Secretos en la Penumbra

Capítulo 12: encontrando viejos amigos, atrayendo nuevos enemigos

Después de ver el progreso de los estudiantes, Michaela le ordeno a Adalid que les diera tres días de descanso a los chicos.

Adalid no parecía feliz con la idea pues había creado nuevas "dinámicas" para poner en practica, pero tendría que esperar -ni modo-

-Entonces sera mejor que les diga que no se acostumbren al descanso- Dijo Adalid mientras terminaba su pan dulce

-Ay niña. Déjalos que descansen-dijo Michaela entre cucharadas

-¡Ja! ¿Y de cuando acá te interesa que descansen los muchachos? ¿Que no fuiste tú la primera en decirme que debía mantenerlos alerta aun fuera de las lecciones?

Arurak y Odrac se mantuvieron en silencio, intentando que sus desayunos los devoraran antes de que la pelea entre madre e hija explotara pero todo resulto ser una falsa alarma puesto que Michaela se limito a terminar su sopa y Adalid "asesino" a media bolsa de pan dulce.

Luego de agradecer la comida, cada quien se limito a realizar sus actividades matutinas correspondientes; Odrac se fue a su trabajo, Michaela aseo la casa mientras Arurak organizaba la habitación y Adalid salia al centro a comprar sus cosas personales.

Aquella mañana era como cualquier otra que ella hubiese pasado desde su llegada a Durango -a excepción de que Yukeiki y Latne no se encontraban con ella-

Al igual que otros días, Adalid tomo su bicicleta Todo-terreno de desgastada pintura roja, se coloco los auriculares y se dirigió hacia el centro de la ciudad con la música a casi todo volumen.

Después de casi ocho semáforos y tres camionetas imprudentes, Adalid por fin llego a su destino.

Dejo su bicicleta amarrada en el mismo poste de siempre y camino sin rumbo hasta llegar a la plaza de armas.

El alto volumen le impidió escuchar cualquier ruido peatonal a su alrededor y la sumergió en el encantador mundo de la música gregoriana durante largo rato, haciendo que los puestos y las calles por las que transitaba, se transformasen en caminos de tierra de la edad media y los transeúntes llevasen los ropajes de aquella época.

Ah, ¡que dicha alejar los ruidos mundanos!.

Mientras Adalid caminaba se imaginaba al cantante principal del coro gregoriano creando todo el escenario medieval a su alrededor con su encantadora voz, una chica de complexión media y de baja estatura -tal vez -1.55 de altura- se le acerco con un bote lleno de paletas y comenzó a hablarle pero Adalid no lograba entenderla debido al volumen de la música por lo cual se limito a menear la cabeza y alzar su mano en señal de que se detuviera.

Aquella joven de oscuros ojos torció sus labios en un gesto de desaprobación y se alejo malhumorada. Adalid noto eso pero no le tomo importancia.

Se fue frenando mientras sacaba su celular de su desgastado short roba-arbustos -o de estilo militar- para escuchar una nueva canción. Sin embargo cuando se detuvo y los sonidos mundanos volvieron a sus oídos, Adalid se sobresalto al sentir una pesada mano en su hombro.

Cuando se volteo, su gesto se vio relajado y dándole un fuerte abrazo, Adalid susurro

-Por favor dime que estoy soñando

Aquella persona estrecho a la chica en sus brazos y en un suave susurro le respondió

-Sigues poseyendo esos hermosos ojos soñantes "pequeña"

Adalid se libro de sus brazos y le dio un leve golpe en el estómago

-Calla perro-dijo ella con un hilo de voz-Que tu sigues teniendo el mismo peinado ridículo

-Oh, discúlpame lady Adalid-dijo mientras imitaba la reverencia que hacen en la realeza

-No seas payaso Sariel- dijo la chica entre risas al tiempo que lo hacia levantarse

Luego de otro abrazo aquel a quien Adalid nombraba "Sariel" extrajo de su bolsillo trasero de su pantalón caqui una pulsera de hilos rojos con adornos triangulares amarillos y dibujando una sonrisa en su rostro dijo

-Espero no hayas perdido la tuya

Adalid sonriente levanto su muñeca derecha mostrando la misma pulsera roja pero con los adornos de un tono amarillo opaco

En un breve silencio se quedaron los dos adolescentes, mirándose como si el mundo a su alrededor no fuera mas que un desierto cuya arena eran las palabras dichas, pensadas e incluso no pensadas

Sariel se acerco a su amiga y tomándola de su mano en gesto delicado le señalo un café con sillas y mesas en la acera.

-Espero tengas hambre-dijo con tono suave

-No realmente pero te aceptare un buen postre-dijo la chica sonriendo

Papeles y cartones de jugo acompañados de polvo yacían por doquier.

Michaela había ayudado a Arurak en el aseo de la habitación, sin embargo la dueña del hogar cayo rendida ante tanto esfuerzo -créanlo o no, si cuesta mucho limpiar toda una casa entre dos personas-



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En el texto hay: espiritual, suspenso y magia, accion y aventura

Editado: 11.01.2020

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