Secretos

Capitulo 37- Tapiz

Desperté con la cama vacía, entristecí un poco al notarlo pero al darme la vuelta y notar que tenía a un Noah cocinando hizo que mi corazón diera un brinco.

La pequeña habitación se impregnó con el aroma a huevos revueltos y yo solo puedo estirarme para sacar el sueño de mi cuerpo. A pesar de que sé que se avecinan cosas que yo no puedo controlar intento disfrutar cada segundo al lado del chico que me gusta.

—Buenos días, Mariposa.

Su voz es amortiguada por el chispear del sartén. Que maravilloso sería esto en otras circunstancias, aunque también a otra edad. No es que no quiera a Noah pero los rebeldes me empujaron a una vida de pareja que no estaba preparada, al menos no tengo que cocinar yo.

Me levanto de la cama y camino por toda la habitación que no había tenido tiempo de observar bien. Es muy similar a la de Domenica, pero tiene un color coral claro que hace resaltar las paredes, sofás de madera y un pequeño comedor de dos personas. Si me hubiese tocado decorar no lo habría hecho así.

Siento como tras de mi Noah sirve la comida en los platos.

—Ven, a comer.

Su voz es queda y tranquila, hace que me relaje un poco y me sienta más tranquila. Tomo asiento frente a él en la mesa, sus ojos púrpuras transmiten esa tormenta que lleva dentro. Sé que está pensando en su hermano que está varios pasillos más allá, en una habitación encerrado sin tener más conocimiento que el de estar luchando. Ambos estamos metidos en esto hasta el fondo y nos asusta, puedo sentirlo y verlo en él, sus gestos su intento de verse despreocupado solo lo delata más.

Rompe el silencio mientras revuelve la comida.

—Hoy por fin lo liberarán, tanto tiempo... Nisiquiera sabíamos que estaba aquí.

Suspiro antes de hablar.

—Todo es tan extraño. Aún no asimiló que soy la supuesta heredera de una dimensión. Ahora esto.

El silencio vuelve a la mesa, no sin antes ser vista con compasión, apesar de todo, el no ha estado tan mal, al menos no es un heredero de nada más que su don casi inexistente.

Después de comer Miracle nos citó para estar en un recinto, al cual nos dirigimos caminando por los túneles. Noah me toma la mano aunque esta me sude y forme charquitos en la suya, no hemos hablado mucho, ambos estamos atentos a todo lo que sucede a nuestro al rededor, aún así me siento apoyada. Domenica me soba la espalda a medida que caminamos, es como si todos supieran algo que yo no.

Al llegar la habitación no es muy diferente a las demás, la puerta la abre Miracle pero no es la única que se encuentra allí. Algunas cinco personas se encuentran al rededor de dos camillas, una vacía y una dónde se encuentra Nick conectado a unos aparatos que miden su pulso, está sedado en un sueño profundo, lo más probable es que Amiel este buscando la manera de encontrarme, solo que no tengo idea de el porqué de toda esta gente y aparatos.

—¿Qué es todo esto? —pregunto mientras seco mis manos en mi pantalón.

Un hombre alto de canas y orejas puntiagudas habla primero dirigiéndose hacia mi.

—Zoey, esto te lo comentó Miracle, pero lo haré yo ahora. Necesitamos que Amiel deje en paz a Nick por el simple hecho de que en lo que te encuentre nos encontrara a nosotros. Ella no trabaja por cuenta propia. —Para de hablar y camina un poco—. La realeza la mando para matarte, es una cazadora y tú eres su presa desde el primer momento.

Tomo aire profundamente en mis pulmones, ellos supieron desde el principio que yo quizás era la princesa, así que mandaron a su sabueso a buscarme para matarme y ahorrarles el trabajo, pero todo salió mal y estoy aquí, viva y en su propia dimensión o mi dimensión... Como sea.
Desvío la mirada por un momento y lo que veo me paraliza más que la información que me acaban de dar, un tapiz idéntico al que está colgado sobre mi cama en casa, está ahora justo frente a mi.
Los detalles intrincados son los que hacen que se me pierda la mirada, enredaderas con margaritas y frases en letra gotica.

—El tapiz... —susurro para mí misma.

—Es el tapiz que escribieron mis antepasados elfos antes que todo sucediera, predijeron la muerte de los reyes inclusive.

—Y no hicieron nada para impedirlo.

Mi voz suena más fuerte de lo que esperaba, cortante y filosa, empiezo a guardar un poco de rencor.

—Se dice que no se puede alterar lo que debe suceder, lamento lo ocurrido pero esos elfos ya no están para darle explicación alguna. Además estamos aquí para ayudar a su amigo y que así todos estemos a salvó, le explicare lo más brevemente posible en que consiste lo que tenemos que hacer.

Mientras el hombre habla mi mente va recordando parte de lo que decía el tapiz, no lo recuerdo textualmente pero hablaba de "la bestia."

—Entonces, tendrás que usar tu don para llevar está daga y...

—Espera ¿Qué? —interrumpo—. Me perdí.

El hombre que pensé que era muy maduro rueda los ojos y vuelve a hablar, esta vez sí presto atención.

—Es importante que me escuches. Te acostaras en esta camilla llevando está daga contigo, tendrás que con tu don introducirla en el sueño para así devolver a Amiel a su dimensión que es el infierno, se libera Nick y no tendrás más el martirio de un demonio.

Noah a mi lado se revuelve incómodo, parece sentirse contrariado, quiere salvar a su hermano pero no quiere ponerme en peligro. Se levanta y da vueltas, sé que todo esto es solo decisión mía, puesto que él nunca me obligaría a hacer o a no hacer algo.

—No sé cómo llevar cosas a los sueños, solo una vez hice algo similar y fue sin querer.

—No te preocupes, se te inducira el sueño y con tu don podrás hacerlo voluntariamente sin que sea algo que debas hacer con mucho esfuerzo.

Cierro los ojos y sopeso mis opciones, viendo que no tengo más que hacer asiento con mi cabeza.
El doctor, en él cual su bata se lee en un pequeño gafete el nombre de Brent, me ayuda a sentarme en la camilla junto a Nick.



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En el texto hay: fantasia, romance, secretos

Editado: 28.11.2020

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