Melquisedec había encontrado el caldo magnífico, se paró en el marco de la puerta de la cocina para llevar agradecimientos, se cruzó de brazos al ver el gesto de Eladio, era la primera vez que se paraba en la puerta de esa cocina y eso no solo para Eladio era raro dino también para todos los criados, pero el joven tenía mucho tiempo libre y le estaba gustando hacerle la vida imposible a Eladio el cuál era el más afectado desde su aparición
—Veo que no soy tan bienvenido aquí, así que solo diré, gracias a la persona que ha cocinado hoy, me ha hecho la noche —El hombre mostró sus perfectos dientes blancos en una sonrisa, Berenice y la segunda cocinera no pudieron evitar sonreír a tal belleza; Lorena no sabía si reír o llorar por la mirada que soltaba su padre que por otro lado, Eladio solo había afirmando con la cabeza con su cara muy sería, Melquisedec le echó un vistazo a Lorena, le recordaba tanto a Rebecca, suspiró con solo verla, no podía creer lo que su hermano había hecho con la pobre Rebecca, es decir para él Michael había Sido uno de los Bennett más condicionado de este mundo, pero su obsesión por aquella chica lo había llevado al límite olvidándose que habían más mujeres en este mundo, por ese lado lo odiaba profundamente, pero como su padre les había enseñado. La familia siempre será familia.
—Y bien algo más Joven —Eladio lo interrumpió de sus pensamientos.
—Nada señor Eladio —Contestó, dió la vuelta en sus talones hasta salir del área de la cocina, Cerca de la entrada principal encontró a sus hermanos gemelos.
—¿A dónde van? ¿Alguna fiesta y no soy invitado?—Soltó al verlos.
—Solo nos vamos a la cabaña de la residencia, queremos privacidad —Contestó Reaven sonriendo.
—¿En serio pequeños? pensé que ya habían dejado eso —Melquicedec se cruzó de brazos.
—Nosotros también pensamos lo mismo sobre ti hermano, pensándolo bien, las cosas que yo y él hacemos no lo infringe la ley, pero lo que tú haces —Reaven pasó a su lado dándole frente, Renato su gemelo carcajeo al ver la guerra de miradas en sus hermanos.
—Por lo menos yo no mato por celos, lo hago para sacar la raíz mala de Georgia, ustedes son raíces malas— Rebotó Melquiceded aún con la mirada sostenida.
—Ay querido hermanito, está raíz mala la tendrás que soportar toda tu puta vida —Susurró Reaven al oído del hombre. Renato volvió a carcajear tomando a su hermano gemelo de las manos, ambos salieron de la casa agarrados de manos como siempre.
—Hablando de raíces podridas —Musito al ver a Malkier entrar con una mujer abrazado.
—¿Envidia hermano? —Malkier besó apasionadamente a la chica.
—Es muy guapa, su cabello rubio con copos de nieve le dan un ligero toque de elegancia, pero no, tengo cosas mejores que envidiar, además no durará mucho —sonrió y se fué a su dormitorio deprisa subiendo los escalones, cerró con llave la puerta y se acostó boca arriba en la cama. Él y su hermano Michael estaban obsesionados por la misma chica una vez y ahora por segunda vez, ¿Quién obtendría su piel primero?
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Editado: 09.08.2022