a recuperar el color de mis mejillas, pero lo bueno no dura para siempre.
Sonrió a mi hermana que me observa de a ratos. Sé que ella siente mi energía, cosa que es parte de su don, el que si está desarrollado.

La profesora Paula me ha enseñado mucho sin saber que necesitaba esa información. 
Los nietos de personas como mi abuela, suelen desarrollar dones fuera de los elementales, muy pocas personas son como nosotras, pero aún así existe un registro. Todo lo que necesito saber está en la biblioteca de la ciudad.